Month: כ״ד באלול ה׳תשע״ט (September 2019)

Deuteronomio Lección 38 Capítulo 28

Deuteronomio

Lección 38 – Capítulo 28

El capítulo 28 de Deuteronomio es el punto medio de esta sección especial de 4 capítulos de Deuteronomio que va de los capítulos 26 a 30. Estos capítulos se encuentran entre los más estudiados y venerados por los sabios y rabinos hebreos, ya que el significado y el impacto de estos pasajes es a la vez sencillo y al mismo tiempo profundo y místico. Vamos a pasar una gran cantidad de tiempo aquí, así que ponte cómodo.

Nosotros también vamos a encontrar esos pasajes que los israelitas indudablemente vieron como las amenazas más graves en contra de ellos si desobedecían a Dios y los términos del pacto que esta segunda generación del éxodo de Egipto ha aceptado rotundamente con sus juramentos, declaraciones y ceremonias rituales.

Estas amenazas de Dios son generalmente etiquetadas como “maldiciones”. Claro que, como es la naturaleza del sistema de justicia de Jehová, además de las maldiciones para aquellos que están en desobediencia y que se apartan de Jehová, están las bendiciones para aquellos que se quedan cerca de Dios y demuestran su confianza y amor para Él por medio de su obediencia.

Dado que las maldiciones están en el centro de lo que estudiaremos hoy, antes de leer de Deuteronomio capítulo 28 (un capítulo muy largo) me gustaría tomar unos minutos para demostrar que lo que Pablo quiso decir en el tercer capítulo de Gálatas acerca de que Cristo se convierte en “una maldición” para nosotros (Sus discípulos ) NO, significa que de alguna manera existe ahora una relación unidimensional unilateral con el Señor por lo que todos los Creyentes pueden esperar de Dios es Su ayuda y prosperidad, y por lo tanto nunca estamos sujetos a ningún tipo de disciplina de Él cuando pecamos y nos rebelamos y le damos la espalda a Él.

En otras palabras, tenemos una pregunta importante que debe ser respondida: ¿qué quiere decir Pablo con la frase “la maldición de la ley”, y que como Cristo se ha convertido en “una maldición para nosotros” de que ya no estamos sujetos a ella?

Primero leamos que la breve declaración de Pablo en Gálatas: LBLA Gálatas 3:10Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque El justo vivirá por la fe[j]. 12 Sin embargo, la ley no es de[k] fe; al contrario, El que las[l] hace, vivirá por[m] ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: Maldito todo el que cuelga de un madero.

Puesto que hemos estado mirando en el capítulo 27 de Deuteronomio una lista de “maldiciones” sobre aquellos que violan las leyes de Dios, tenemos que tener cuidado de NO confundir la lista de “maldiciones” (es decir, los castigos prescritos por los diversos actos de pecar en contra de Dios) con la frase “la maldición de la ley”. Permítanme decir eso otra vez: tenemos toda una serie de “maldiciones” (plural) por hacer el mal sobre y en contra de la MALDICION (singular).

Y es este malentendido entre las “maldiciones” y “LA MALDICIÓN” lo que ha llevado a muchos cristianos por ahi felizmente con la expectativa que a) ellos no tienen nada de que temer de nuestro Dios sin importar lo que hagan, y eso es porque b) NADA de lo que nosotros podamos hacer haría que Él nos disciplinará por nuestras acciones. En otras palabras, Dios nunca castigaría a un Creyente con solo el hecho de pecar.

No voy a pasar tiempo repasando las diversas “maldiciones” por romper las leyes de Dios que hemos estudiado, porque es una lista larga y generalmente son auto explicativas. Pero, ¿qué es “la maldición de la Ley” de la que Pablo hablaba en Gálatas?

Creo que la mejor manera de ver esa distinción es examinando algunos versículos bíblicos que emplean el término “la maldición” en una variedad de contextos.

Primero, Isaías 24.   LBLA Isaías 24:1 He aquí, el Señor arrasa la tierra, la devasta, trastorna su superficie y dispersa sus habitantes. Le sucederá lo mismo al pueblo será como al sacerdote, al siervo como a su amo, a la doncella como a su ama, al comprador como al vendedor, al que presta como al que toma prestado, al acreedor como al deudor. La tierra será totalmente arrasada y completamente saqueada, porque el Señor ha dicho esta palabra. De duelo y marchitada está la tierra, el mundo languidece y se marchita, languidecen los grandes del pueblo de la tierra. También la tierra es profanada por[a] sus habitantes, porque traspasaron las leyes, violaron los estatutos, quebrantaron el pacto eterno. Por eso, una maldición devora la tierra, y son tenidos por culpables los que habitan en ella. Por eso, son consumidos los habitantes de la tierra, y pocos hombres quedan en ella.

¿Por qué dice el texto que “una maldición” (singular) está devorando la tierra, sino que Dios simplemente está promulgando el gran número de “maldiciones” (plurales) o castigos que provienen de la violación de las diversas leyes que se acusa a Israel de quebrantar? ¿Acaso es que Dios esta invocando una maldición en particular de una lista larga de posibles maldiciones? No; y te mostraré por qué.

Vamos a movernos a Jeremías 42: LBLA Jeremías 42:15 en este caso, oíd la palabra del Señor, remanente de Judá. Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Si os obstináis en entrar en Egipto, y entráis para residir allí, 16 entonces sucederá que la espada que vosotros teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre que os preocupa, os seguirá de cerca allí en Egipto, y allí moriréis. 17 ‘Así pues, todos los hombres que se obstinen en ir a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no les quedará sobreviviente ni quien escape del mal que voy a traer sobre ellos.’” 18 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Como se derramó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Y seréis motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio; y no veréis más este lugar.

Elegí usar la traducción NAS de Jeremías (esta fue la traducción que utilizó el Sr. Bradford en inglés, nosotros para fines de traducción al español usamos la LBLA) porque es más literal que nuestra traducción CJB habitual. La CJB (la Biblia Completa Judía) tiende a usar lo que los eruditos llaman una traducción “dinámica” en lugar de emplear una traducción literal palabra por palabra. Una traducción dinámica intenta poner en términos modernos lo que el autor concluye que esas antiguas palabras hebreas SIGNIFICAN.

Por lo tanto, si miramos nuestra CJB veremos que en lugar de traducir la palabra hebrea qelalah en Jeremías 42:18 como “maldición” (que es su significado común), en su lugar dice “el objeto de la condenación”, que es lo que “una maldición” significaba. Esto indica que para quien ha “venido bajo una maldición” (como resultado de las rebeliones en contra de Dios) él es uno quien es “el objeto de la condenación de Dios”.

Vamos a ver otro versículo que nos dé otro contexto para entender lo que significa el término “la maldición”, y lo encontramos en Proverbios 3:33 La maldición del Señor está sobre la casa del impío, pero Él bendice la morada del justo.

Así que una vez más vemos que la maldición de Dios no es exactamente lo mismo que las diversas maldiciones (castigos) que uno recibe por violar algunas de Sus leyes y mandamientos. Más bien el término “maldición de Dios” significa la condenación de Dios. Si un hebreo roba algo, entonces se le coloca bajo una de las maldiciones especificadas y apropiadas que están enumeradas en la Ley. Así que, si ha herido a un hermano, y por lo tanto ha roto la comunión con el Señor, la Ley dice que debe hacer restitución al legítimo dueño, además de añadir un poco más como castigo, además de hacer un sacrificio de expiación a Dios en el Altar del Templo. Tenga en cuenta que este ladrón NO fue condenado porque en la Biblia (al igual que en nuestra sociedad) condenado técnicamente significa ser puesto bajo la sentencia de muerte (a menos que el término se utilice sólo poéticamente o como metáfora). Cuando la Biblia dice que una persona es condenada significa que esa persona se debe a la pena de muerte. Y que la pena de muerte puede significar la muerte física, o puede significar la muerte espiritual, o puede incluir ambas.

Ahora escucha un versículo que estudiaremos en unas semanas que se encuentra en Deuteronomio 30 que comienza a poner incluso un punto más agudo no sólo en el significado del término “la maldición” sino también en el término “la bendición”. Porque, así como una lista de maldiciones no es la misma cosa que “LA MALDICIÓN”, también una lista de bendiciones no es lo mismo que “LA BENDICIÓN”.

LBLA Deuteronomio 30:15 Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 pues te ordeno hoy amar al Señor tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. 17 Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, 18 yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla.

Este pasaje define esencialmente lo que Dios quiere decir con los términos “la bendición” y “la maldición” de la Ley. La “bendición de la Ley” es vida y bien; “la maldición de la ley” es la muerte y el mal. La vida y el bien versus la muerte y el mal. Es una expresión común entre los judíos decir que la Torá es vida; lo que significa que SEGUIR la Torá trae la vida que Dios desea dar a todos los que confían en Él. Por el contrario, el NO seguir la Torá trae la muerte, lo contrario de la vida, porque eso significa que el violador NO confía en Él.

Cuando Yeshua muere en la Cruz, Él no le quita los castigos de Dios sobre Sus seguidores, simplemente Él le quitó la condenación de la muerte eterna. Cristo ciertamente no abolió la muerte FÍSICA para nosotros (al menos en el mundo actual) como es evidente.

