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Lección 12 – Números 11

Lección 12 – Números 11

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NÚMEROS

Lección 12 – Capítulo 11

Acabamos de terminar algunos capítulos de Números que nos han dado mucha información detallada que ha sido un poco difícil de asimilar, pero que era necesaria, igual que aprender las tablas de multiplicar si queremos ser capaces de utilizar las matemáticas en nuestras vidas. Sin embargo, el capítulo 11 de Números inicia una sección de la Torá que, para mí, es una de las más fascinantes e informativas. Cuenta la historia de los 38 años de Israel vagando por el desierto. Y los siguientes capítulos tienen como tema la queja, la falta de fe y la rebelión abierta. Aun más, registran los severos castigos con que Jehová respondió a estos ultrajes contra El.

Esta sección de la Torá también parecía fascinar al apóstol Pablo. Se refirió extensamente al Libro de los Números en sus escritos, particularmente cuando escribía y hablaba a los corintios. Al parecer, veía grandes paralelismos entre el comportamiento y la condición de aquellos corintios, judíos y gentiles, que habían llegado a creer en Cristo y aquellos israelitas que caminaban por el desierto de Medio Oriente, sobre todo al sur de Beer-Sheva, trece siglos antes de su época.

 

Preparémonos para esta sección de Números leyendo un poco de lo que decía San Pablo cuando comparaba a los cristianos de Corinto con los israelitas del Éxodo.

 

LEER 1ra de CORINTIOS 10: 1 al 12

 

La Torá emite muchas advertencias sobrias a aquellos que seguirían al Dios de Israel; Pablo, un rabino judío bien educado entendió esto completamente y se dio cuenta de que, por supuesto, el advenimiento de Cristo no cambia esa situación. La desobediencia hacia Dios, incluso con la redención consumada, no inmuniza de alguna manera a un Creyente contra la posibilidad del castigo divino. Pablo escribe en Romanos 15 lo que tal vez sea el fundamento de todas sus enseñanzas: "…. Todo lo que fue escrito en los días pasados fue escrito para nuestra instrucción…". Lo que fue escrito en los días pasados se refiere a la Biblia hebrea, el Tanaj, lo que llamamos el Antiguo Testamento. O en un sentido más general a todo lo que fue escrito antes del advenimiento de Yeshua.

 

El punto de Pablo en lo que acabamos de leer en 1Corintios 10 es este: si Dios trató severamente con Su pueblo apartado y escogido, Israel, ¿por qué pensarías que no tratará severamente con Su pueblo apartado y escogido en unión con el Mesías Yeshua? ¿Acaso aquellos que comúnmente llamamos "la iglesia" ya no están sujetos a la justa ira de Dios?

 

Los primeros versículos de 1 Corintios 10 establecen un paralelo: todos los que atravesaron el desierto fueron BAUTIZADOS en Moisés (que es una manera abreviada de decir "el Pacto de Moisés"). En otras palabras, TODOS fueron redimidos y TODOS estaban bajo el Pacto de Dios. TODOS recibieron el mismo espíritu; todos fueron llenados con el Agua Viva de la Roca. Entonces, Pablo introduce este recordatorio impactante: a pesar de su redención y de su relación personal con Dios, muchos de ellos no sobrevivieron, ya que Dios esparció sus cuerpos rebeldes por el desierto.

 

Su conclusión en cuanto a lo que esto significa para los seguidores de Jesucristo está en el versículo 11: CJB 1 Corintios 10:11 Estas cosas les sucedieron como acontecimientos históricos prefigurativos, y fueron escritas como advertencia para nosotros que vivimos en el acharit-hayamim.

 

Ahora francamente la mayoría de las denominaciones cristianas alegorizan esto explicando que es una advertencia sobre cosas que no pueden sucederle a los verdaderos creyentes. Un tema común entre los cristianos de hoy es que el Dios del Antiguo Testamento ya no existe; o más exactamente que Él ha cambiado fundamentalmente de tal manera que ya no hay más severidad (aunque Pablo lo dice en Romanos 11); ya no hay más castigo por los pecados y la rebelión para el Creyente (aunque Yeshua lo dice en Mateo 7).

