Hechos Lección 39 – Capítulo 17

EL LIBRO DE HECHOS

Lección 39, Capítulo 17

La semana pasada, en el capítulo 16 de Hechos, vimos que Pablo y Sila fueron arrestados y en la ciudad de Filipos y encarcelados acusados de incitar a un motín. Se necesitó una acción milagrosa de Dios (un terremoto) para liberarlos antes de que se les hiciera algún daño permanente a los discípulos. Vamos a ver algo similar (menos la cárcel) sucediendo en el capítulo 17. Debemos preguntarnos qué es lo que está causando tal indignación en las ciudades que tienen en su mayoría poblaciones gentiles. Nos ocuparemos de ello en el momento adecuado durante la lección de hoy.

Al nosotros abrir Hechos 17, Pablo, Sila y Timoteo estaban de camino; es probable que Lucas todavía estaba con ellos a pesar de que no se menciona. En su mayor parte, dado que Lucas es el autor de Hechos, él no inserta su presencia personal excepto por implicación. Ellos estaban en Macedonia, en la orilla occidental del mar Egeo. Esta es una area que hoy consideramos parte de Europa. Vamos a leer sobre su próximo destino. Abran sus Biblias a Hechos capítulo 17.

LEER HECHOS CAPÍTULO 17

Pablo tenía un destino en particular en mente cuando dejó Filipos: Tesalónica. Por consiguiente, se nos dice que el grupo de discípulos viajó a través de Anfípolis y Apolonia para llegar allí. Sin duda ellos tomaron la conocida ruta Via Egnatia para hacer la caminata de 90 millas. Tesalónica era quizás la principal metrópolis de Macedonia, por lo que había una población judía lo suficientemente grande para tener una sinagoga. Lo que estamos viendo es que la mayoría de las ciudades de cualquier consecuencia en el Imperio Romano tenían una población judía representativa; y cuando la población era lo suficientemente grande, allí se construiría una sinagoga.

La costumbre de Pablo era ir inmediatamente a la sinagoga local dondequiera que estuviera presente. Esto servía para dos propósitos. En primer lugar, Pablo era un judío observador y por lo tanto ir a la sinagoga al menos una vez por semana, y por lo general más, era un requisito para él; esto no era una opción. Segundo, es allí donde él iba a encontrar hermanos que le ofrecieran hospitalidad. Sabemos que cuando llegó a Tesalónica él estuvo allí por lo menos 4 semanas porque fue a la sinagoga por 3 Shabbats (3 sábados). Se nos dice que Pablo “razonó” con los miembros de la sinagoga de las Escrituras. La versión CJB sustituyó la palabra drashot por razonó; y aunque eso no es una traducción directa, la misma es (desde la perspectiva cultural judía) correcta. Drash es uno de los varios métodos de estudio de las Escrituras utilizados por maestros judíos y rabinos. La palabra significa buscar. La palabra más cercana en inglés para traducir drash sería la enseñanza bíblica exegética (lo que hacemos en Seed of Abraham Torah Class); que es el pasaje de la Escritura se lee, y luego se da una interpretación o explicación.  La alegoría se utilizaba a veces, pero en general un drash es un intento de extraer un significado directo, incluyendo una aplicación. Podríamos llamarlo estudio bíblico. Sin embargo, cuando se da en una sinagoga, siempre estaría acompañado de oraciones rituales y adoración como parte de un servicio general de sinagoga.