Como vemos en el Tanak (el Antiguo Testamento), la gran mayoría de los pecados cometidos contra el Señor tenía algún tipo de castigo asociado con cada una (maldiciones), pero sólo un puñado de esos pecados alguna vez invocaron la pena de muerte (LA maldición), así mismo es con los discípulos modernos de Jesús. En términos generales, nosotros podemos y cometeremos pecados en contra del Señor, y a veces experimentaremos la mano de disciplina de Dios en forma de ciertos castigos divinos sobre nosotros. Sin embargo, de lo que nos salvamos es de la separación eterna de Dios como resultado de esos pecados, que es lo que todos los hombres merecen. Los discípulos de Yeshua se salvan de la pena de muerte eterna, la condenación espiritual, la separación permanente de Dios…….. LA MALDICIÓN.

La elección que se ofrece aquí en Deuteronomio a las 12 tribus de Israel por medio del Pacto Mosaico, y la opción muy similar que ofrece el Pacto renovado en Yeshua nuestro Mesías está entre LA bendición o LA maldición; o como la Biblia nos ha mostrado, entre la bendición de la Vida y la maldición de la Muerte.

Con esta preparación, vamos a leer Deuteronomio capítulo 28 juntos.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 28

La primera palabra del capítulo 28 es “SI. SI tal vez la palabra más grande en la Biblia en términos de impacto espiritual. La propuesta es que “SI” Israel sigue los términos del pacto, entonces Dios otorgará Sus bendiciones sobre Israel.

Yo les he mencionado en el pasado (como la mayoría de los maestros han enseñado) que el Pacto Mosaico es llamado un pacto condicional. Esto comparado al Pacto de Abraham que es un pacto incondicional.

Como Pablo hizo todo lo posible para explicar, una buena manera de ver un pacto incondicional (específicamente el Pacto Abrahámico) es que consiste puramente en una promesa. La Alianza que Dios hizo con Abraham no se basó en si Abraham hará algo, entonces Dios responderá guardando Su promesa. Más bien fue que Dios prometió toda una serie de cosas a Abraham porque Jehová le preguntó a Abraham si le gustaría tener estas cosas (todas estas cosas eran bendiciones), y Abraham respondió: “Sí”.

La forma más típica en que se piensa en el Pacto Abrahámico es como un pacto unilateral; es un trato unidireccional de Dios al hombre, con Dios haciendo todo y no se requiere del hombre nada a cambio. Por lo tanto, los eruditos típicamente describen el Pacto Mosaico como bilateral, en el que es Dios al Hombre, pero con Dios esperando algo a cambio; ambas partes tienen obligaciones la una con la otra.

Quiero cortar esta cebolla un poco más delgada porque si bien generalmente estoy de acuerdo con esas descripciones, también podemos tener una idea equivocada sobre la verdadera naturaleza del pacto hecho sobre el Monte Sinaí con Moisés como Mediador, y lo que significa “condicional”. EL Pacto Abrahámico está (creo que todos estaríamos de acuerdo) basado en la gracia de Dios. Dios simplemente se lo dio a Abraham como un don gratuito tal como dio a la humanidad la salvación como un don gratuito; nuestro deber no es más que aceptarlo. Sin embargo, también ocurre lo mismo con el Pacto Mosaico.

Permítanme explicar: una analogía bastante buena a un pacto es un contrato (no es preciso, pero está lo suficientemente cerca para la discusión). Todos entendemos los contratos; los tenemos cuando compramos una casa o un coche. A veces tenemos contratos con nuestros empleadores, especialmente en los campos del entretenimiento o el deporte. Y la idea es que el contrato sea esencialmente una serie de obligaciones mutuas. Si una de las partes no cumple con una o más de sus obligaciones contractuales, el resultado habitual es que los tribunales se involucran. Rara vez el contrato se anula simplemente como la sanción para una parte u otra que viola los términos del contrato.

Este es el punto: la Alianza Mosaica fue un regalo para Israel, un acto de gracia divina. Una vez que Israel aceptó el pacto, la violación del pacto no quería decir que el pacto fuese anulado; sólo significaba que ciertas sanciones se iniciaron (al igual que en la mayoría de los contratos). Esencialmente a cambio de las bendiciones que el Señor ofreció, Israel declaró que estaban dispuestos a aceptar ciertas consecuencias (llamadas las maldiciones) si no cumplían con su parte del trato.

Sin embargo, al igual que con casi todos los contratos, el Pacto Mosaico no fue anulado y arrojado a la basura porque los términos se rompieron. Más bien se activaron algunas sanciones que se escribieron en el contrato (naturalmente las sanciones estaban estrictamente del lado de Israel porque Dios nunca cambia o vuelve Su palabra atrás). Hace varios años atrás yo tuve una casa construida para mi familia y como parte del contrato negocié una fecha de finalización de la empresa. Si el contratista completó la casa antes de la fecha acordada, recibió una cierta cantidad en dólares por cada día que la completó antes de la fecha de vencimiento…recibieron una bendición. Sin embargo, si no pudieron terminar antes de la fecha de vencimiento que habían acordado una cantidad similar por cada día PASADA la fecha de vencimiento…… una maldición. Pero incluso si no llegaron a la fecha de vencimiento, el contrato no era cancelado; es sólo que se promulgó una maldición incorporada SI no hicieron lo que habían acordado hacer. Hubo otras sanciones incorporadas también para otros tipos de situaciones, pero ninguna anuló el contrato.

La cosa es que el Pacto Mosaico NO operaba de tal manera que si Israel traía las maldiciones de Dios sobre sí mismo (todos los cuales eran términos escritos en el pacto, sin letra pequeña y ninguna sorpresa) el convenio sería anulado; era sólo que por medio de las bendiciones se habrían otorgado a Israel por medio de la obediencia a los términos, en cambio habría esas maldiciones consecuentes por violar los términos. El Pacto permaneció intacto. El Pacto no fue anulado porque Israel no tenía que hacer nada para mantenerlo intacto. Más bien, una vez que el regalo del divino de Pacto fue ratificado por Israel (toda la congregación accedió a el, tal como Abraham ratificó el convenio con él, simplemente acordándolo) entonces todo lo que quedaba era que sus términos se llevaran a cabo con el tiempo. La diferencia entre los dos pactos de Abraham y Moisés era que Abraham no tenía penalidades (sin maldiciones) porque Abraham no tenía obligaciones; pero el Pacto Mosaico SÍ tiene sanciones (maldiciones) porque Israel SÍ tiene obligaciones.

El Pacto Mosaico está vivo y bien; de hecho, el Nuevo Pacto en Cristo no es más que el Pacto Mosaico renovado y escrito en nuestra mente (corazones) con Yeshua como la fuente de purificación y expiación para aquellos que aceptan sus términos. Y también con Jesús como Mediador del pacto renovado.

Así como un israelita no fue retirado permanentemente de la gracia de Dios por el mal comportamiento (excepto si era el tipo que esencialmente demostró su falta de confianza y sumisión a Dios), así es que ningún Creyente es permanentemente eliminado (en general) de la gracia de Dios por el mal comportamiento. Pero piensen en esto: bajo el pacto del Mesías tenemos obligaciones, ¿verdad? La mayoría de los cristianos todavía reconocen nuestro deber de adherirnos a los 10 mandamientos. Algunos piensan que no hay más que 10 Mandamientos sobre nuestras cabezas, pero no estoy de acuerdo en que eso es todo lo que hay. Incluso si lo hiciera, el hecho es que tenemos 10 obligaciones concretas para cada Creyente, cada uno (obviamente) capaz de ser violado. Así que nuestro Nueva Pacto sí tiene obligaciones, y por lo tanto NO está precisamente en el molde del Pacto de Abraham.

Consideren esto: si (como algunos dicen) el Pacto Mosaico reemplazó el pacto Abrahamico, y entonces el Nuevo Pacto vino y reemplazó al Pacto Mosaico, ¿por qué otro pacto futuro (actualmente desconocido para nosotros) no podría sustituir y reemplazar el Nuevo Pacto? Ciertamente, el pueblo hebreo no sabía de ningún plan de Dios para hacer obsoleto el Pacto Abrahámico. Tampoco sabían de un plan para hacer obsoleto el Pacto Mosaico. Ellos SÍ sabían que el pacto actualmente en funcionamiento debía renovarse, transformarse y ponerse en sus corazones, pero eso es todo. Si debiera haber sido o no, el Nuevo Pacto en Jesús parecía una sorpresa inoportuna incluso para los judíos más eruditos.

Así que si aceptamos la falsa noción de que Dios hizo una serie de pactos en el pasado y de vez en cuando de repente surgió uno más nuevo para Su pueblo que anuló el anterior, ¿por qué debemos estar tan seguros de que Jehová de repente no surgirá sobre nosotros un pacto aún más nuevo en un futuro cercano que hace obsoleto el Nuevo Pacto en Cristo? Aquellos que validarían tal cosa ciertamente han dicho que hacerlo estaría bien dentro del modelo probado de Dios. Por cierto, eso es esencialmente lo que el Islam dice que sucedió; dicen que veneran a Yeshua, pero que Mahoma era el portador de un mensaje aún más nuevo de que Dios le dio a Jesús. No es en absoluto que el mensaje de Jesús fuese falso; es sólo que Dios ahora ha anulado a Jesús y reemplazado a Su profeta Jesús, por Mahoma.