 

CJB Mateo 7:21 "No todo el que me dice: "¡Señor, Señor!" entrará en el Reino de los Cielos, sino sólo los que hacen lo que quiere mi Padre que está en los cielos. 22 En aquel día, muchos me dirán: "¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿No expulsamos demonios en tu nombre? ¿No hicimos muchos milagros en tu nombre?" 23 Entonces les diré a la cara: "¡Nunca os conocí! Apartaos de mí, obradores de maldad".

 

No, dice Pablo y Yeshua, esto no es una advertencia hueca, una amenaza desdentada. Hermanos míos, escúchenme: ésta es otra de esas doctrinas cristianas que nos agrada oír porque elimina toda repercusión sobre nuestras decisiones y nuestro comportamiento, pero no tiene base bíblica. Más bien de lo que estamos protegidos es de lo que la Biblia alternativamente llama "la paga del pecado" (muerte espiritual) y "la maldición de la Ley" (que también es muerte espiritual) que son dos frases que significan lo mismo. Son una misma cosa, sólo que la primera se expresa en términos del Nuevo Testamento y la otra en términos del Antiguo Testamento.

 

¿Sigues creyendo que Dios ya no tiene un lado severo? ¿O que estar en Cristo de alguna manera te perdona de ser disciplinado o castigado (en el sentido de recibir consecuencias divinas o naturales) por tu pecado? Oh, por supuesto que eres perdonado de la muerte eterna SIEMPRE Y CUANDO no renuncies a tu lealtad a Yeshua por tu propia voluntad. Pero ser inmune a la justicia mortal de Dios no se conoce en ninguna parte del Nuevo Testamento más que en el Antiguo.

 

Escuchemos un poco más de Pablo en Romanos 11; una sección del Nuevo Testamento que con frecuencia se salta o se alegoriza en los tiempos modernos.

 

LEER ROMANOS 11: 13 al 22

 

Pablo enseña que (como siempre ha sido) Dios es severo y es bondadoso. Es bondadoso con los que confían y obedecen, es severo con los que caen y se rebelan. La naturaleza esencial de Dios no ha cambiado. Recuerde que Pablo está hablando a los CREYENTES gentiles específicamente y a la gente judía en general. El está hablando a ti y a mi así que no podemos pretender que esto no es para nosotros.

Lo que vamos a estudiar en Números durante las próximas semanas establece los principios fundamentales que guiaron a Pablo en su vida y se reflejan en sus epístolas que son la base de lo que debería ser la doctrina de la iglesia, sin embargo, a menudo no lo es.

 

En Números vemos que prácticamente lo primero que hace Israel al salir del monte Sinaí es rebelarse. Incluso Moisés se convierte en un gruñón. En los próximos 15 capítulos tendremos detalladas para nosotros 6 rebeliones identificables y cada una de ellas fue real y representa un "tipo" de rebelión contra Yehoveh. Algunas de las rebeliones fueron por el pueblo en general, algunas por los líderes tribales, algunas por los Levitas, e incluso algunas por Moisés. En esencia, así como las 7 iglesias de Apocalipsis son tanto reales como tipos, así también las rebeliones del pueblo de Israel en Números nos presentan un patrón que podemos esperar que ocurra dentro de la iglesia. Y cuando digo iglesia no empiecen a pensar en términos de Bautistas, Metodistas y Católicos, etc. No piensen en denominaciones, instituciones y edificios. Más bien piensen en creyentes individuales y luego en varios grupos de creyentes.

 

Desde una perspectiva más amplia, vamos a dedicar varias semanas a examinar cuestiones relacionadas con las relaciones humanas, el liderazgo humano, las limitaciones de los hombres, las expectativas, exigencias de Dios, y las consecuencias divinas de nuestros fracasos.

 

Leamos Números 11.

 

LEER NÚMEROS 11 COMPLETO

 

El capítulo 10 termina con este poema optimista, orante y alegre, que expresa el estado mental y emocional del pueblo de Israel cuando comienza a levantar el campamento para su viaje a la Tierra Prometida:

 

Números 10:35 al 36 Cuando el arca se puso en camino, Moisés dijo: "¡Levántate, Yahveh! Y sean dispersados Tus enemigos, Y huyan delante de Ti los que Te aborrecen". y cuando se detuvo, dijo: "Vuélvete, oh Jehová, A los miles de Israel".