Dado que Pablo estaba en una sinagoga, naturalmente cualquier argumento que haría para su punto de vista giraría en torno a citar el Tanakh (el Antiguo Testamento). El decir esto me puede sonar a mí un poco redundante; pero la razón para hacerlo es porque cuando Pablo habló con los paganos, él tendía a no usar la Escritura. Los judíos, por supuesto, conocían, y por lo tanto eran receptivos, a los pasajes de las Escrituras como fuente de evidencia de las declaraciones de Pablo. Los paganos no sabían nada del Tanakh, así que para Pablo tratar de persuadirlos citando de la Biblia habría sido infructuoso ya que los gentiles paganos no tenían familiaridad con las Escrituras. Por consiguiente, debido a que Pablo estaba en una sinagoga, hablándole a los judíos y a los temerosos de Dios, su objetivo era persuadir a la congregación de que Yeshua era el Mesías. Eso implicaba explicar cómo Yeshua podría ser esa persona si de hecho hubiera sido asesinado; pero aún más, Pablo tuvo que convencerlos de que Yeshua resucitó. Dado que las sinagogas eran generalmente dirigidas por fariseos o al menos adoptaban las doctrinas de los fariseos, entonces la resurrección no era un concepto extranjero para ellos. Sin embargo, al igual que con los judíos en Judea, pocos podían aceptar la idea de un Mesías que sufrió y fue ejecutado. La enseñanza y la creencia estándar de la sinagoga era que un Mesías sería un líder militar carismático que llegaría a liderar a los judíos en rebelión en contra de Roma, y como resultado Israel se levantaría de nuevo como un reino judío independiente y esencialmente reemplazaría al Imperio Romano. Así que en el mejor de los casos, eso era algo bastante difícil de convencerlos.

El vs. 4, nos dice que Pablo tuvo los resultados típicos que experimentó en todas las sinagogas en las que enseñó: algunos de la congregación creían, pero la mayoría no. Y fue una mezcla de judíos y temerosos de Dios que se convirtieron en creyentes. Como era típico, los judíos que no aceptaban la doctrina de Pablo se enojaron y tomaron medidas en contra de él. En este caso, los judíos reclutaron la ayuda de algunos agitadores que no tenían empleo y despertaron las pasiones de la gente del pueblo en contra de los discípulos.

Aparentemente en Tesalónica los discípulos estaban disfrutando de la hospitalidad de un hombre llamado Jason; probablemente un judío creyente. Jason fue una de las formas de lengua griega que los judíos de la diáspora tomaron para el nombre hebreo estándar Josué. Si no fuera un judío creyente, es difícil imaginar por qué se habría puesto en tal riesgo de albergar a Pablo y a los otros 3 discípulos; sin embargo, no se nos dice de una manera u otra. Estos inútiles que se utilizaron para fomentar el motín estaban rondando el ágora. El ágora era un espacio público abierto (un parque por decir) típico de las ciudades griegas, que se utilizaba para reunión y para aquellos que tenían que decir discursos; eventos atléticos a menudo se celebraban allí.

Aparentemente Pablo y los otros se enteraron de los problemas y huyeron de la casa de Jason antes de que llegara la turba. Los revoltosos se enfrentaron a Jason, revisaron su casa y no pudieron encontrar a los discípulos, así que transportaron a Jason ante los magistrados políticos de la ciudad. Los magistrados políticos eran un tipo particular de magistrados de alto nivel. La multitud acusó a Jason de albergar a estos agitadores judíos. Naturalmente, las turbas enojadas tienden a exagerar cualquier afirmación que puedan tener; en este caso dijeron que estos judíos en particular habían molestado a todo el mundo y ahora estaban aquí en Tesalónica para hacer lo mismo!

Este sería un buen momento para explicar el verdadero motivo de la molestia de toda la ciudad porque este sería el mismo problema que seguiría a Pablo dondequiera que fuera.