Los mormones dicen que tienen un pacto más nuevo que el Nuevo Testamento que les trajo su profeta José Smith, llamado el Libro de Mormón, y que reemplaza al Nuevo Testamento. ¿Por qué los mismos cristianos que afirman que Dios hace pactos, los declaran que son para siempre y luego los reemplazan por otros nuevos se oponen a que los mormones crean que esto es exactamente lo que Dios hizo por medio de José Smith?

La respuesta a esa pregunta retórica, es que Dios no lanzará un pacto futuro sobre nosotros que nuble Sus anteriores, porque Él no crea pactos para siempre y luego los anula; ese simplemente no es Su patrón. Y el Nuevo Pacto no ha anulado ni el Pacto Mosaico ni el Pacto Abrahámico como dicta la teología de reemplazo.

Lo siguiente que notamos en el versículo 1, es que la palabra hebrea significativa shema se utiliza para ganar la atención de la audiencia de Moisés. Eso es en español nosotros leemos, “Si tu escucha”. Lo que dice es “si shema…”. Permítanme recordarles que Shema SIGNIFICA escuchar y obedecer. NO significa sólo escuchar, porque en el inglés moderno la palabra escuchar es pasiva. Podemos sentarnos justo donde estamos y escuchar o escuchar y no sentir ninguna obligación de tomar medidas.

Shema significa escuchar lo que Dios tiene que decir y luego proceder a hacerlo! No puedo enfatizar lo suficiente que lo que te estoy diciendo no es alegoría; más bien este ES el significado de la palabra hebrea shema.

Y el Señor dice que, si Israel le obedeciera, y observara fielmente Sus mandamientos, entonces el Señor le dará a Israel el mayor de los privilegios; privilegios por encima de los otorgados al resto de la gente en la Tierra, a quienes también ama. Dice que promete dar esas bendiciones a Israel como parte Suya, si Israel hiciera su parte y le obedeciera. Insisto como lo hice antes, NO dice que, si Israel desobedece a Dios, entonces el mismo Pacto es revocado.

Hay 6 bendiciones que el capítulo 28 se centran en la prosperidad y la fertilidad. La prosperidad y la fertilidad están en el corazón de la vida y de las cosas buenas. El versículo 3 dice que al ser fiel al pacto, Israel será bendecido (en hebreo, baruch) en la ciudad y en el campo. Esto es lo que los eruditos llaman merismo, que es una gran palabra que simplemente indica una estructura de gramática hebrea diseñada para mostrar que todo lo que está entre los dos extremos que se dan, está incluido. Así que la idea es que ya sea en las ciudades más grandes y más pobladas, o en los pueblos más pequeños en las zonas más pequeñas de la Tierra (y todo lo demás) Israel en su totalidad, serán los receptores de la bendición de Dios SI ellos obedecen Sus leyes y mandamientos.

Lo siguiente es lo que se conoce como las 3 bendiciónes del versículo 4. La idea es que todo tipo de vida que sea buena y útil y permitida para su uso por los hebreos será bendecida en Israel: vida humana, vida animal doméstica y vida vegetal. La palabra hebrea que generalmente se traduce en este verso como ganado es behemah y significa todos los animales aptos para ser domesticados (no sólo vacas). Por lo general, más específicamente (pero no en todos los casos) se refiere a los animales que son adecuados para la alimentación o adecuados para el sacrificio, o ambos. Este es un buen lugar para señalar que las Biblias típicamente (y correctamente) traducen la bendición 3 veces como “el FRUTO” del vientre, del ganado y la tierra (que significa tierra). Creo que una mejor traducción es el “asunto” del útero, ganado y tierra porque con demasiada frecuencia tomamos la palabra fruto para significar algo bueno. De hecho, el peri hebreo no necesariamente hace que el fruto (es decir, lo que el padre humano o animal o vegetal produce) sea de buena calidad o valor. Pero en este caso la peri, el fruto, lo que resulta del pueblo, los animales y la tierra de Israel serán bendecidos sobre la base de la obediencia al Señor.

Continuando con este tema, el versículo 5 dice que, como resultado del fruto bendito de la tierra, los recipientes utilizados para recoger los productos también serán bendecidos (hechos llenos) y los cuencos de amasar utilizados para hacer pan serán bendecidos (por siempre tener mucho grano del que usan para hacer masa de pan). Así que la idea general es abundancia de alimentos.

El versículo 6 es realmente un modismo hebreo. Dice que “tu entrada y tu salida” serán bendecidos. En realidad, es una frase que se utilizó para denotar actividad militar. En el sentido más literal es captar la idea de entrar y salir. Pero en su sentido idiomático se habla de salir a la batalla, lograr la victoria y volver a casa sano y salvo. Así que, por supuesto, se conecta directamente al versículo 7 sobre cómo Jehová irá delante del ejército de Israel y ganará la batalla contra los enemigos de Israel antes de que comience.

Y esto se expresa en otra expresión hebrea de cómo un ejército enemigo llegará en una marcha muy bien organizada (por un solo camino), pero huirá en todas direcciones en pánico (huir por 7 caminos). El 7 no significa siete literalmente, sólo significa “en todos los sentidos posibles”.

En el versículo 8, el Señor llenará los graneros llenos de productos y bendecirá todos los compromisos de los israelitas. La idea es que el trabajo de uno (sea lo que sea) será productivo, y lo que esté tratando de producir saldrá bien.

Sin embargo, en medio del sermón de Moisés sobre todas las maravillosas bendiciones que le espera a Israel, se detiene para obtener efecto. Deja de nombrar todas las maravillosas bendiciones y le recuerda a Israel los requisitos y la condición necesaria para que esto suceda: el Señor declarará que Israel es Su pueblo santo SI GUARDAN LOS MANDAMIENTOS DE DIOS.

Puesto que Moisés recordó a los que están delante de él, permítanme recordarles a los presentes ante mí: que esto es un paralelismo tan directo y una conexión con el Sermón de Jesús en el Monte. Yo llegué a la conclusión hace algún tiempo de que, si usted puede llegar a sentirse cómodo y familiarizado con este paralelo, entonces usted tendrá una herramienta más útil por la cual puede mostrar a su familia y amigos lo conectados que son la Torá y los escritos del Nuevo Testamento.

Ahora, busca en Mateo 5:1 y permítanme demostrar este patrón gozoso y revelador que acabamos de leer aquí en Deuteronomio por el cual obtenemos una lista de bendiciones, interrumpidas por el Mediador del pacto (Moisés en Deuteronomio, Jesús en Mateo) para recordarle aquellos miembros de su audiencia que las bendiciones que está pronunciando SÍ tienen una advertencia; se requiere obediencia a los mandamientos de Dios.

LEER MATEO 5:1 – 20

Observa en ambos casos cómo es un recital de bendiciones, bendiciones, bendiciones…… y luego una pausa significativa con el Mediador interponiendo que nadie debe malinterpretar lo que él está diciendo. Esa OBEDIENCIA a los mandamientos de Dios es el precio por unirse a este pacto y por permanecer en las bendiciones del pacto.

Como Pablo dice en Romanos 11: LBLA Romanos 11:17Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. 19 Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado.

Observe que al igual que en el Pacto Mosaico, la consigna es “SI”. ¡SI te mantienes en esa amabilidad…de lo contrario tú (nosotros) serás cortado!!

Espero que se tome el tiempo para escribir esto, repasarlo y mostrarle Deuteronomio 28 lado a lado con Mateo 5 a alguien que usted sabe que todavía piensa que el Antiguo Testamento está muerto y obsoleto y / o que la obediencia a los mandamientos de Dios es una cosa del pasado y supuestamente no tiene lugar en la vida de un creyente. Que obedecer los mandamientos escritos de Dios es legalismo y por consiguiente debe evitarse como se evita la plaga. Ya que esa persona está de pie en una pendiente muy resbaladiza.

La semana que viene nosotros comenzaremos a ver la lista extensiva de maldiciones que comprenden la mayoría del capítulo 28 de Deuteronomio.

 

Deuteronomio Lección 37 Capítulo 27

Deuteronomio

Lección 37 – Capítulo 27

La última vez que nos reunimos, estábamos a mitad de una nueva sección de Deuteronomio que abarca los capítulos 26 – 30; y lo que hace que esta sección sea sustancialmente diferente de los 14 capítulos anteriores, es que cambia la naturaleza del sermón que da Moisés. Los capítulos 12 – 26 recitaron la mayor parte de la Ley que se había dado a Israel casi 40 años atrás en el Monte Sinaí. Además, ahora se estaba haciendo más al estilo de un sermón, ya que Moisés explica sobre el significado y la aplicación de la vida de muchas de esas leyes y mandamientos que se habían dado cerca del comienzo de su viaje.