 

La siguiente frase de la Torá, el versículo 1 de Números 11 dice lo siguiente:

 

Números 11:1 Entonces el pueblo se puso como los que se quejan de la adversidad a oídos del SEÑOR; y cuando el SEÑOR lo oyó, se encendió su ira, y el fuego del SEÑOR ardió entre ellos y consumió algunos de los alrededores del campamento.

 

¿Cuánto tiempo pasó entre Números 10:36 y Números 11:1? ¿Cuánto tiempo tomó para que su actitud y comportamiento cambiaran de manera bastante radical? ¡Tres días! ¿Cuántas veces nos hemos arrodillado o levantado nuestras manos al Señor en alabanza y adoración, y luego en cuestión de horas terminamos derrotados? ¿Deberíamos deprimirnos por esto y simplemente rendirnos? No! En algunos aspectos, deberíamos esperarlo. No en el sentido de esperar ser derrotados antes de comenzar nuestro viaje, sino en el sentido de que, aunque tenemos el Espíritu de Dios dentro de nosotros, aún llevamos estas tiendas carnales Y esa inclinación al mal que es inherente a nuestra naturaleza. Por lo tanto, cierta cantidad de fracasos es inevitable.

Dicho esto, el grado de fracaso depende en gran medida de nuestra voluntad. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a creer a Dios y a dedicar nuestro tiempo y nuestras energías a conocerle? ¿Cuánto estamos dispuestos a resistir al Diablo y a nuestros propios deseos en favor de la obediencia al Señor? Hay un quid pro quo directo establecido tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento respecto a esto. Camina con el Señor y fracasa menos. Aléjate del Señor, sigue tu propio camino y fracasa más.

 

Ves, de todas las innumerables razones por las que NECESITAMOS a Yeshúa es porque la humanidad y el fracaso ante Dios van de la mano. Cuando estudiamos Levítico, vimos cuán multifacético e inevitable es el pecado. Qué insidiosa es la impureza. Cuán desesperada es nuestra condición… sin Nuestro Salvador. PECAREMOS. FALLAREMOS. Pero también podemos minimizar la profundidad de nuestro pecado y fracaso SI nos comprometemos con los mandamientos de Dios, y con el poder del Espíritu, y con la Salvación de nuestro Mesías.

 

El versículo 1 dice que el pueblo se convirtió en un grupo de quejones. En realidad, no se nos dice exactamente de qué se quejaban. Sin embargo, podemos inferir que tenía que ver con la difícil marcha que estaban soportando en ese momento porque los versículos justo antes de Números 11:1 (es decir, los últimos versículos del capítulo 10) hablan de su marcha y de seguir la nube de fuego.

 

Y para ser justos, el grado de dificultad que enfrentaban era formidable. ¿Puedes imaginar la cantidad de polvo sofocante levantado en el aire por 2-3 millones de personas y cientos de miles de animales? No estaban en una autopista bien arreglada, aunque probablemente estaban siguiendo algún tipo de sendero conocido; pero creo que estaban (al norte de Madián en el terreno montañoso y rocoso del desierto) era muy desafiante para caminar. Cada familia tenía niños pequeños. Cada familia tenía ancianos y enfermos. En invierno, las temperaturas nocturnas a menudo caían por debajo de cero; cada día durante la extensa temporada de verano, superaba los 100 grados. No fue, bajo las mejores circunstancias, un momento agradable.

 

Peor aún, llevaron su queja directamente al Señor. Y el texto dice que fue una queja amarga. En realidad, la palabra para queja amarga en hebreo es " 'al ra'". Al significa queja y ra literalmente significa mal. Así que, aunque amargo es correcto, tenemos que entender que la esencia de la palabra amargo tiene sus raíces en el mal. La idea de esta frase es que los israelitas respondieron a la tov…..Su bondad, Su bien……con ra'. Evil, amargura.

 

El resultado de este acto increíblemente descarado fue que Dios los castigó con fuego. ¿Qué era este fuego? Bueno, ante todo era divino y sobrenatural. Pudo haber sido un rayo. Puede haber sido similar a lo que Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra. Fuera lo que fuese, NO procedía del Tabernáculo del Desierto que estaba en medio de ellos; y podemos saberlo porque dice que el fuego estalló en las "afueras" del campamento.