El Imperio Romano tenía una política de tolerancia religiosa. En general, cualquiera podía adorar a sus dioses locales sin interferencias. Así, los judíos también eran libres de adorar a su Dios, de construir sinagogas, etc. Pero lo que no se le permitía hacer a nadie era crear disturbios ni desafiar la autoridad del derecho romano o de los magistrados locales, y especialmente uno no podía desafiar la supremacía del emperador romano. Para decirlo de otra manera: si bien había mucha tolerancia religiosa no había tolerancia política. Los judíos representaban un enigma particularmente problemático para los romanos; eran diferentes a cualquier otro grupo étnico en que tendían a permanecer fieles a su religión y a su identidad étnica porque los judíos consideraban que esos dos aspectos de la vida judía eran inseparables. Y los judíos, si bien apreciaban la tolerancia que se les mostraba, no eran en absoluto tolerantes con las religiones paganas que representaban a la mayoría de los ciudadanos del Imperio. Los más piadosos entre los judíos de la diáspora, mostraron un desprecio abierto por los dioses de las muchas religiones paganas entre las que vivían. También tendían a rechazar la participación en las fiestas nacionales que invariablemente involucraban a dioses y diosas romanos o griegos; festivales que estaban destinados a unir la variedad de personas de los pueblos y naciones que formaron el Imperio Romano. Los judíos también se inclinaron hacia la creación de guetos y distritos donde practicarían su estilo de vida judío único, apartándose de las tradiciones y observancias locales y nacionales.

Debido a su exilio babilónico unos 600 años atrás, los judíos se habían dispersado (principalmente por su propia voluntad) por todas partes; pero la mayoría de ellos no se asimilaron en el mundo gentil (aunque algunos lo hicieron en diferentes grados). Por lo tanto, los judíos seguían siendo bastante facil de identificar, lo cual era su intención; ellos eran muy facil de reconocer. Así que mientras los romanos estaban ocupados tratando de instituir una cultura helenista universal en todo su Imperio, los judíos lideraron el camino para resistirla. Los judíos tenían normas morales completamente diferentes; educaron a sus hijos de manera diferente y llevaron sus vidas de manera diferente. Esto los hizo visiblemente separados y distintos de los muchos otros grupos étnicos. No es en absoluto diferente en Europa o América hoy en día, donde tenemos poblaciones inmigrantes crecientes de musulmanes que llevan su propio atuendo peculiar, se reúnen en las mezquitas, comen sólo alimentos halal, por lo general prefieren hablar árabe o farsi o algún otro dialecto desconocido de Oriente Medio, y tienden a hacerse cargo de ciertas áreas de las ciudades con el fin de agruparse, rechazando generalmente la asimilación. Nuestro principio nacional de libertad religiosa les permite adorar a su dios único; pero eso no significa que estemos completamente cómodos con eso.

Los musulmanes tampoco suelen celebrar nuestras fiestas nacionales y por eso, combinados con estos otros factores, hace que los europeos y estadounidenses más tradicionales desconfíen de ellos, en parte porque sus caminos son tan extraños para nosotros que no podemos decir si lo que están haciendo es benigno o potencialmente dañino para nosotros como nación. Nos molesta que no parezcan querer ser americanos o europeos; más bien quieren importar su cultura a nuestra nación o incluso tratar de cambiarnos a sus caminos.

Siempre y cuando estas personas se queden solas y no empiecen a causar problemas, nosotros los toleramos. Pero cuando algo inquietante sucede involucrando a los musulmanes, aumenta el nivel de nuestra sospecha y disminuye nuestro nivel de aceptación de ellos como grupo. Esta es una buena analogía de cómo los judíos fueron vistos en el Imperio Romano.

Ahora, en lo que respecta a Pablo y a su banda de discípulos evangelistas; ellos representaban un problema en particular. No sólo molestaban a la población gentil local de manera similar como lo hicieron los otros judíos que vivían allí, sino que también parecían irritar a la población judía local. No es que los gentiles entendían por qué Pablo fue aceptado por algunos de los judíos locales, pero rechazado por otros; ellos no estaban familiarizados en lo absoluto con las complejidades y matices del judaísmo. Todo lo que sabían es que este grupo particular de judíos itinerantes causó malestar dondequiera que fueran. Y cuando molestaban a los judíos locales, los judíos locales molestaban a los gentiles locales. Y cuando los judíos y gentiles locales juntos comenzaron a formar una turba para tomar medidas en contra de Pablo y los creyentes locales, esto molestó a las autoridades romanas que siempre estaban en busca de lo que se rebelaban. Y cuando las autoridades romanas se molestaron, los políticos locales temían por sus trabajos. Y cuando los políticos locales temían por sus trabajos, buscaban a alguien a quien culpar. Y así culparon a los que parecían ser la fuente del problema: los judíos.