Aquí en esta sección nosotros entramos en algunos aspectos místicos de la Torá de Dios por medio de los cuales se pronuncian bendiciones y maldiciones, se presentan profecías de acontecimientos futuros con respecto a Israel (aunque el pueblo de Israel probablemente no entendió la naturaleza profética de lo que se estaba diciendo), verdades espirituales profundas e inescrutables que están implícitas son presentadas, y se establecen amonestaciones y advertencias directas. Como resultado de la extraordinaria naturaleza de esta sección vamos a permanecer aquí por un tiempo y voy a profundizar en algunos aspectos de las cosas más complejas y misteriosas que el movernos rápidamente no lo permitiría.

A menudo se dice que el capítulo 27 está fuera de lugar; que parece como si algún escritor mucho después del hecho quería hacer un punto en particular, o volver atrás y aclarar alguna información anterior. Algunos eruditos piensan que un editor de antiguedad descubrió dos (o más) tradiciones ligeramente diferentes que rodeaban estos eventos y simplemente las incluyeron sin tener en cuenta las dificultades para hacer tal cosa presentada. Otros eruditos bíblicos competentes preferirían simplemente omitir el capítulo 27 por completo, simplemente pasando directamente del capítulo 26 al capítulo 28, y entonces el flujo tendría más sentido para sus mentes. Yo no puedo decir con certeza si este es el caso o no; sin embargo, puedo decir que sin duda uno tiene que mirar muy cuidadosamente el capítulo 27 de lo contrario tenemos una idea equivocada acerca de lo que está sucediendo realmente y de hecho puede ser bastante confuso.

Vamos a leer el capítulo completo de Deuteronomio 27.

LEER DEUTERONOMIO 27

Lo que debemos entender es esto: lo que estamos presenciando son ceremonias de renovación de pacto. A pesar de que el Pacto Mosaico fue acordado y transmitido casi 4 décadas atrás en el desierto, Dios estaba ahora (a través de Moisés) pidiéndole al pueblo de Israel que renovara sus votos en cuanto a su compromiso con este pacto, y que recordara cómo y por qué el mismo fue establecido en primer lugar.

Yo les dije que estamos presenciando ceremonias de renovación de pacto… plural…… más de 1…. aunque no parezca así en una lectura casual. ¿Cómo es que yo llego a esa conclusión? Veamos los hechos.

Moisés estaba hablando (al menos una parte del tiempo); sin embargo, parte de esta amonestación es que debe de haber una ceremonia DESPUÉS de que Israel cruce el río Jordán y tome posesión de Canaán. El versículo 9 dice que Moisés junto con los sacerdotes levitas hablaron las palabras que fueron presentadas al pueblo; esas dos circunstancias NO pudieron haber sucedido al mismo tiempo, porque Moisés murió antes de que Israel cruzara el Jordán. El no permitir que Moisés entrara a la Tierra Prometida era un castigo que Jehová le impuso en respuesta a un incidente por el cual Moisés golpeó una roca para sacarle agua, en lugar de hablarle como Dios le había instruido.

Además, nosotros sabemos que Israel cruzó a Canaán justo encima del extremo norte del Mar Muerto en un lugar llamado Gilgal, a sólo un paso de la antigua ciudad de Jericó. Sin embargo, en los versículos que acaban de preceder a los que leemos hoy, parece como si esta ceremonia de renovación de pacto se debe de hacer por un lado “INMEDIATAMENTE” al cruzar el Jordán (el cual estaba en Gilgal), pero por otro lado se debe realizar en lo alto de los picos de las montañas gemelas de Ebal y Gerizim. El problema es que estas dos montañas están a 30 millas al norte de Gilgal y Jericó, y debido a su ubicación y el número de personas que asistirían a la misma probablemente era un viaje aproximadamente de una semana.

Por lo que en la superficie implica que tenemos a Moisés en Canaán, en el monte Ebal, e inmediatamente después de cruzar el Jordán está dirigiendo a los Sacerdotes en una ceremonia de renovación de pacto (en el que ninguno de los cuales cuadra con ninguna otra Escritura). Veamos si podemos desenredar esto. Con lo que estamos tratando es con al menos 2 y probablemente 3 ceremonias de renovación de pacto diferentes. Cuando Moisés es identificado como el que está hablando, nosotros podemos saber con certeza que esta parte del oráculo tuvo lugar en las montañas de Moab pocos días antes de él morir (alrededor de un mes más tarde Israel cruzaría a Canaán). Por lo tanto, nosotros tenemos a Moisés diciéndole a Israel mientras escuchaban este sermón extendido (que es la mayor parte de Deuteronomio) las palabras contenidas en los versículos 9 y 10. Luego tenemos en los versículos 11, 12 y 13 instrucciones de Moisés en cuanto a lo que el pueblo debe hacer más TARDE, después de que él esté muerto y después de que estén en Canaán. Y entonces el versículo 14 dice: “Los levitas, hablando en voz alta, proclamarán a todo hombre de Israel…”; no dice nada de que Moisés se uniera. Eso parece estar en desacuerdo con los versículos anteriores que tienen a Moisés hablando CON los levitas.

Así que, lo que tenemos es un cambio de ubicación que ocurre entre los versículos 13 y 14. En el versículo 13, el lugar sigue siendo Moab, donde Moisés está hablando; en el versículo 14 el lugar está dentro de Canaán con los sacerdotes levitas pronunciando las bendiciones y maldiciones.

Por lo tanto, cuando nuestra lectura comenzó hoy, la situación actual era que el pueblo hebreo estaba reunido en Moab escuchando el gran sermón de Moisés. Y les está recordando que a partir de HOY ellos se han convertido en el pueblo de Jehová. Espera: ¿Yo pensé que ellos se habían convertido en el pueblo de Dios en el Monte Sinaí? ¿Qué hay de diferente en el día de hoy? La diferencia es que en el Sinaí la tierra era todavía sólo una promesa aún incumplida.

Esta reunión congregacional en Moab, mientras los israelitas miran a través del Jordán hacía la Tierra Prometida, es esencialmente la ceremonia de graduación de los israelitas. El tiempo en el desierto ha terminado oficialmente y el tiempo en su propia tierra (en cumplimiento del pacto Abrahámico) está comenzando. El punto crucial es que muchas de las regulaciones del Pacto Mosaico dependían de que Israel residiera, se estableciera, en su propia tierra; ellos no podían hacer esas cosas HASTA que la tierra estuviera en su poder. Ellos no podían usar el vino requerido en las celebraciones rituales porque no tenían viñedos. Ellos no podían realizar las ceremonias de las primicias porque ellos no cultivaban cultivos y no tenían cosecha. Ellos no podían comer como la Torá requería, porque su comida principal seguía siendo maná. Cuando el PUEBLO de Israel está desconectado de la TIERRA de Israel, ellos están incompletos. Mientras Israel estaba vagando por el desierto, sólo podían hacer parte de la Ley, no toda, porque no había medios para hacer ciertas cosas específicas que giraban en torno a la agricultura, como lo hizo (por ejemplo) al menos 3 (y posiblemente 5) de las 7 Fiestas Bíblicas.

Además, en el momento en que ellos estaban recibiendo esta palabra de Moisés, la 1ra generación del éxodo había muerto. Aquellos que eran mayores de la edad de rendir cuentas al salir de Egipto (definidos en la Torá como los que eran lo suficientemente mayores como para servir en el ejército) fueron los que presenciaron personalmente el dar original de la Ley del Monte Sinaí. Ellos fueron los que gritaron con afirmación y unidad que obedecerían todos los términos de la Torá. Pero ese grupo ya estaba muerto y desaparecido (una consecuencia divinamente ordenada por su desobediencia al Señor al negarse a entrar en la Tierra Prometida décadas atrás).

Por consiguiente, sería una nueva generación de hebreos los que entrarían en Canaán, quienes eran niños pequeños o aún no habían nacido en el momento de la entrega de la Ley en el Monte Sinaí. Y durante este tiempo en el desierto está claro que sólo se siguieron partes de la Ley; algunas porque no podían ser seguidas y otras porque eligieron no seguirlas. De hecho, aparentemente la circuncisión masculina no se llevó a cabo en el desierto (o tal vez sólo unos pocos lo hicieron), por lo tanto, una ceremonia de circuncisión masiva ocurriría justo después de entrar en la tierra. El Señor quería que la nueva generación que entraría a la tierra que se les prometió hace tanto tiempo atrás que escuchara con sus propios oídos y que personalmente aceptara los términos del pacto. Por consiguiente, esta es la razón de las palabras de Moisés en los versículos 9 y 10 de que HOY son el pueblo de Dios (están aceptando Su pacto). Esta actitud todavía existente de todo hebreo a lo largo de la historia de que cada individuo debe afirmar la Ley como si se le hubiera dado personalmente; y que su mentalidad debe ser como si él o ella personalmente saliera de Egipto y estuviera al pie del Monte Sinaí, se demuestra aquí en Deuteronomio 27.

Ahora mencioné que otro aspecto de la razón por la que Moisés consideraba la ocasión de su sermón en Moab como el día en que Israel se convirtió en el pueblo de Dios, era que estaban recibiendo oficialmente la tierra, y que los hebreos sin la tierra estaban incompletos. Es irónico que hoy los hebreos finalmente tengan esa tierra de nuevo; sin embargo, de alguna manera todavía están incompletos…… al menos esa es la mentalidad de los más religiosos. Y esto es porque no tienen un Templo.