 

Moisés intercedió (lo cual era su labor) y Dios detuvo el castigo. El lugar donde ocurrió esto fue llamado Taberah; en hebreo, Taberah significa "arder". Era común entre los antiguos (especialmente entre los hebreos) nombrar lugares en función de los eventos que allí sucedían. Y así, tenemos la primera rebelión junto con sus consecuencias.

El versículo 4 aclara la SIGUIENTE rebelión, que tenía que ver con la comida. Desde el principio, cabe señalar que existe un pequeño desacuerdo sobre la ubicación de esta segunda rebelión. Algunos eruditos sostienen que el campamento fue levantado en Taberah y se trasladaron, y que luego ocurrió esta segunda rebelión. Otros argumentan que se quedaron en Taberah por un tiempo y que allí también tuvo lugar esta segunda rebelión. Personalmente, creo que aún estaban en Taberah, debido a una lectura literal del texto. Que se añadiera otro nombre (Kibroth-Hataavah) al mismo lugar no es inusual.

Lo que comenzamos a observar es que se está formando un paralelismo entre el viaje de Egipto al Monte Sinaí y el viaje del Monte Sinaí a Cades. Aquí tenemos un ejemplo: surge un clamor por carne. Ya habíamos visto esto en Éxodo, cuando el Señor respondió enviándoles codornices para comer.

 

Las primeras palabras del versículo 4 indican que fue un grupo específico de personas quienes comenzaron a quejarse por carne, y luego esa queja se extendió por todo el campamento. Ese grupo de quejosos es llamado, en hebreo, 'asafsuf, que significa "chusma" o "gentuza." Este término está construido de manera muy similar a otra palabra hebrea única utilizada en Éxodo: 'erev rav, que significa "multitud mixta." Los eruditos están bastante de acuerdo en que 'asafsuf se refiere a esa multitud mixta: los miles de no israelitas que se unieron al éxodo desde Egipto y que se les obligaba a acampar en los alrededores del campamento israelita. En otras palabras, estos quejosos eran extranjeros residentes; personas que NO eran hebreos y que deseaban seguir siendo extranjeros. Sin duda, la referencia al fuego que estalló en los márgenes del campamento en la primera rebelión está conectada con el uso de la palabra asafsuf para describir QUIÉNES fueron los que iniciaron todas las quejas sobre la falta de variedad en su dieta. Estas dos primeras rebeliones comenzaron debido a los paganos que se habían unido a Israel, pero que no compartían su fe ni su misión. Solo buscaban los beneficios que podían obtener por estar cerca de este pueblo favorecido, pero al mismo tiempo querían evitar las dificultades que implicaba.

 

Ahora, el siguiente versículo añade un giro interesante. ¿Por qué se quejaban de la carne? Tenían rebaños y manadas. La carne que querían era pescado. ¿Por qué pescado? Porque esa era su dieta principal de proteínas cuando eran esclavos en Egipto.

 

Una fascinante serie de descubrimientos alrededor de Avaris, y al pie de las pirámides de Giza, y cerca de las fabulosas tumbas subterráneas en el Valle de los Reyes en Egipto, confirman que el alimento básico para los obreros, los trabajadores de la construcción ya sean hebreos o egipcios, era el pescado. Se encontraron enormes cantidades de huesos de pescado dispersos por todas partes en áreas claramente equipadas para comer, que podían alimentar a cientos de personas a la vez. Y eso tiene sentido. El Nilo era una gran fuente de pescado. Era un río MUY largo que se extendía a lo largo de Egipto. Así que prácticamente en cualquier parte de Egipto, el pescado era abundante y disponible. Además, el pescado se podía secar, conservar y transportar fácilmente. El ganado solo se podía criar en ciertas áreas de Egipto donde había suficiente pasto, y la carne de res se echaba a perder en horas. Por lo tanto, la carne de res era más cara y menos disponible, excepto para los más ricos de la sociedad.

 

Por supuesto, en el desierto tampoco podían tener un jardín excepto si se detenían por períodos prolongados de tiempo, lo cual a veces hacían. Así que en el versículo 5 también se quejan de que no están recibiendo frutas frescas o verduras.

