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Lección 32 – Levítico 22

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LEVÍTICO

Lección 32 – Capítulo 22

Este capítulo contiene una serie de reglas sobre los sacerdotes y sus familias que comían los alimentos sacrificados a Jehová. Recuerde que el principal suministro de alimentos de los sacerdotes eran las cosas traídas por el pueblo de Israel para el sacrificio en el Tabernáculo y más tarde en el Templo.

Lo que también es digno de mención es que se establece un paralelismo directo entre el requisito de perfección para los sacerdotes que ofrecen los sacrificios y los propios animales sacrificados. Incluso la descripción de la naturaleza de las manchas prohibidas en los sacerdotes y en los animales de sacrificio es similar.

Fíjate en la lista de defectos con la que termina el capítulo 21; ni el sacerdote ni el animal podían presentarse ante el Señor (lo que significa que no podían asumir su papel en el proceso de sacrificio) si se observaba alguno de los siguientes defectos: ceguera, un brazo o una pierna rota o herida, escorbuto, llagas, un miembro demasiado largo o demasiado corto, testículos aplastados o ausentes, o un crecimiento en el ojo.

La definición de Dios de perfección, que es sinónimo de la frase «sin mancha», es lo que se está definiendo en esta lista de defectos descalificadores. Está claro que NINGÚN sacerdote o animal fue jamás completamente perfecto. Es instructivo para nuestra comprensión de este requisito de perfección que los rabinos de hoy en día que están buscando activamente una novilla roja «perfecta» desde el regreso de los judíos a Tierra Santa todavía no han encontrado ninguna. Esto se debe a que son los rabinos los que han definido lo que significa «perfecto» para la Novilla Roja, estándar que hasta ahora se ha quedado corto. Lo que quiero decir es que debemos acercarnos a la supuesta perfección física del sacerdote y del animal del sacrificio con un poco de sentido común; Jehová establece definiciones de perfección que son lo suficientemente amplias como para permitir las variaciones naturales y las imperfecciones incorporadas que ocurren entre todos los seres humanos y los animales, sin estar tan envueltos en detalles puntillosos que ninguno podría aspirar a calificar. Los defectos que vemos enumerados son los más obvios y fácilmente detectables, por lo que sólo afectaban a una fracción bastante pequeña de la población tanto de sacerdotes como de animales limpios.

Y sin desviarme todavía, permítanme señalar que esta atención al detalle (que raya en lo absurdo) fue mucho más allá de lo que Dios había ordenado; porque esta definición hecha por el hombre de la perfección era más opinión, preferencia personal e intelectualismo que decreto divino en su origen. Jesús se refería constantemente a este sistema de tradición desbocada cuando se quejaba de la carga de la ley. Era la ley de los rabinos, no la Ley de Dios, contra la que Jesús hablaba, no la misma Ley que Cristo mismo había hecho. Eran las ridículas reglas y regulaciones del hombre las que eran inalcanzables, no las justas y equitativas Leyes de Dios que expresaban Su naturaleza y carácter.

Dicho esto, ¿no es fascinante que eventualmente el Mesías cumpliera no sólo todos los requisitos del sacerdote perfecto, sino también los del sustituto sacrificial perfecto? Un nivel de perfección que estaba más allá de la capacidad del hombre para comprender que tuvo que ser Dios mismo quien asumiera el papel de Sumo Sacerdote Y sacrificio expiatorio.

Veamos algunos de estos versículos del Nuevo Testamento que conectan estos mandamientos de Levítico con el propósito de Jesús.

Hebreos 7:23 al 28 Además, los cohanim actuales son muchos en número, porque la muerte les impide continuar en su cargo. pero como él vive para siempre, su cargo de cohen no pasa a otro; y, en consecuencia, es totalmente capaz de librar a los que se acercan a Dios por medio de él, ya que vive para siempre y, por lo tanto, puede interceder por ellos eternamente. esta es la clase de cohen gadol que satisface nuestra necesidad: santo, sin maldad, sin mancha, apartado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; uno que no tiene la necesidad diaria, como los demás cohanim g'dolim, de ofrecer sacrificios primero por sus propios pecados y sólo después por los del pueblo; porque él ofreció un sacrificio, de una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo. pues la Torá nombra como cohanim g'dolim a hombres que tienen debilidad; pero el texto que habla de la prestación del juramento, un texto escrito posteriormente a la Torá nombra a un Hijo que ha sido llevado a la meta para siempre.