A mi buen amigo el rabino Baruch, le gusta decir que en nuestra era la Torá es inoperante; él tiene razón. Y con eso él no quiere decir QUE la Torá esté muerta y desaparecida, sino que, así como cuando los hebreos estaban en el desierto, había gran parte de la Ley que no podían hacer. Sin embargo, los hebreos del éxodo sí experimentaron la presencia del Tabernáculo y del Arca del Pacto. Los judíos de hoy NO tienen la morada de Dios entre ellos a pesar de que están de vuelta en la tierra. El Templo es una parte vital de la obediencia a la Torá y, por lo tanto, Ezequiel profetiza no sólo un templo reconstruido, sino que los sacrificios y otras observancias dependientes del templo comenzarían una vez más.

No voy a pasar mucho tiempo con esto, pero usted debe entender algo; la mayoría de las leyes de la pureza ritual y de la expiación por el pecado dependen de la existencia de un templo. Sin el Templo y los sacerdotes que realizan los rituales, falta un eslabón crítico en la cadena de la Torá. Incluso el Shabbat no puede cumplir plenamente con las normas de la Torá, porque la Torá requiere ciertos sacrificios para el día de reposo, y estos obviamente no se pueden hacer sin un templo, un altar y un sacerdocio para realizar los sacrificios. Las ceremonias importantes de las primicias, no se pueden hacer porque no hay templo ni sacerdocio a los que se puedan presentar las primicias. Yom Kipur no se puede observar adecuadamente de acuerdo con las normas de la Torá porque no hay Sumo Sacerdote para entrar al Lugar Santísimo y rosear sangre sobre un Arca que ha desaparecido durante 2500 años. Podría continuar durante bastante tiempo dándoles ejemplos de leyes y reglamentos de la Torá que requieren la participación en el templo y en el sacerdocio. Y con un poco más de tiempo y preparación, podría pasar más tiempo mostrándoles cómo esos rituales requeridos de la Torá que no se pueden realizar, afectan otros aspectos de los mandatos de la Torá que en la superficie no parecen estar unidos al Templo, pero que de hecho lo están (aunque sólo sea de una manera indirecta). La Torá y el Templo están, siempre han estado y siempre estarán, completamente entrelazados.

Eso no significa que esté mal observar algunas de estas ceremonias, ni está mal seguir los mandamientos de la Torá en la medida de lo posible como una demostración de nuestra confianza personal a Jehová, nuestro deseo de estar en armonía con Él y Su universo , y nuestra intención de ser obedientes por gratitud. Algunas de las Leyes sólo se pueden observar en el Espíritu. Pero usar las leyes de la Torá como cualquier tipo de auto justificación o intento de rectitud es más inútil hoy que cuando había un templo. Pretender que estamos manteniendo la Torá de una manera pura es una locura, o afirmar que somos “observadores de la Torá” es hipócrita. Sin un templo y sin un sacerdocio, es físicamente imposible llevar a cabo la Torá completa o correctamente porque demasiados de los elementos de procedimiento no están disponibles para nosotros.

Todos los elementos DEBEN estar en su lugar para que la Torá sea plenamente observada: el pueblo, la tierra y el Templo con su sacerdocio. Parece como si Israel hubiera estado sin al menos uno de estos elementos durante la mayor parte de su existencia. Por lo tanto, comprenderán por qué es que los judíos más religiosos y fervientes tienen un deseo tan celoso de que se reconstruya su templo y se restablezca el sacerdocio. Ellos entienden muy bien su situación. También es fascinante entender que en un futuro próximo, los 3 elementos volverán a existir y la observancia adecuada de la Torá será posible una vez más…aunque sólo hasta un punto.

Lo que he estado describiendo es sólo uno de un sinnúmero de aspectos misteriosos desconocidos de esta sección de Deuteronomio. Esta idea de que SOLO en el momento de la entrega real y formal de la Tierra Prometida para Israel podría finalmente cumplirse plenamente parte de ese tratado de obligación mutua que habían establecido con Dios (llamado el Pacto de Moisés) tiene tantas facetas y yo sólo he tocado algunas de esas facetas.

En el versículo 11 se llevará a cabo un aspecto fascinante de la ceremonia de renovación: Israel se divide en dos grupos de 6 tribus cada uno y un grupo va a ir al monte Ebal y el otro va ascender al Monte Gerizim. Una lista muy específica de la composición de cada grupo de 6 es ordenada y aunque es difícil encontrar algo particularmente especial sobre cada grupo, al menos esto puede decir tanto: el grupo al que se le asigna la tarea de pronunciar las bendiciones se compone de los dos hijos de Raquel (esposa favorita de Jacob), y cuatro de los hijos de Lea (técnicamente la primera esposa de Jacob). El grupo que pronunciará las maldiciones está compuesto en su mayoría por los hijos de las concubinas de Jacob, más Rubén que (aunque siendo el verdadero primogénito de Jacob) fue removido de esa posición debido a tener relaciones sexuales con una de las concubinas de Jacob, y finalmente el hijo menor de Lea. Así que tal vez esto tiene algo que ver con la selección.

Lo que me parece más interesante, sin embargo, es que la composición general de las tribus de Israel ha cambiado de nuevo a su composicion original, antes del éxodo. Recuerden que tenemos a los 12 hijos originales de Jacob y luego Jacob adopta sorprendentemente a dos de los hijos egipcios de José (Efraín y Manesés) y los incluye entre las tribus de Jacob (ahora dándole 14 hijos, 14 tribus). Entonces José fue removido como un nombre tribal llevándolo a un total de 13, y luego Levi fue removido como tribu regular de Israel (para llegar a ser los sacerdotes de Dios) llevándonos de vuelta a 12, pero no a los 12 originales. Y esta nueva composición tribal es lo que se utilizó para dividir la tierra y asignar sus territorios. Aquí, sin embargo, tenemos a los dos hijos de José retirados de la lista tribal, y José vuelve a ser agregado; más Levi también se cuenta como entre las 12 tribus regulares. ¿Por qué sucede esto, no estoy seguro excepto que creo que es probablemente profético; sabemos mirando hacia más allá en libros proféticos como Ezequiel que la configuración tribal original será restaurada después de que el Mesías regrese?

Pero fíjate esto también: leemos en Éxodos 39 que el Efod del Sumo Sacerdote tiene dos piedras grandes montadas en las correas de los hombros; una piedra en cada correa de hombro. Y sobre estas piedras están escritos los nombres de las tribus de Israel, 6 nombres en cada piedra. ¿Se pueden imaginar las imágenes de las dos colinas de Ebal y Gerizim representadas por las dos piedras en los hombros del Sumo Sacerdote, con 6 tribus inscritas en cada una correspondientes a las dos colinas sobre las que se presentarán 6 tribus? Ha habido una gran conjetura sobre qué tribus fueron enumeradas juntas en cada una de las piedras del hombro. Sospecho que la lógica detrás de la cual las tribus fueron elegidas para aparecer juntas en cada colina, fue tomada de la forma en que se inscribieron en las piedras de hombro del Sumo Sacerdote; pero eso es sólo mi especulación.

En el versículo 15 comienza una serie de 12 maldiciones que pronunciarán los Sacerdotes. La palabra hebrea para maldición como se usa aquí es arur. El sentido de la palabra arur es uno de la desgracia divinamente impuesta.

El desastre que os sucede, es quizás porque el Señor envió el desastre sobre ustedes en Su ira; o que sacó Su mano de bendición y protección sobre ti y dejó que el mal de alguna fuente te afecte; o que podría haber intervenido, pero ha decidido no hacerlo. Los grandes sabios hebreos dicen que los sacerdotes del éxodo fueron a las cimas de las montañas de Ebal y Gerizim, junto con el príncipe tribal (y posiblemente los principales ancianos) de cada tribu (divididos en 2 grupos de 6 como vimos). Los miembros restantes de las tribus asociadas se congregaron en el gran valle entre los montes Ebal y Gerizim, con un grupo de 6 tribus mirando hacia su montaña correspondiente y el otro grupo de 6 haciendo lo mismo, pero en dirección opuesta. Desde el Monte Ebal las maldiciones serían pronunciadas.

Once pecados específicos son elaborados, la comisión de la cual llamará a una maldición sobre un israelita; y luego se llama una instrucción número 12 más bien general. Cada uno de estos 11 pecados específicos ya ha sido tratado en la Ley, y muchos de ellos tienen la maldición de la pena de muerte asociada con ellos, así que ¿por qué la elección de estos 11 pecados en particular? ¿Qué tiene de diferente o especial? En primer lugar, entienda que esta lista de pecados es representativa y no exhaustiva. Es decir, la Torá ahora no se ha reducido a 11 (o 12) pecados que provocan un castigo divino. Más bien estos 11 son representativos de un tipo o categoría de pecado: el tipo que se puede hacer en secreto o son muy difíciles para sus víctimas para dar a conocer o probar su caso. En otras palabras, son pecados que a menudo son conocidos sólo por Dios, el criminal y la víctima. La justicia terrenal por medio del código de la Ley no es probable que ocurra debido al secreto del acto.