 

Su alimento básico desde que salieron de Egipto era el maná. Y ya estaban hartos de él. Maná Frito, maná hervido, maná asado, maná horneado. Maná crudo. Aparentemente sabía bastante buena, como explican los versículos 7 y 8. Pero esta NO es una dieta a la que estaban acostumbrados, ni les proporcionaba todo un espectro de sabores como a lo que estaban acostumbrados allá en la tierra de Gosén.

 

Tan harto como el pueblo estaba del maná, Moisés estaba igualmente harto del pueblo. Estaba exhausto, asqueado y abatido. Sería gracioso si no fuera tan triste, porque el versículo 10 dice: "El Señor se enojó, y Moisés se angustió". Qué desastre. El completamente desmoralizado Moisés se dirige al enojado Señor y básicamente le dice: Prefiero estar muerto que seguir lidiando con esta gente. Moisés continúa diciendo ¿qué hice yo para merecer esto? Yo no creé a este pueblo. Yo no ideé este gran plan. No fue MI pacto el que se hizo para que TU pueblo tuviera su propia tierra. Entonces, ¿por qué son MI carga?

 

Moisés dice, ¿de dónde se supone que voy a sacar toda esta variedad de comida por la que todos están quejándose? ¿Cómo se supone que debo complacer a todos al mismo tiempo? Uno quiere esto, el otro quiere aquello. Mejor dispárame. Quiero decir, Moisés realmente estaba de mal humor. Curiosamente, después de que Moisés estalla contra Dios, Dios no lo reprende por ello. Más bien, procede a abordar las peticiones. Recuerdo que mi querido padre fallecido me decía hace muchos años que está bien enojarse con Dios y decirle exactamente cómo te sientes. Él lo puede soportar. Y sabes, en realidad, cuanto más cercana es nuestra relación con alguien, más libres somos de comunicarnos y compartir nuestros miedos, decepciones y preocupaciones. Y eso es precisamente lo que Moisés estaba haciendo. Moisés tenía una relación honesta con Dios. Le contó a Dios de sus frustraciones. Le dijo a Dios lo que estaba pasando dentro de él. Y Dios no lo castigó ni le dijo "nunca me hables así". Ves, Jehová no es inseguro; Él sabe quién es Él y quién eres tú. Se nos dice que nos acerquemos a Dios, oremos, en espíritu y en verdad. Bueno, Moisés se acercó a Dios en verdad, aunque no fuera precisamente en un espíritu edificante. Deberíamos seguir ese ejemplo.

 

Así que aquí está la solución de Dios a las quejas: lleva a 70 ancianos (líderes laicos de Israel) y preséntalos frente al Tabernáculo. En otras palabras, preséntalos a Dios para que puedan ser autorizados a compartir la carga. Recuerda que Dios llamó a 70 ancianos para subir parte del camino por el costado del Monte Sinaí, con Moisés, en tiempos anteriores en Génesis. Entiende: este no era un consejo diseñado para darle a Moisés más consejos (ya tenía más consejos y sugerencias de los que podía manejar). Más bien, estos hombres debían asumir parte de la carga. Debían HACER, no sugerir.

 

Ahora, los siguientes versículos hablan de algo en lo que debemos prestar mucha atención: hablan del ruach de Dios, Su espíritu. No estoy seguro de que dentro del Cuerpo de Creyentes haya un aspecto del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo más controversial que la obra del Espíritu Santo. Pero me parece que aquí hay una oportunidad para obtener cierto entendimiento del Espíritu.

 

En el verso 17 Dios dice que va a ungir a estos 70 ancianos como lideres-asistentes de Moisés. Pero para que estos 70 no fueran solo supervisores ordinarios, contadores y jueces, Dios iba a poner sobre estos hombres el mismo espíritu que estaba sobre Moisés. Esta era la ÚNICA manera en que estos hombres llevarían la autoridad de Dios, la cual era absolutamente necesaria para llevar a cabo sus nuevos deberes. En realidad lo que dice es que Dios iba a COMPARTIR o APROVECHAR el Espíritu que estaba sobre Moisés, con los setenta. El hebreo es ve-'atsalti min, y literalmente significa reservar o retirar.