Aquí hay una explicación detallada que compara a los sacerdotes levitas…más específicamente al Sumo Sacerdote……. con Jesús y Su ministerio. Jesús se convirtió en el Sumo Sacerdote permanente tras Su muerte y resurrección. No cómo un Sumo Sacerdote….sino como un verdadero Sumo Sacerdote; y esto porque un Sumo Sacerdote, un mediador, todavía es necesario para hacer intercesión en nuestro favor.

Hebreos 9:11 al 15 Pero cuando el Mesías apareció como sumo sacerdote de los bienes venideros, a través de un tabernáculo más grande y más perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, no de esta creación), entró en el Lugar Santísimo una vez y para siempre. Y no entró por medio de la sangre de machos cabríos y becerros, sino por medio de su propia sangre, logrando así redención eterna. Porque si la aspersión con la sangre de machos cabríos y toros y las cenizas de una becerra santifica a los que están ceremonialmente impuros, de modo que quedan purificados por fuera, ¡cuánto más la sangre del Mesías, quien, mediante el Espíritu eterno, se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente! Por eso, él es mediador de un nuevo pacto. Porque ha tenido lugar una muerte que redime a los hombres de las transgresiones cometidas bajo el primer pacto, para que los que han sido llamados reciban la herencia eterna prometida.

Así como Jesús es el Sumo Sacerdote Él también es comparado con los animales del sacrificio; machos cabríos, toros y novillas que Él reemplaza con Él mismo.

Ahora note que también define exactamente cuales pecados o transgresiones Su sangre expía ya que dice «…las transgresiones que fueron cometidas bajo el primer pacto» …refiriéndose a la Ley de la Torah. El Nuevo Pacto trata de cómo se logra la expiación y quién está incluido entre aquellos a los que se les permite usar este nuevo nivel de expiación por el pecado; y este nivel nuevo y sin precedentes es la sangre de Cristo porque se aplica de una vez por todas (con la advertencia de que el grupo permitido que puede aprovecharse de este método permanente de expiación son solo aquellos que confían en lo que Cristo hizo. Todos los demás están excluidos).

Así que seamos muy claros acerca de lo que está sucediendo aquí tan vívidamente declarado y sin embargo rutinariamente mal utilizado: cometemos pecados, y la sangre del Mesías hace nuestra expiación. ¿Qué es un pecado? Es una transgresión contra el PRIMER pacto. ¿Cuál es el primer Pacto? La Ley de la Torá.

La historia de Jesús en el Nuevo Testamento trata de un nuevo nivel de expiación, no de una nueva ley. Desde un punto de vista terrenal, es como si nosotros los americanos mantuviéramos todas las mismas leyes en nuestros libros, e incluso determináramos que todos los castigos siguieran siendo los mismos también. SIN EMBARGO, ahora alguien más, un voluntario, puede pagar todas esas multas y cumplir ese tiempo en la cárcel, e incluso tomar nuestro lugar en la cámara de la muerte.

¿Cómo sé que es así? ¿Cómo sé con seguridad que tanto la Ley como sus penas permanecen; que sólo la pena ha sido transferida a Jesús para que la cargue por aquellos que confían en Él? Déjame darte esa pieza del rompecabezas:

Mateo 5:17 «No penséis que he venido a abolir la Torá o los Profetas. No he venido a abolir, sino a completar. 18 ¡Ya lo creo! Yo os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni un yud ni una tilde se apartará de la Torá, hasta que haya pasado todo lo que tiene que pasar. 19 así que quien desobedezca la menor de estas mitzvot y enseñe a otros a hacerlo, será llamado el más pequeño en el Reino de los Cielos. Pero quien las obedezca y así enseñe será llamado grande en el Reino de los Cielos.

¿Qué más claro se puede decir? Si Cristo abolió las Leyes mismas, entonces ciertamente mucho más que una pequeña letra o un trazo fue cambiado. Si Cristo guardó las leyes, pero abolió la pena contenida dentro de la Ley por romper la Ley, entonces ciertamente mucho más que una pequeña letra o un trazo fue cambiado. Pero Él dijo que no pasaría ni la más pequeña parte de ella, y le tomaré la palabra.