En segundo lugar, las dos primeras maldiciones (provocadas por pecados específicos) se refieren a dos de los 10 Mandamientos: hacer una imagen de dios y deshonrar a los padres. Aunque cubrimos esto extensamente en Éxodo, es bueno recordar que en todo momento los hebreos han creído y practicado que la amonestación contra las imágenes de dios se refiere tanto a los dioses paganos (falsos) como a Jehová. Ninguna imagen de dios de ningún tipo de dios debe ser fabricada por los israelitas. No hace falta decir que este puede haber sido el mandamiento más violado de todos ellos a lo largo de la historia israelita. Y sostengo que los iconos e imágenes confesionales cristianos modernos que tendemos a utilizar tan liberalmente hoy (con tan poco pensamiento y una ayuda muy pesada de racionalización) o bien cabalgan precariamente a lo largo del borde de la navaja de lo que constituye ser imágenes de Dios, o cae directamente en el lado de la idolatría. Por consiguiente, quiero lanzar esa pequeña precaución aquí.

A medida que nos movemos en la lista de estos pecados clandestinos, a continuación, en el versículo 17 encontramos que se menciona el movimiento ilegal del marcador de límite de propiedad de un vecino. Yo les voy a señalar de vez en cuando (como lo he hecho en el pasado) que muchas de estas leyes y pecados son muy comunes para las culturas de esa época. Piedras de límites babilónicas se han encontrado con maldiciones similares escritas en las mismas para cualquiera que mueva los límites, por lo general describiendo el severo castigo involucrado, que es una combinación de lo que el rey le hará y una maldición divina visitada sobre la persona por el dios local.

Para los hebreos, sin embargo, esto fue más un crimen en contra de Dios que en contra del terrateniente legal.

Dios dividió deliberadamente la tierra entre las tribus de Israel de cierta manera, y así para un hombre tratar de cambiar esa división fue una gran afrenta a Jehová. Además, el Señor poseía la tierra de Israel, por lo que era (y sigue siendo) Su Santa Propiedad. El intervenir con la Propiedad Santa de Dios por lo general trae la sentencia de muerte. Debemos recordar siempre este importante principio de Dios: los israelitas NO poseen la Tierra Prometida; ellos son sólo los inquilinos de la tierra (los ÚNICOS inquilinos autorizados de estar en la tierra). En el pasado se les ha permitido permanecer en la tierra sólo mientras obedecían a Dios; pero cuando pasaron una línea en la arena de que su rebelión se hizo demasiado grande para la misericordia de Dios, fueron desalojados por un tiempo. Permítanme ser claro, sin embargo, que NADIE MÁS que los hebreos tienen derecho a estar allí. Dios NO ha concedido permiso para que los extranjeros estén allí, excepto como parte de Israel.

El versículo 18 dice que nadie debe hacer que una persona ciega pierda su camino. La idea es que nadie debe aprovecharse de la ignorancia o discapacidad de otra persona al engañarlos a su favor o a su perjuicio. Esto es fundamental para la doctrina de la justicia que está tan entretejida en todos los mandamientos del Señor y ciertamente viola lo que tanto el AT como el NT declara como fundamento subyacente detrás de todas las leyes y mandamientos: amar al Señor Dios y amar a su prójimo como a si mismo.

Lo próximo es que nadie debe interferir con el sistema de justicia para un extranjero, viuda o huérfano. Obviamente, esto tiene como objetivo proteger a los más vulnerables de la sociedad; y la violación es realmente más acerca de un juez que juzga injustamente y no sobre el estatus social o económico de una persona.

Ahora tenemos una serie de 4 leyes que involucran el comportamiento sexual. Una vez más, estas leyes no son exhaustivas que abarcan todas las prácticas sexuales inaceptables; son representativos de todos. El versículo 20 habla de un hombre que tiene relaciones sexuales con su madrastra, aunque técnicamente podría incluir a su propia madre biológica. Por muy repugnante que nos suene, sabemos que sucede, así que esto no es un alcance. Curiosamente, el argumento en contra de hacer tal cosa no es tanto la inmoralidad incestuosa inherente de todo; más bien es porque (como dice literalmente), el hijo que haría eso “se ha quitado la prenda de su padre”. Es una afrenta contra el honor de su padre. Aquí está la inferencia que te enseñé hace unas semanas y que vamos a ver muchas veces en la Biblia; la misma es que en las Sagradas Escrituras una esposa es a menudo vista metafóricamente como la prenda de su marido. Permítanme recordarles que esto no es de ninguna manera degradante para la esposa; más bien ella es una especie de cobertura para su marido. La lleva como una cubierta, como lo haría una prenda, y por lo tanto, el que un hijo tenga relaciones sexuales con su propia madre o madrastra es una violación de los derechos sexuales exclusivos del padre.

El versículo 21 habla de zoofilia. Una práctica tan extraña como esta puede parecernos, y como muchas bromas de mal gusto que se han inventado girando alrededor del tema, era bastante común en tiempos antiguos (especialmente en las zonas más rurales). De hecho, las antiguas leyes hititas prohibían el sexo con algunos animales y lo permitían con otros.

Nosotros vemos en el panteón de dioses del Medio Oriente humanos medio humano / mitad dioses animales y diosas; leemos en la mitología griega de criaturas similares y son el resultado de la actividad sexual entre humanos y animales, o la divinidad y los animales. Esta actividad era en gran medida aceptable en la mayoría de las sociedades de un grado u otro, pero estaba completamente prohibida en todas las circunstancias de Israel.

Uno no tiene que mirar muy lejos en la Biblia para encontrar el patrón de Dios que hace zoofilia impensable; Adán y Eva es el “tipo” representativo de la sexualidad humana y las uniones matrimoniales. A Adán se le dio la oportunidad de tener animales como parejas domésticas (no parejas sexuales), pero decidió que ninguno era adecuado. Por lo tanto, el Señor creó de él a una mujer como la única pareja doméstica y sexual apropiada para él. Permítanme ser claro; no fue que Dios estaba invitando a Adán a tener sexo con animales, y Adán se negó. Más bien es que la narrativa del Génesis es (al menos parcialmente) con el propósito de dejar claro que la humanidad no debe tratar de procrear o entrar en una unión con seres menores de su especie, y que la única compañera doméstica aceptable para un hombre es una mujer humana y vice versa. Es increíble que aparentemente esta lección tuvo que ser re-enseñada una y otra vez, y que nación tras nación eventualmente crea que esta ley de Dios ya no aplica.

Esto es seguido en el versículo 22 con otra ley que define esencialmente el incesto; un hombre no debe tener relaciones con su hermana o hermanastra.

La siguiente es una maldición sobre quien comete un acto violento en contra de otro israelita; y no necesariamente limita los actos de violencia a asesinato, ya que también se refiere a la agresión.

El versículo 25 habla de no aceptar un soborno para ayudar a un asesino a salir libre; esto esta hablando de un juez, un testigo, o incluso contratar a una persona para cometer un asesinato para usted. La consecuencia involuntaria de tal acto es que la culpa de la sangre causada por el asesinato injustificado permanecerá en la tierra hasta que al asesino se le arrebate su propia vida.

La maldición numero 12 es esa general de la que te hablé. Se refiere a todas las otras enseñanzas de la Torá y exige que toda la Torá sea seguida o la persona que la rompe será maldecida. Rashi dice que es esencialmente un juramento hecho por cada israelita de defender toda la Torá.

Observe que después de cada lectura de una maldición la misma es seguida con un “Amén” del pueblo. Una persona que responde a una oración o a un voto o en este caso un pacto está diciendo: “que así sea conmigo”. El mismo estaba de acuerdo con los términos del pacto y se utilizó como una especie de atajo para que la persona aceptara públicamente los términos. Anteriormente, en Éxodo y Levítico, pasamos por este tedioso proceso por el cual Dios le decía a Moisés qué decir, luego nosotros leíamos sobre Moisés diciéndolo a la gente, y luego leíamos sobre la gente haciéndolo. Página tras página de la Torá esencialmente repetía la misma instrucción al menos dos veces y a menudo tres veces porque así se hacía simplemente en el antiguo Oriente Medio. Aquí en Deuteronomio hay una desviación de este proceso; vemos una declaración hecha o instrucción dada y en lugar de la gente repetir todo lo que la gente simplemente respondía era, “Amén” a lo que se dijo.

Permítanme terminar con este pensamiento: Al principio dije que este capítulo en realidad habla de múltiples ceremonias de renovación de pacto y sin duda hubo otras ceremonias de renovación de pacto celebradas en los momentos apropiados. ¿por qué? ¿necesitaba Dios que Israel continuara reafirmando su pacto con Él por Su bien?