En resumen: para los gentiles y para las autoridades romanas, esto no se trataba de religión; esto se trataba de disturbios políticos y civiles.  Y por supuesto, cuando nosotros leemos en el versículo 7 que los gentiles piensan que Pablo está declarando a Yeshua como rey, el que está desafiando al Emperador de Roma, ellos no pueden hacer la distinción entre su significado, si es en un sentido religioso versus su pensamiento paranoico que lo dice en un sentido político. Esta es probablemente la acusación más seria de todas, porque para el ciudadano común y corriente esto parece sublevación. Así que cuando los magistrados políticos escucharon estos cargos, se unieron a la turba en ser perturbados porque si no hacían algo al respecto, podrían ser acusados de ser cómplices. Este era esencialmente el mismo cargo que se había hecho a Pablo y compañía en Filipos; un cargo que resultó en encarcelación. Por supuesto, todo el mundo sabía que esta acusación era falsa; después de todo el supuesto rey competidor, Yeshua, había sido ejecutado unos 15 años atrás. Por lo que, el problema era el mero pensamiento de algunos judíos que querían un rey que pudiera desafiar al Emperador; el mismo era palabras y pensamientos que simplemente no podían pronunciarse por muy remota o benigna que fuera la realidad de esta. Era esencialmente el máximo alcance de no ser políticamente correcto. ¿Pero para que estos judíos sean los que digan esas palabras? Eso los hizo poco más que alborotadores ambulantes.

Al menos los magistrados políticos de Tesalónica no reaccionaron al igual que los jueces de Filipos; o mejor, no exageraron. Más bien manejaron este asunto más cuidadosamente. Primero; cualquier evidencia de una conspiración para entronizar a un nuevo rey sobre Roma no existía; pero, en segundo lugar, los supuestos conspiradores no se encontraban en ninguna parte. Así que esencialmente la solución propuesta era hacer que Jason y sus amigos fueran responsables de asegurarse de que no se produjera ningún problema adicional. Ellos tuvieron que hacer un lazo que asegurara que Pablo y sus 3 compañeros se comportaran o mejor aún, se fueran a crear problemas a otra ciudad.

Por mucho que al intrépido cruzado Pablo le hubiera gustado quedarse, enfrentarse a sus detractores y seguir predicando el Evangelio, habría venido a expensas de Jason. Así que, con la ayuda de algunos creyentes locales, los discípulos se fueron sigilosamente a Berea. El versículo 10 retoma esa historia.

Pero antes de ir allí, creo que ahora sería un buen momento para hacer una conexión que se pasa por alto fácilmente. Mencioné la última vez que al nosotros ver los nombres de estas diferentes ciudades de Macedonia donde Pablo estableció creyentes entre varias congregaciones de sinagogas (nombres como Corinto, Filipos y Tesalónica) necesitamos conectar inmediatamente los libros del Nuevo Testamento Corintios, Filipenses y Tesalonicenses porque las cartas de Pablo que llevaban esos títulos eran a las congregaciones que residían en esas ciudades antes mencionadas.

Así que entendiendo lo que acaba de pasar en Filipos y ahora Tesalónica, vamos a leer el primer par de capítulos de 1ra Tesalonicenses porque Pablo está escribiendo justo después que fueron sacados de la ciudad. Por lo tanto, lo que acabamos de estudiar en Hechos 17 es el contexto de la carta llamada 1ra Tesalonicenses. Y sin el contexto de Hechos 17, entonces perdemos el punto del 1er libro de Tesalonicenses. Abran sus Biblias a 1ra Tesalonicenses.