De hecho, parte de la ley se ha transformado (a falta de una palabra mejor) oara aquellos que CONFÍAN EN ÉL. Por un lado, Él es nuestro sacrificio y nuestro Sumo Sacerdote de una vez por todas (es decir, todos los que confían).

Aún más, Él ha cumplido para nosotros, Su novia, el requisito que hemos estado leyendo a lo largo del Levítico: debemos ser perfectos si vamos a ser parte del sacerdocio de Jesús, porque ser sacerdote significa tener acceso a Dios que otros no tienen. Escucha esto:

Efesios 5:25 al 27. En cuanto a los maridos, amen a sus esposas, así como el Mesías amó a la Comunidad mesiánica, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por medio del baño de agua, con la palabra, para presentarse a sí mismo la Comunidad mesiánica como una novia digna de orgullo, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante, sino santa e irreprochable.

Hemos sido declarados sacerdotes perfectos y sin mancha: la esposa del Sumo Sacerdote. Y Su Agua Viva espiritual que nos limpia logró esto. Las manchas y defectos no eran necesariamente pecado, pero eran inmundicia. Pero estas manchas y defectos podían CONVERTIRSE en pecado si presentábamos algo a Dios que tenía manchas y estaba lleno de defectos, como nosotros mismos, por ejemplo. Y la manera en que eso sucede es cuando presentamos nuestras vidas y obras manchadas, tan llenas de defectos, y le decimos a Dios que por medio de mis propios esfuerzos y carácter creo que soy lo suficientemente bueno para estar en comunión contigo, y para que me permitas entrar en tu Cielo. Jesús tuvo que ayudarnos de dos maneras principales: 1ro, Él expió nuestras naturalezas pecaminosas y comportamiento pecaminoso por medio de Su sangre; 2do, Cristo nos purificó de la inmundicia por medio de Su Agua Viva.

Qué asombroso es que esto encaje perfectamente con todo lo que hemos estado aprendiendo en el libro tradicionalmente descuidado (si no despreciado) (al menos por los cristianos) de toda la Biblia: Levítico. Un libro que supuestamente está muerto y es obsoleto e irrelevante; y sin embargo vemos cada aspecto de sus reglas y mandamientos sucediendo a un nivel espiritual en el Nuevo Testamento.

En verdad les digo que no hay manera de comprender la profundidad de lo que sucede bajo el Nuevo Pacto sin entender primero la Torah. Leamos Levítico capítulo 22.

LEER EL CAPÍTULO 22

Este capítulo trata principalmente de explicar las circunstancias bajo las cuales los sacerdotes no pueden oficiar en los sacrificios ni comer los alimentos que fueron traídos como sacrificios.

Y lo primero que se ordena es que un sacerdote está descalificado para comer las donaciones sagradas…las ofrendas……si se encuentra en estado de impureza por alguna razón. Dice que si un sacerdote sí come de esa comida entonces debe ser cortado (karet) del Señor. Este tiempo de separación no significa que el sacerdote deba ser asesinado o despedido; simplemente significa que debe ser apartado de la presencia de Jehová en el sentido de que debe ser apartado de sus deberes sacerdotales presumiblemente por un tiempo no especificado, probablemente hasta que vuelva a estar ritualmente limpio.

A partir del versículo 4 tenemos una serie de ejemplos de cosas que pueden hacer que un sacerdote se vuelva impuro, y que por lo tanto significa que el sacerdote no puede comer los alimentos traídos como ofrendas sagradas por el pueblo. La mayoría de los tipos de impureza mencionados requieren un ciclo de 8 días de limpieza ritual antes de que el sacerdote vuelva a ser considerado puro (el número 8 simboliza la expiación y la redención). Pero en una declaración algo confusa, el versículo 6 dice que «esa persona» sólo será impura hasta la puesta del sol. ¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado con el ciclo normal de 8 días para quedar limpio de impureza que se ordena en capítulos anteriores?