La realidad es que esto era costumbre y tradición normal de esa época. Tenemos documentos asirios, mesopotámicos, hititas, cananeos y otros documentos de código de la ley que son muy similares en forma a lo que hemos leído aquí en Deuteronomio. Y lo que encontramos es que la repetición, o decir esencialmente lo mismo en lo positivo, y luego más tarde en el negativo, o el uso de múltiples ejemplos era la norma con el fin de crear énfasis. Las maldiciones que se declaraban concernientes a cualquier regulación eran siempre más numerosas que las bendiciones asociadas. La repetición nos ayuda a recordar. La gente no tenía pergaminos o libros con estas instrucciones escritas para que pudieran referirse fácilmente a ellas, por lo que decirlo una y otra vez imprimió estas leyes en sus mentes. Nunca olviden que, si bien Israel es el pueblo separado por Dios, son ante todo “personas”. Consciente o no todos tomamos decisiones y nos comunicamos en el contexto de nuestra era y nuestra cultura y nuestro idioma. Sabemos cuán cierto es eso cuando visitamos un país extranjero y las cosas que damos por sentado en nuestra propia nación son desconocidas para ellos. Algo tan simple como en qué lado de la carretera uno conduce varía en todo el mundo. No era diferente para Israel. Era natural que se comunicaran con Dios, y que Dios se comunicara con ellos, en el contexto de su propia cultura (o mejor dentro del conjunto bastante extenso de costumbres y tradiciones que eran comunes en todo el mundo conocido en ese momento). Por lo tanto, a pesar de que la Biblia es inspirada, tal vez el milagro más grande es que la perfección divina y la verdad de Dios se pueden expresar a través de las costumbres y tradiciones imperfectas y algo arbitrarias de los hombres simples que no siempre son los más edificantes en su naturaleza. La forma del Pacto Mosaico no es celestial, está ligada a la tierra, destinada a que los hombres lo sigan; la forma en que está estructurado habría sido muy familiar para cualquier persona del Medio Oriente de esa época. Son los principios divinos expresados en él lo que importa, no su forma.

La próxima semana pasaremos a Deuteronomio capítulo 28 y estudiaremos las bendiciones pronunciadas por los Sacerdotes.

 

Deuteronomio Lección 34 Capítulos 25

Deuteronomio

Lección 34 – Capítulo 25

 

Esta semana comenzamos con Deuteronomio capítulo 25; y en estos versículos hay 5 leyes sobre preocupaciones humanitarias y sociales, seguidas de una instrucción de que los israelíes deben recordar siempre lo que los amalequitas les hicieron y despreciarlos por ello (y eventualmente aniquilarlos).

Vamos a comenzar leyendo el capítulo 25.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 25 completo

La primera ley trata sobre la administración de castigos corporales a un criminal; específicamente los medios de castigo se llama paliza. La idea es que dos hombres tengan una disputa legal entre ellos y por lo tanto van al sistema de derecho israelita para que sea juzgado. Esto significa que un tribunal formal (al menos formal para esa época) es convocado; un magistrado escucha el caso y dicta una decisión que por definición será “para” uno de los litigantes y “en contra” del otro. El que es juzgado y está en error será azotado. El caso aquí presentado es de naturaleza muy general, por lo que ni siquiera se dice ningún delito específico.

Primero, tenemos que ver que la paliza (obviamente) no fue el castigo que toda persona encontrada culpable de malas acciones sufría. Tenemos decenas de leyes en la Torá para las cuales no se especifica el castigo por violación; por lo tanto, el castigo a menudo se dejaba en manos de la corte para decidir, y Dios estaba satisfecho con esto porque había establecido pautas generales que implicaban el castigo. Después de todo, no es posible predecir o abordar todas las posibles violaciones individualmente.

Se nos da un caso explícito en la Ley por el cual una persona debe ser azotada: la misma era cuando un hombre se casaba con una mujer y luego la acusaba falsamente de no haber sido virgen en el momento de su compromiso y luego de su consumación matrimonial. El hombre debía ser llevado a las puertas de la ciudad y azotado por haber humillado a su esposa y la agresión al honor familiar de su suegro.

Sin embargo, como se indica en las últimas palabras del versículo 2, el número de latigazos debe ser proporcional a la gravedad del crimen; este principio es en sí mismo otro de esos principios generales que Jehová pronunció con respecto al castigo y la retribución que se resume en la ley “ojo por ojo” que los eruditos llaman lex talionis.

Luego nos dicen que el número máximo absoluto de latigazos que se pueden administrar es 40; y que la razón de esto es para que el criminal (un hermano israelita) no sea humillado o (en algunas versiones) degradado. ¿Por qué 40 latigazos y no 30, o 45, o 50? No se nos dice; y hay muchas especulaciones sobre por qué este número fue elegido por Moisés. Probablemente tuvo que ver con que la misma era una cantidad menos severa de la que normalmente estaba prescrita por las sociedades paganas del Medio Oriente de esa época. Los registros antiguos muestran que la mayoría de las culturas mesopotámicas especificaban el número máximo de latigazos para ser 100.

A medida que hemos estudiado la Torá y la Ley de Moisés, hemos visto muchas leyes que en la superficie parecen extrañas en cuanto a por qué existían o para qué propósito lógico podrían haber servido. Muchos cristianos y judíos han intentado explicaciones elevadas y en gran medida alegóricas para estas leyes, y algunas de esas razones se han convertido en parte de la Tradición. La mayoría de las veces, sin embargo, esas explicaciones son más ficción que hecho y a menudo no tienen sentido cuando uno entiende la cultura. En realidad, muchos de los mandamientos de la Ley tratan de alguna práctica o ritual cananeo que el Señor desprecia y no quiere que los israelitas imiten; así que toma ese ritual o práctica de los cananeos y simplemente hace una ley en su contra. Un ejemplo de ello es la prohibición de hervir a un niño en la leche de su madre.

Aquí la decisión es que sería inhumano que un hombre sufriera más de 40 latigazos. La razón dada para que la misma sea humillante o degradante, sin embargo, NO significa que ser azotado es de sí mismo degradante o inhumano. Desde un punto de vista físico, la idea es por un lado que demasiados golpes del látigo podrían causar la muerte, o por otro lado podría hacer que un hombre llore y ruegue por misericordia, o se descomponga y se ensucie (evacuar), o alguna otra reacción impropia que sea deshumanizante. Cualquiera de estas cosas traería gran deshonra sobre él que duraría mucho más que cualquier recuerdo del crimen y su dolorosa pena. Una persona que es castigada demasiado o irrazonablemente no gana al ver su maldad; más bien se vuelven cínicos y amargados.

Naturalmente, este principio exacto se repite en el Nuevo Testamento.

LBLA Efesios 6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.

Esta ley sobre limitar el número de latigazos a 40, es uno de los varios elementos que entran en definir lo que “el tipo de disciplina y guía del Señor es”.

Desde un punto de vista espiritual, sin embargo, nosotros debemos tener en cuenta el divino significado numerológico del número “40” y el patrón que presenta. Cuarenta es indicativos de un tiempo de prueba y/o preparación. Jesús estuvo 40 días en el desierto. La Gran Inundación involucró 40 días y 40 noches de lluvia. Moisés subió a la cumbre del Monte Sinaí y fue separado de su pueblo durante 40 días mientras aprendía la Torá de Dios, pero el pueblo perdió la fe y se volvió a la idolatría en ausencia de su Mediador, Moisés. Jonás advirtió al pueblo de Nínive que tenían 40 días para arrepentirse y recibir liberación, o no arrepentirse y enfrentar la destrucción. Ellos sí se arrepintieron dentro de los 40 días asignados por lo que que el Señor no los destruyó.

Observa que inherente a este modelo y al principio de Dios, es que cuando terminan los 40 días de prueba o preparación, Jehová proporciona la liberación de los justos (o potencialmente justos) en lugar del juicio final. Después de 40 la esperanza sigue siendo; La destrucción absoluta, completa y final de aquellos que son del Señor se detiene y en su lugar hay liberación o redención del problema.

Por lo tanto, desde una perspectiva espiritual, la instrucción urgente de esta ley para no exceder los 40 latigazos, es porque este es un juicio para el criminal que está destinado no sólo a ser castigado, sino que a cambiar su comportamiento.

El mismo NO tiene como intensión el que lo manden a matarlo, el mismo no tiene como intensión llevarlo a la destrucción.

La siguiente ley se refiere a la prohibición de amordazar a un buey mientras está realizando su trabajo como bestia de carga; en este caso el trabajo es la trilla de grano. Ahora entiendan que, si bien podemos mirar este reglamento y decirnos a nosotros mismos que esto parece lógico y humano y algo amable que hacer por el animal, de hecho, la lógica habría parecido extraña e incluso contraproducente para cualquiera de la era Bíblica. De hecho, si uno alguna vez esperaba terminar la función de trillar de manera en un tiempo razonable el buey también TENÍA que ser amordazado y / o azotado y aguijoneado.

El proceso de la trilla era que un buey (aunque podría ser otros animales también) o pisoteaban los tallos de grano con sus pezuñas o tiraban una especie de trineo o aventadora sobre la parte superior de los tallos de grano, lo que hacía que los granos maduros se separaran de la cabeza. Como el buey es un animal que pasta, su naturaleza es doblar su cuello y comer constantemente durante el proceso de trilla. Esta ley establece que a pesar de la necesidad de productividad el buey no debe ser amordazado, sino que se le permite pastar y comer durante el proceso. El problema es que desde un punto de vista práctico esto significaba que para mantener al animal en movimiento tenía que ser constantemente azotado o incitado.

Por lo tanto, se convirtió en la norma de los hebreos el amordazar al animal y luego de vez en cuando quitar el bozal para que pudiera comer de modo que 1) el espíritu de la ley de Deuteronomio 25 se pudiera mantener y 2) para que el animal NO tuviera que ser azotado con el fin de mantenerlo en movimiento si NO estaba amordazado y por consiguiente romper los principios del tratamiento humano de las bestias. Este principio de no amordazar a un buey mientras está trabajando es traído al Nuevo Testamento en un contexto interesante. Busque en sus Biblias a 1 Corintios 9.