 

Entonces, ¿tenemos aquí un trasplante de espíritu de Moisés a los 70 ancianos? ¿Te suena un poco extraño o extraño pensar en un trasplante de espíritu? Bueno, este tipo de cosas va a suceder de nuevo unos 13 siglos más tarde en Pentecostés. Durante la fiesta de Shavuot (Pentecostés en griego), inmediatamente después de la muerte de Cristo, el mismo espíritu que capacitó a Yeshúa ahora iba a ser compartido y conferido entre los hombres. Es interesante que Yeshúa diga que el Espíritu no podía venir hasta que Él se fuera. ¿Por qué no? Bueno, este es un asunto que requiere cierta especulación. ¿Fue posible que, desde su bautismo y la descendencia del Espíritu de Dios sobre Él, Yeshúa fuera el ÚNICO recipiente del Espíritu Santo en la Tierra por un tiempo? ¿Fue esto quizás todo un patrón siguiendo a Moisés, donde por un tiempo Moisés parecía ser el ÚNICO humano sobre quien Dios había otorgado Su espíritu? Por lo tanto, cuando llegó el momento de compartir la autoridad y los deberes de Moisés, tuvo que ser transferido DE Moisés (el único recipiente terrenal) a los 70 hombres.

 

Por supuesto que creo que eso es lo que está sucediendo… de alguna manera que es casi imposible de verbalizar. Nuestro Mesías nos instruyó que es la tarea de cada creyente lleno del Espíritu alimentar al rebaño, cuidar del cuerpo de discípulos, llevar SU mensaje al mundo y hacer nuevos discípulos. Es la tarea de ciertos creyentes llenos del Espíritu liderar a otros creyentes. Pero no debemos hacer nada de esto con nuestro propio poder… aunque podríamos tener éxito (al menos externamente) hasta cierto nivel. Y debíamos empezar a hacer esto después de que Jesús se fuera, y en el mismo poder y autoridad que Él tenía: el Ruach HaKodesh… el Espíritu Santo. Cuando Jesús estaba con nosotros en persona, Él llevaba la carga solo. Ahora NOSOTROS debemos compartir la carga con Él. Esto es lo que significa que debemos tomar nuestra PROPIA cruz y seguirlo. Todo esto se trata de compartir la carga. Francamente, toda esta enseñanza hace que nuestra general pasividad cristiana parezca bastante irresponsable, ¿verdad?

 

Permíteme ser claro: no es que el Espíritu Santo tenga una cantidad finita en Él. Pero solo hay UN espíritu de Dios. No creo que pueda explicar esto mucho mejor ni creo que haya una mejor imagen para describir cómo funciona el Ruach, el Espíritu Santo, que aquí en Números con Moisés y los 70. Y cómo después de este patrón, su versión en el Nuevo Testamento, primero en Cristo y luego de Cristo a la comunidad creyente, se manifestaría.

 

A propósito: noten que los 70 TENÍAN que ser llevados ante el Señor… ser llevados al Tabernáculo del Desierto. ¿Por qué? Porque era Dios quien hacía el trasplante del Espíritu, no Moisés. Y al hacerlo en el Santuario de Dios, quedaba claro para todos que no era por el poder de Moisés, sino por el poder de Dios que se atribuiría el milagro del Espíritu. Lo mismo sucede con nosotros. Podemos dar testimonio a la gente, y podemos decir que llevamos a personas al Señor. Cierto. Pero al igual que Moisés llevó a esos 70 al Tabernáculo, el lugar de morada de Dios, hasta ahí podemos llevarlos. En cierto sentido, podemos persuadir y lograr que acuerden venir ante el Señor, pero desde ese punto en adelante es estrictamente un milagro y obra de Dios que el Espíritu Santo sea trasplantado en cada nuevo creyente.

 

La próxima semana continuaremos y veremos cómo Dios les da carne a los israelitas… y también a los extranjeros. Codornices, de hecho, tal como lo hizo una vez antes. Pero esta vez habrá una diferencia importante. La primera vez lo hizo en Su gracia, para proveer una necesidad real y tangible. Esta vez lo hará con ira, para dejar en claro un punto. Y habrá un precio enorme que pagar por provocar a Dios de esta manera.