La respuesta es que aquí se habla de dos situaciones diferentes. La primera situación es cuando un sacerdote se contamina directamente cometiendo un acto que está prohibido, como tocar un cadáver, o tener algún tipo de secreción corporal, o una llaga abierta. Todas estas cosas lo harían impuro. Pero la segunda situación es aquella en la que un sacerdote toca a OTRA persona que se hizo impura por hacer o tener una de esas cosas prohibidas. Recuerde que se nos ha enseñado que la impureza puede ser transmitida por el tacto. Así que la idea es que tocar a alguien que es ritualmente impuro contamina al sacerdote y la impureza de esa persona impura se transmite al sacerdote (algo así como una infección secundaria).

La primera situación de contaminación directa requiere el ciclo habitual de purificación de 8 días. La segunda situación de impureza indirecta (causada por contraer la impureza de una persona o un objeto impuro) sólo requiere esperar hasta la puesta del sol (es decir, el final del día y el comienzo de un nuevo día) y luego un baño ritual para que el sacerdote vuelva a estar limpio.

Ahora bien, ¿tenía que pasar hambre el sacerdote impuro hasta que volviera a estar limpio, ya que un sacerdote impuro no podía comer alimentos sagrados? No, no es que no pudiera comer, sino que no podía comer alimentos sagrados. Así que tendría que comprar comida no santificada (como comían todos los israelitas normales) o adquirirla de alguna otra manera.

El versículo 10 dice que ningún forastero o laico o no sacerdote puede comer de las ofrendas sagradas ofrecidas en el Altar del Tabernáculo. Pero a continuación define quién es un forastero y quién un iniciado. Lo que encontramos es bastante instructivo, ya que concierne a la sociedad israelí en general, así que veamos detenidamente los versículos 10 y 11.

Esencialmente tenemos 5 categorías o clasificaciones de personas que podrían estar viviendo bajo el techo de un sacerdote y a cada categoría se le dice si pueden o no compartir la porción del alimento sagrado del sacerdote. Recuerde, en general la familia de un sacerdote incluyendo su esposa e hijos tienen todo el derecho de compartir la porción de comida sagrada de ese sacerdote. Pero la sociedad israelí no sólo era diferente a la nuestra, hoy en día; era un poco más compleja por lo que se necesita más explicación.

Las 5 categorías se definen como:

1) un laico, también llamado forastero (al principio del versículo 10),

2) un trabajador atado o arrendatario,

3) un trabajador contratado, 4) un esclavo comprado por el sacerdote

5) una persona nacida en la casa del sacerdote.

Dado que las diferentes versiones de la Biblia varían en todo el mapa en cuanto a las palabras precisas que utilizan para traducir cada una de estas categorías, su Biblia puede utilizar palabras ligeramente diferentes de lo que le leí a usted y probablemente incluso combinar un par de estas categorías por lo que la distinción entre ellos se pierde.

Ayuda mucho usar el hebreo original para entender las sútiles pero importantes distinciones.

Permítanme reiterar: presten mucha atención a estas distinciones y variaciones, porque les ayudarán enormemente a comprender los asuntos a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento. Estas clases no están bien definidas en la Biblia; el escritor entiende que usted ya conoce las sutilezas (y por lo tanto el significado) de cada categoría en cualquier contexto en que se utilice. Si no entendemos estas reglas de la sociedad israelita y de la familia tendremos algunas ideas extrañas y conceptos erróneos acerca de lo que realmente está sucediendo y los principios bajo los cuales están operando.

La primera categoría de la que se habla está al principio del versículo 10, y en hebreo se refiere a un zar. Zar es una palabra hebrea común y normalmente sólo significa forastero o extranjero. Pero tal como se usa aquí, significa «extraño» en el sentido de «que no pertenece» o «fuera de lugar». Utilizar el término «laico» es probablemente la mejor traducción para un occidental que va a la iglesia. La idea es simplemente que a ningún no-sacerdote (es decir, una persona extraña o ajena al sacerdocio) se le permite comer de los sacrificios sagrados y las donaciones. También puede incluir a los levitas que en algún momento fueron sacerdotes pero que han sido apartados del sacerdocio por alguna infracción grave. La única advertencia a todo esto es que aquellos que son considerados «familia» del sacerdote PUEDEN comer del alimento sagrado que el sacerdote lleva a casa. Los 4 términos restantes que vamos a definir básicamente establecen si esa categoría particular debe ser considerada como parte de la familia del sacerdote o no, y por lo tanto elegible para comer el alimento sagrado o no.