LEER 1TESALONICENSES CAPÍTULOS 1 y 2

Así que los problemas que acabamos de leer en Hechos 17 (algunos de ellos también se han pasado del capítulo 16 concerniente a Filipos) son lo que Pablo está escribiendo a los tesalonicenses para explicar su abrupta partida y por qué no había regresado a la congregación tesalónica. Sin duda esta congregación en Tesalónica continuaba tomando la peor parte de la ira de los gentiles locales. Le aconsejo que termine de leer los 3 capítulos cortos restantes de 1ra Tesalonicenses por su cuenta, ahora que tiene el contexto para entenderlo mejor. Mi punto al ir aquí, es seguir enfatizando que la Biblia es orgánica; no es una serie de puntos desconectados. Todo funciona en conjunto y tenemos que abordarlo de esa manera. Entonces nuestro aprendizaje y comprensión se multiplica.

Continuemos con Hechos 17 versículo 10. Ahora en Berea los discípulos se dirigieron a la sinagoga local. Berea, Filipos y Tesalónica fueron las 3 ciudades más grandes de Macedonia. Resulta que los miembros de la sinagoga de Berea eran mucho más receptivos al Evangelio que los de Tesalónica; la razón de eso no lo sabemos con certeza. Pero mi especulación es que es porque estudiaron las Escrituras para buscar la verdad, en lugar de depender de tradiciones y doctrinas del judaísmo de mucho tiempo. Creo que este es el caso porque la característica definitoria de la congregación bereana se habla en el versículo 11: “Aceptaron el mensaje con entusiasmo y examinaron las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran así”. 

Este es un principio que se viola con demasiada frecuencia en los círculos cristianos. En lugar de escuchar lo que dicen nuestros maestros y pastores y luego revisar cuidadosamente en las Escrituras para obtener confirmación, con demasiada frecuencia los maestros y los líderes de la Iglesia se colocan en un pedestal y asumen que nunca estarían equivocados, o que no tienen una agenda oculta, o simplemente están defendiendo una doctrina cuestionable de la Iglesia. ¿Es esta confianza imprudente por parte nuestra? ¿O es una pereza profunda? Supongo que no lo sé.

Pero, de cualquier manera, la congregación tiene la responsabilidad de asegurarse de que lo que están aceptando de alguien es la verdad y la luz. Y el estándar de oro por el cual todo debe ser medido no es cómo nos sentimos en nuestros corazones o lo que hace cosquillas a nuestros oídos; es lo que la Palabra de Dios realmente dice.

Al igual que en Tesalónica, además de muchos judíos que aceptaron a Yeshua en Berea, también lo hicieron muchos que temían a Dios. Se hace claro que entre los creyentes había griegos mujeres y hombres, e incluso los ricos. Pero los buenos tiempos iban a disiparse rápidamente; cuando llegó la noticia a Tesalónica de la presencia de Pablo en Berea, algunos judíos incrédulos de Tesalónica hicieron el viaje a Berea para tratar de fomentar problemas para los discípulos. Voy a reiterar: esta no fue una cuestión religiosa la que fue la causa para que estos tesalonicenses llegaran a la ciudad; más bien era político y civil. Y como Pablo y sus compañeros habían escapado de Tesalónica, los tesalonicenses querían venganza.

Como Pablo era el portavoz y obviamente el líder, fue él el principal objetivo. Así que Timoteo y Sila (y probablemente Lucas que como gentil era generalmente incógnito) enviaron a Pablo a la costa para coger un barco para Atenas. Algunos de los hermanos de Berea acompañaron a Pablo a Atenas sin duda como protección. Pablo envió un mensaje de vuelta con ellos para decirles a Sila y Timoteo que vinieran a Atenas para unirse a él tan rápido como pudieran.