La segunda categoría de la que se habla, apenas unas palabras en el versículo 10, es en hebreo toshav. Toshav es un término un tanto amplio y puede significar algo así como «trabajador invitado» (normalmente se refiere a un extranjero). Puede ser un amigo extranjero de la familia que se queda por un tiempo. Incluso puede referirse a una persona que está siendo FORZADA a vivir con la familia del sacerdote, como resultado de que esa persona está pagando una deuda; por lo tanto, ese toshav puede ser en algunos casos un hebreo. Generalmente toshav indica que no hay parentesco de sangre o consanguinidad por lo tanto se clasifican como amigos o conocidos no de línea sacerdotal. Un toshav no es un miembro de la familia y por el pensamiento hebreo no es propiedad del sacerdote (como un esclavo) por lo que él o ella no puede comer la asignación de alimentos del sacerdote.

La 3ª categoría sigue inmediatamente a la 2ª en nuestras Biblias, y en algunos casos incluso se agrupan las dos y se presentan como sinónimos, pero no lo son. En hebreo la 3ª categoría es sakir. Sakir significa jornalero, tal como lo entendemos nosotros. Tal vez sea un jornalero o podría equivaler a una criada interna. Pero la idea es que esta persona no es un esclavo de ningún tipo ni un sirviente que paga una deuda. Simplemente tienen un trabajo y se les paga por ello. La mayoría de las criadas y sirvientas contratadas sí vivían en casa en aquella época, normalmente formaban parte de la paga.

La 4ª categoría se presenta al principio del versículo 11, donde la mayoría de las versiones bíblicas dirán «propiedad del sacerdote» o «esclavo». El hebreo utiliza una serie de palabras en lugar de una sola palabra como hemos tenido hasta ahora, para definir esta categoría. Y las palabras son qanah nephesh; literalmente significa «adquirir un ser vivo». Un par de palabras más adelante añade que este qanah nephesh, este ser vivo adquirido, fue adquirido mediante compra con el propio dinero del sacerdote (en hebreo qinyan significa algo comprado y keseph significa plata u otro tipo de dinero). Así que literalmente dice un ser vivo adquirido, una compra por dinero…… un esclavo comprado a alguien. Normalmente era un esclavo extranjero comprado a un comerciante de esclavos porque por ley un hebreo no podía «poseer» a otro hebreo.

Lo que es clave notar es que esta categoría de persona es considerada familia (contra toda lógica moderna) y por lo tanto a él o ella se le permite comer la porción de comida sagrada. En otras palabras, un esclavo comprado…en casi todos los casos no era un israelita…… se considera parte de la familia, pero un esclavo que vive con la familia porque se le obligó a hacerlo para pagar una deuda (un siervo de servidumbre) no se consideraba familia. Un esclavo comprado se considera propiedad del sacerdote, mientras que un siervo por obligación no es propiedad del sacerdote. Tome nota mental de esto porque esta definición es importante para el resto de la Biblia.

La última categoría suele describirse como los nacidos en la familia o en el hogar. No te hagas la idea de que son los propios hijos del sacerdote. Eso no es a lo que se refiere. La palabra hebrea es yelid beito y aunque literalmente significa, «nacido en la casa» no se usa en conjunción con la esposa del cabeza de familia dando a luz a sus hijos. Es un término reservado para los hijos nacidos de esclavas compradas, de la qanah nephesh del sacerdote, que no son parientes consanguíneos del sacerdote. Los hijos nacidos de esclavas compradas pertenecían al dueño de la esclava igual que la esclava.

Ya que varias de estas categorías de una manera u otra implican servidumbre o esclavitud, necesito aclarar que aquellos esclavos, que no eran comprados, y por lo tanto no eran familia y no se les permitía participar de la comida sagrada dada al sacerdote, no se morían de hambre. Esto simplemente significaba que la comida que se les proporcionaba tenía que ser comprada por el sacerdote. Además, no piensen que un esclavo comprado estaba necesariamente en mejor situación o era mejor tratado que un esclavo adquirido mediante servidumbre. Bajo la Ley todos los esclavos, no importaba como fueran adquiridos, o si eran extranjeros o hebreos…. tenían que ser tratados decentemente y no ser abusados, no se les podía dejar aguantando hambre y no debían trabajar en exceso.

Permítanme decirlo de otra manera: cada una de estas categorías es discutida y definida aquí en Levítico 22 porque la situación era que por una razón u otra cada una de estas categorías de personas terminaba regularmente viviendo en la casa de un sacerdote. El propósito de estas categorías solamente era para saber si tenían o no derecho de comer de la porción de comida sagrada asignada al sacerdote bajo cuyo techo vivían. Y como vemos algunas categorías lo eran y otras no y no necesariamente se sigue de la manera que lógicamente podríamos pensar que sería.

El versículo 12 define lo que sucede si la hija de un sacerdote se casa fuera de la línea sacerdotal; ella deja de recibir cualquiera de los alimentos sagrados. Ahora está unida a su marido, así que su NUEVA identidad está con su marido y deja de estar con su padre y madre naturales.

Sin embargo, si ocurre algo por fallecimiento o divorcio y no tiene más remedio que volver a vivir en la casa de su padre, entonces vuelve a tener derecho a comer el alimento sagrado como miembro de la familia. Nótese el comentario sobre la excepción a esta regla «si no tiene descendencia». La idea es que, si ella tenía un hijo que es lo suficientemente mayor como para cuidar de su madre viuda o divorciada, entonces es SU deber (de acuerdo con la Ley) cuidar plenamente de ella. Y como el, por definición, NO habría sido sacerdote entonces su madre continuaría siendo inelegible para comer alimentos sagrados.

Como es de imaginar, se cometieron errores. Los versículos 13 al 15 tratan principalmente de lo que ocurre si alguien no calificado para comer alimentos sagrados accidentalmente lo hace. Entienda que estas reglas se aplican solamente cuando es un error honesto, no intencional y no un truco o un engaño o un desprecio absoluto de la Ley; por lo tanto, la pena es relativamente menor ya que el violador accidental debe pagar el valor del sacrificio MÁS una pena del 20%. Los accidentes y lapsus reciben mucha clemencia, pero incluso en esos casos hay una consecuencia (aunque suele ser pequeña). Nunca se puede ofender la santidad de Jehová (incluso sin malicia) y recibir un pase completo. No lo olvidemos nunca.

Creo que el versículo 16 nos da una pequeña pista de algo que ocurría bastante entre Israel; algo que ocurría con regularidad en la mayoría de las culturas paganas. En este momento de la historia, Dios estaba sacando a los israelitas de su paganismo con la entrega de la Torá. Básicamente dice que los sacerdotes tienen una doble responsabilidad: deben asegurarse de que ellos mismos no profanan la propiedad sagrada de Dios (en este caso específicamente la comida resultante de las ofrendas de sacrificio), y en segundo lugar deben asegurarse de que los israelitas ordinarios no pecan comiendo la comida sagrada a la que no tienen derecho. Bastante fácil de entender, pero luego sigue diciendo: «Porque soy yo, Jehová, quien los hace sagrados». Esto no es una frase para usar y tirar, en mi opinión.

Creo que lo que se está tratando aquí, es la creencia pagana estándar de que puedes hacerte santo (incluso como Dios) haciendo ciertas cosas. Y una de esas cosas era comer la comida de los dioses. Ingerir comida sagrada, y ¡LISTO! te conviertes en santo. Hemos hablado anteriormente de como vemos todas estas menciones de las ofrendas siendo «comida para Dios» y el humo de las ofrendas quemadas siendo «un dulce aroma para su nariz». Les he enseñado que los israelitas tomaban en serio esas palabras. En su pensamiento cultural, que en aquella época se basaba en conceptos y prácticas paganas nacidas de 4 siglos de vivir en Egipto, aunque Jehová no se lo dijera era simplemente de sentido común para ellos que Dios necesitaba comer, y que tenía una nariz a la que le gustaban las cosas que huelen bien (así son los dioses). Y el elemento común entre todas las sociedades paganas de aquella época era que los animales quemados en los altares eran alimento REAL para sus dioses. Como era comida sagrada, si uno comía de esa comida, transmitía santidad a quien la comía. Así que la santidad podía ser malversada (al menos esa era la idea).