Atenas era un lugar único; fue considerada como el lugar de nacimiento de la democracia y la sede del intelectualismo; es lo que hoy podríamos llamar una ciudad universitaria. Pero también era una ciudad griega, no una ciudad romana, por lo que gozaban de un estatus especial que los eximía del sistema provincial romano. Todo lo que Pablo vio fue la infinidad de ídolos colocados por toda la ciudad y esto ofendió enormemente su sensibilidad judía; el segundo mandamiento específicamente tocaba esta cuestión y prohibió tener algo que ver con los ídolos. Ahora Pablo había visto ídolos en las ciudades desde que era un niño; era, después de todo, un judío de la diáspora que nació y creció en Tarso de Cilicia. Pero Atenas era un verdadero jardín de ídolos y Pablo apenas podía controlar su indignación.

Dependiendo de lo piadoso que un judío pensara de sí mismo, leemos en el Talmud de los judíos que uno no pasaría por las puertas de las ciudades que están adornadas con ídolos dando la bienvenida. También leemos de un teólogo cristiano de antigüedad Hipólito que algunos judíos no llevarían o incluso tocarían una moneda si tuviera una semejanza o imagen en la misma, y la mayoría de las monedas lo tenían. Pablo tal vez no hubiera sido tan celoso, pero el versículo 16 deja claro que estaba muy preocupado y agitado por lo que vio en Atenas. Si me permiten comentar: Creo que cuanto más tiempo una persona pasa en oración y en el estudio de las Escrituras, haciendo aquellas cosas que nos acercan a Dios, más difícil es para nosotros ignorar las cosas mundanas, si no francamente inicuas, que nos rodean. Cosas que siempre han estado ahí; cosas que la mayoría de la gente no piensa dos veces, sino que simplemente aceptan como de costumbre y normal. Cosas que simplemente pasamos por alto, pero de repente su presencia despierta una profunda indignación justa dentro de nosotros y no podemos dejar de meditar en ellas, aun cuando nosotros desearíamos el no hacerlo. Tal es el estado incómodo de un devoto seguidor de Cristo, pero menos para los de la mentalidad cristiana más liberal, que ajusta constantemente su fe a cualquier nueva tendencia y corrección política que surja.

Pablo había vivido gran parte de sus primeros años viendo ídolos todos los días; ahora su espíritu está profundamente perturbado por ellos y no puede evitar tomar medidas.

Entonces, ¿qué hizo Pablo? Redobló su esfuerzo en difundir el Evangelio, con Atenas siendo la Exposición número uno del porqué los seres humanos necesitaban escuchar acerca de Yeshua y el Dios de Israel. La misma es una extraña ironía en este mundo que cuanto más aumenta el humanismo, más disminuye la devoción. Cuanto más se busca el intelectualismo, más se rehúye la sabiduría. Y así, en el versículo 17 vemos que Pablo va a la congregación de la sinagoga local en Atenas; pero a diferencia de los bereanos que compararon lo que Pablo dijo con la Sagrada Escritura, nosotros solo encontramos que Pablo razonó con los miembros de la sinagoga de Atenas. Y que también fue al mercado local para razonar con los gentiles paganos. No se menciona que la Torá o la Escritura estén involucradas. El punto es que en esta ciudad de Atenas que se enorgullecía de autogobierno, siempre buscando un estilo de vida progresista, abrazando los pensamientos más recientes y las últimas filosofías, Pablo ni siquiera podía lidiar con los judíos y temerosos de Dios de Atenas usando la Escritura, porque fue principalmente el razonamiento intelectual lo que los impresionaba.

Pablo también se encontró con un grupo de filósofos epicúreos y estoicos que escucharon lo que dijo en las calles de Atenas; pero como ellos se consideraban a sí mismos como la élite intelectual, ellos lo consideraban más que un hablador. Vamos a entender lo que eran los Epicureanos y los Estoicos y lo que creían porque esto nos ayudará a entender por qué Pablo necesariamente se acerca a ellos como lo hace.