Dios le estaba diciendo a Israel algo que tendría que decirle década tras década, y aun así gran parte de la sociedad hebrea no lo entendía: ÉL hace santo. No puedes sacrificar tu camino a la santidad…no puedes obedecer las Leyes lo suficientemente bien como para alcanzar la santidad…. y, en el caso actual, no puedes COMER tu camino a la santidad. Sólo puedes ser DECLARADO santo por el único que tiene esa autoridad, Jehová mismo. Seguir las Leyes traía un tipo de santidad, un tipo de justicia al adorador, pero no del tipo SALVADOR y no del tipo espiritual. El tipo que trajo fue el tipo que viene de ser obediente. El tipo que viene de poner tu corazón y mente en creer que lo que Dios dice es verdad, y que la vida REAL viene de vivir una vida de Torah. Pero la forma en que todo esto sucedió fue que tenía que venir en un orden preciso e inmutable: PRIMERO tienes que ser redimido por Dios, luego tienes que ser DECLARADO santo por Dios, LUEGO tienes que, por gratitud y la conciencia de la verdad, seguirlo en obediencia. Has sido hecho santo y justo, ahora ve y vive una vida santa y justa. Ninguna otra orden servirá y así sigue siendo hasta el día de hoy.

Avanzaremos con bastante rapidez a través de los próximos versículos. Me gustaría que notaran, sin embargo, que donde en el versículo 18 se habla de cualquiera que ofrezca una «ofrenda quemada», ya sea de un voto o una ofrenda voluntaria, nuestro estudio de las palabras hebreas para estas ofrendas resulta útil. Porque a partir del versículo 21, cuando empieza a hablar de una ofrenda para otro sacrificio, no estamos simplemente recibiendo una repetición de lo que Dios acaba de terminar de decir hace un momento. Cada uno de estos son diferentes tipos de sacrificios, y cada uno con su propio propósito y su propio protocolo y sus propios requisitos de exactamente en QUÉ debe consistir la ofrenda del sacrificio.

La primera agrupación de ofrendas (versículos 18 al 20) se basa en los sacrificios de ‘Olah, y la segunda agrupación (versículos 21 al 22) se basa en los sacrificios de Shelamim. Y, por supuesto, Dios deja claro que los animales utilizados para estos sacrificios no pueden tener ningún defecto; además, como vimos la semana pasada, la lista de defectos prohibidos en los animales sacrificiales es precisa y casi perfectamente paralela a la lista que descalifica a un sacerdote para oficiar un ritual de sacrificio. Claramente, tanto el sacrificio como el sacrificador DEBEN estar sin mancha. Además, el sacrificio DEBE provenir de un grupo específico de animales prescritos y el sacrificador DEBE pertenecer a un grupo específico de personas (los levitas).

Anteriormente vimos cómo Jesús era precisamente paralelo a este modelo. Él tenía que ser el sacrificio sin mancha, que provenía de cierto grupo (la tribu de Judá), y tenía que ser el sacerdote perfecto de cierto tipo (la orden de Melchizedek en lugar de la orden de Aarón).

También me gustaría aprovechar esta oportunidad para señalar otro principio que está muy bien expuesto pero que fácilmente se pasa por alto; dice en los versículos 24 y 25 que Israel no sólo no debe usar para el sacrificio ningún animal defectuoso de sus propios rebaños, sino que tampoco debe usar animales extranjeros que tengan los mismos defectos. Nótese que NO hay prohibición contra el uso de animales criados en el extranjero para el sacrificio; es sólo que deben cumplir exactamente la misma norma de estar libres de defectos que los animales criados por los hebreos y ser ofrecidos en el altar. Aquí está la cosa; el principio es que los requisitos para presentar a Dios lo que es aceptable a Dios son universales. No importa si la fuente es hebrea o gentil; la perfección es el requisito. Israel no recibe un descanso en este requisito ni tampoco los gentiles. Esta es una doctrina que Pablo enseñó tan diligentemente en varios libros del Nuevo Testamento. Antes de Jehová, desde un punto de vista espiritual, toda la humanidad era igual; y cuando se trata de los requisitos para estar en Su presencia todos somos iguales; y cuando se trata de lo que es bueno y malo, limpio e inmundo, correcto e incorrecto, justo e injusto, santo e impuro, perfecto y imperfecto…… todos somos iguales.

Así que no te engañes: si el requisito para ser aceptable ante Dios es el mismo para todos (y en nuestra era ese requisito es confiar en el Mesías Yeshúa), ¿realmente crees que las reglas y ordenanzas que definen lo bueno y lo malo, lo limpio y lo impuro, lo justo y lo injusto, y así sucesivamente, son diferentes para diferentes grupos? ¿Que Jehová tiene un plan A para los judíos y un plan B para los gentiles en lo que respecta a la justicia y la santidad ante Él? La Torá define la justicia y la santidad para todos, y define la vida y la bondad para todos. Dios no tiene una Torá para los hebreos y otra para los gentiles. Pero parece que la Iglesia institucional dice lo contrario, ¿no? El Nuevo Testamento es para gentiles, el Antiguo Testamento para judíos. Sin embargo, Dios no dice: "Bueno, hebreos, tienen que ser muy estrictos en seguir los principios de mi Torá, pero los gentiles pueden simplemente improvisar". Los judíos no tienen margen, pero los gentiles no tienen límites. En esencia, ¿no es esa la implicación detrás de la enseñanza cristiana estándar de que la Torá es irrelevante para los gentiles, pero está viva y vigente para los judíos? Medita en eso por un momento.

El capítulo 22 termina dándonos un par de ordenanzas sobre lo joven que puede ser un animal para el sacrificio, y es a partir del octavo día de su nacimiento cuando se convierte en apto para ser presentado a Dios. Es interesante que el requisito para que los niños hebreos sean circuncidados (que es precisamente simbólico de ser presentado a Dios) es el mismo: deben someterse a b'rit milah en el 8 º día después del nacimiento.

A continuación, vemos que no se puede matar a ningún animal el mismo día que se mata a su madre y viceversa. En general, esto se considera simplemente una instrucción para ser misericordioso y humano.

Y finalmente Jehová nos recuerda a todos quién es Él: Él es Santo y Él es quien nos ha redimido. Nadie más es capaz de hacerlo. Y nos redimió con un propósito: Él quiere ser nuestro Dios.

Me gustaría terminar hoy diciendo que los principios que seguimos aprendiendo a lo largo del Levítico y la Torá son referidos o repetidos a lo largo del Nuevo Testamento; más de la mitad de las palabras del Nuevo Testamento son simplemente citas tomadas directamente del Antiguo Testamento. Y fueron los patrones y principios que estamos estudiando en la Torá los que Jesús elevó a toda su intención espiritual. Jesús NO rompió el molde; lo perfeccionó.

Todos estos requisitos del Levítico de que SÓLO los sacerdotes podían acercarse a Dios (que nos parecen un poco injustos) y de que los sacerdotes no podían enterrar a sus muertos en algunos casos se trasladan al Nuevo Testamento.

Escuche 1ra de Pedro 2:5 y 2:9 ……. 1ra de Pedro 2:5 ustedes mismos, como piedras vivas, están siendo edificados en una casa espiritual para ser cohanim apartado para Dios para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a él a través de Jesús el Mesías.

1ra de Pedro 2:9 Pero vosotros sois un pueblo elegido, cohanim del Rey, nación santa, pueblo que Dios posee. ¿Para qué? Para que anunciéis las alabanzas de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Como Creyente eres sacerdote; la única manera de ser sacerdote es como Creyente. No hay creyentes que no sean sacerdotes, ni sacerdotes que no sean creyentes.

Ahora presta atención a Lucas 14:26 «Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y además su propia vida, no puede ser mi talmid.

Nada, pero nada puede estar por encima de Dios; si es necesario que DEBAS separarte de todo lo que tienes más cerca en la tierra para seguirle, que así sea. Las palabras de Lucas son Jesús hablando.

Mateo 8:21 al 22- Otro de los talmidim le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.»

Los sacerdotes ordenados por Jesús deben emular a los sacerdotes de Israel; así como los sacerdotes del Templo no podían tratar con cosas muertas, tampoco deben hacerlo los Creyentes. Por supuesto, como con todas las enseñanzas de Jesús, él está elevando las reglas de la Torá a sus propósitos espirituales completos; los ejemplos de la Torá son demostraciones físicas de principios espirituales. Esto NO está diciendo que los Creyentes no deban participar en los funerales. Más bien está trazando la distinción entre aquellos que abandonarán todo para seguir a Jesús y así ganar la vida, frente a aquellos que se aferrarán a los caminos de la tradición y ganarán la muerte.

Comenzaremos el capítulo 23 la próxima vez