En primer lugar, entienda que estos dos grupos eran rivales; por lo que nuestra primera pista es que cualquiera que fuera la filosofía a la que pertenecían, la misma consistía en principios mayoritariamente opuestos. Los Epicureanos fueron nombrados en honor a su fundador Epicuro que vivió 3 siglos atrás. Ellos negaron la existencia de un Dios todopoderoso y con propósito y afirmaron que el universo fue creado espontáneamente y que todo lo que existía era puramente el resultado de una casualidad matemática (¿le suena algo familiar?). De hecho, no tenían ninguna consideración por los sistemas de los dioses griegos y romanos y expresaban desprecio hacia los ídolos y todos los templos y sacerdotes y grupo de seguidores. Sin embargo, irónicamente, no descartaron la existencia de dioses. Más bien a pesar de que los dioses eran humanos en sus cualidades, ellos no se involucraron en los asuntos de los seres humanos.

Los Epicureanos no creían que un alma vivía después de la muerte del cuerpo (los saduceos judíos habrían estado de acuerdo con ellos); de hecho, el alma no era etérea, la misma era tan material como la carne y la sangre. Por consiguiente, como no había vida después de la muerte, y ahora era todo lo que importaba y por consiguiente ellos formaron el objetivo de su vida como la búsqueda del placer y la gratificación. La moralidad era una carga sin sentido e innecesaria. Esencialmente los Epicureanos eran primeros anarquistas.

Los estoicos alegaban a Zenón de Chipre como su fundador, y no es de extrañar que viviera exactamente al mismo tiempo que el fundador de la escuela epicureana de filosofía. Para ellos Dios era como La Fuerza en una película de Star Wars. Ellos se adhirieron a algún concepto brumoso de que Dios fue encarnado en la totalidad del universo, o tal vez como el espíritu en movimiento que dio energía y vida al universo.

Un humano tenía un alma etérea, pero al morir esta alma perdería cualquier individualidad y en su lugar se uniría a la fuerza vital del universo, y por lo tanto esencialmente estaban absorbidos en lo que fuera que Dios fuese.

Los estoicos buscaron una existencia inmóvil y sin pasión. Ellos estaban principalmente preocupados por estar en armonía con la naturaleza, y por lo tanto eran apáticos con respecto a la condición humana. No buscaban el placer como los Epicureanos, porque para ellos no importaba el placer ni la incomodidad. Esencialmente fuera de una búsqueda interminable de conocimiento, no había nada por lo que valiera la pena vivir. La razón y la iluminación eran las únicas razones para existir; y así cuando un estoico llegó a un punto en el que física o mentalmente no podían obtener más conocimiento, o habían perdido ningún interés en aprender más, entonces la única solución razonable y lógica era el suicidio. Su fundador tomó este camino y muchos miles de estoicos también lo hicieron.

Por consiguiente, tanto el estoicismo como el epicureanismo encuentran que la religión Bíblica es una fantasía infantil e ilógica. No creo que después de mis descripciones de estas dos filosofías dominantes de Atenas yo necesito mostrarles las comparaciones con lo que vemos pasando a nuestro alrededor hoy en día. Ciertamente no van por esos nombres en nuestros tiempos, pero los principios subyacentes permanecen. Y lo que estos principios traen a la humanidad es una existencia sin esperanza, con un futuro sin esperanza. La Iluminación del siglo XVIII provocada por intelectuales europeos Hume y Kant y Voltaire, que es la base de prácticamente todas las sociedades del mundo occidental hoy en día, y que ha infectado en gran medida a la Iglesia en general (y gran parte del judaísmo también), no es más que una mezcla mortal de antiguas filosofías epicúreanas y estoicas.

Así que estas son las personas a las que Pablo trataría de alcanzar. ¿Cómo podría hacer esto en términos que estarían dispuestos a escuchar y aceptar como al menos creíble? Eso es lo que veremos en nuestra próxima lección.

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