LEER 1 CORINTIOS 9:1 – 14

Pablo cita directamente Deuteronomio 25:4 en su respuesta a una cuestión apremiante: apoyó a los apóstoles y discípulos que viajan a diversas congregaciones para predicar y enseñar las Buenas Nuevas de que el Mesías ha venido y se perdonan los pecados. Así que la práctica es que ya sea el hombre o el animal, cualquier criatura viviente que trabaje y sea productiva debe poder disfrutar de los frutos de su trabajo. Esta es, con razón, la razón por la que los pastores deben ser pagados por su trabajo porque ellos se lo han ganado. Claro que, esto NO contesta la pregunta, de si a los pastores se les debe pagar menos de lo que gana el miembro promedio de la congregación, ni proporcionarles con un estilo de vida extravagante. Esto tampoco dice de ninguna manera que todo lo que uno da como sus diezmos y ofrendas necesariamente TODO va al pastor o al tesoro local de la iglesia.

Permítanme también ser claro de lo que también NO se estaba declarando aquí en Corintios: esto no era una declaración que indicara que un pastor, maestro o evangelista debería tener en todo momento todas sus necesidades personales (o deseos) satisfechas por la congregación; depende de la situación. Si la persona en cuestión tenía mucho tiempo para tener un trabajo y predicar o enseñar, entonces debía trabajar, pero también tal vez recibir algún salario (si los necesitaba) por su tiempo dedicado a su trabajo para servir a la congregación. Esta visión es la que la mayoría de los rabinos se dejan llevar hoy en día. Si la persona fue llamada al servicio de tiempo completo para predicar y enseñar, entonces durante ese tiempo la congregación debe estar segura de que sus necesidades razonables fueron generalmente satisfechas. La mayoría, como Pablo, caía en algún lugar en el medio; su oficio le trajo algunos de los ingresos necesarios, pero cuando dejó su oficio (a menudo durante meses a la vez) para viajar y predicar, entonces necesitaba apoyo para compensarlo.

La conclusión es que la regla de que “un buey no debe ser amordazado mientras trilla” siempre ha sido entendida por los sabios hebreos como más un proverbio que una ley. Un proverbio es un dicho de sabiduría; no es un comando per se. Un proverbio es una regla general para vivir una vida redimida y tomar decisiones de una manera que te alinee con la forma en que Dios creó el Universo; no es una ley cuya violación sea necesariamente un pecado ni sancionable. Amordazar a un buey mientras trilla, no hace que el infractor sea un criminal sujeto a un castigo ni tampoco hace a una congregación que no apoye suficientemente a un maestro o a un pastor abiertos a la ira de Dios. Sin embargo, hacer tal cosa no es prudente, y no es amable, y las bendiciones que Dios a menudo quisiera otorgarles podrían no lograrse como una consecuencia directa o natural de ignorar esta instrucción de sabiduría divina.

Comenzado en el versículo 5, está el tema de lo que se llama matrimonio levita. El término matrimonio levita no se encontrará en la Biblia; es un término latino basado en la palabra latina levir que significa “hermano del esposo”. El ejemplo del caso utilizado es de un hombre que muere y no deja hijo, por lo que la esposa del hombre muerto está obligada a casarse dentro de la familia del marido o como el versículo dice en negativo, ella no puede casarse con un extraño. Más adelante en este caso el hombre fallecido tiene un hermano y es la obligación del hermano vivo casarse con la viuda del hermano muerto.

Dado que la reproducción era SIEMPRE el primer objetivo del matrimonio hebreo (como lo demuestra la instrucción del Pacto Abrahámico de que todo israelita tenía el deber de ser fructífero y multiplicarse), entonces el propósito principal de este matrimonio más o menos forzado era que los hermanos vivos deben impregnar a la ex viuda. El primer HIJO nacido de esta mujer será considerado el hijo del hombre fallecido. Y como se indica en el versículo 6, la razón de este protocolo es para que el nombre del hombre fallecido no sea borrado de Israel.

Pasemos un poco de tiempo con esto porque juega un papel central en un par de historias bíblicas que son clave.

Josefo dijo que el propósito entendido de esta ley del matrimonio era para evitar que el nombre de la familia de un hombre se extinguiera y también era para evitar que sus bienes fueran transmitidos a los parientes. Otro propósito era que la viuda fuera debidamente cuidada especialmente en sus años mayores. La Biblia dice que el propósito es que el nombre del hombre no sea borrado.

Hemos hablado extensamente sobre la muerte, el más allá, Seol y tales en lecciones anteriores de la Clase de Torá y en algunos detalles en lo que fue creído y practicado por los antiguos, incluyendo a los hebreos. Lo que vemos en la era bíblica es muy diferente de lo que sabemos hoy en día.

Yo les mencioné que una especie de adoración de los antepasados era practicada por los Patriarcas, y que la idea tan central para el cristianismo de morir e ir al Cielo era prácticamente desconocida en la Torá y sólo estaba vagamente implícita en algunos de los Salmos. Más bien, lo que fue aceptado casi universalmente de una forma u otra en el mundo del Antiguo Testamento era que las almas o los espíritus de los difuntos continuaban viviendo una especie de existencia sombría bajo tierra y que era el solemne deber de sus descendientes ocuparse de ellos. Parte integral era la creencia de que la esencia de la vida de un hombre continuaba en su descendencia; por lo tanto, sin descendencia (un hijo, realmente) la esencia de la vida del hombre llegaba a su fin.

Además de las antiguas creencias sobre la vida después de la muerte, también hemos estudiado en cierta medida el concepto del término “nombre” (shem en hebreo). Brevemente el término “nombre” significaba mucho más, y algo diferente, en la antigüedad que en la actualidad. Literalmente, la palabra shem significaba tanto nombre como reputación; esto se debe a que el nombre de un hombre a menudo era descriptivo DE su reputación. De hecho, muchos nombres dados al nacer eran históricos (en el sentido de que el nombre describía una circunstancia que rodeaba el nacimiento de la persona) o era profético (por medio de pronunciar el destino de esa persona de antemano). Hay tanta superstición como realidad involucradas aquí; superstición en que se pensaba que al preservar la memoria del nombre de una persona su espíritu permanecería en existencia. Así tenemos monumentos conmemorativos construidos con el nombre de una persona fallecida inscrito en ellos. Este fue el comienzo de la idea más moderna de las lápidas y los marcadores de tumbas. Así que la idea era que, si el nombre de un cadáver todavía estaba presente, y su familia todavía lo hablaba, entonces su espíritu todavía estaba operando de alguna manera misteriosa.

Desde un punto de vista de la realidad, nosotros encontramos muchos nombres Bíblicos completamente indicativos de una misión o un destino que esa persona cumplió: Yeshua, por ejemplo….

Pero, ¿qué pasaba si un hombre moría sin hijos (o mejor, sin hijo)? Si eso sucedía entonces no había descendientes que pronunciaran su nombre, esculpieran el mismo sobre los monumentos, mantuvieran viva su esencia de vida dentro de sus propios cuerpos de las generaciones venideras, o se ocuparan de sus necesidades de vida después de la muerte. Por lo tanto, su existencia después de la vida cesaba (una propuesta verdaderamente aterradora y terrible).

Encontramos estas creencias casi universales en su naturaleza en tiempos de antigüedad y nosotros incluso lo vemos mencionado en la Biblia. Encontramos tanto a Jacob como a su hijo José insistiendo en que fueran traídos fuera de Egipto y enterrados junto a sus antepasados fallecidos para que pudieran compartir con ellos. También encontramos esta frase repetida en la Biblia: “Murió y fue a estar con sus padres”. Esto nos muestra lo mucho que los hebreos continuaron creyendo en algún tipo de vida después de la muerte mal definida, en la que no sólo los muertos podían compartir con otros muertos, sino que los vivos tenían obligaciones con los muertos para que sus espíritus pudieran continuar.

Por lo tanto, tenemos otra razón crítica para el matrimonio levirato; todo es parte del mismo pensamiento para mantener el espíritu del difunto existente.

Si un hombre hebreo moría sin tener un hijo, entonces su nombre se extinguía. Debido a que no tenía descendencia masculina que continuara la línea familiar, su esencia de vida no continuaría; no tendría ningún descendiente para atender sus necesidades de vida después de la muerte; pero peor aún, el NOMBRE de su línea familiar terminaría. Esta es la esencia de la declaración del versículo 6, donde dice que su nombre sería eliminado o borrado de Israel. El Señor encontró este asunto lo suficientemente importante como para hacer algo al respecto, por consiguiente, las reglas de que el hermano del hombre fallecido debía casarse con la viuda y darle hijos. Simplemente casarse con ella NO era el problema; el darle hijos (teóricamente un hijo) era el problema.

Les demostré en las últimas lecciones cómo encontramos esta increíble progresión en la Sagrada Escritura, por la que los principios inmutables de Dios no se pronuncian como leyes, sino que su práctica está enterrada en lo profundo de las historias de los patriarcas. Sólo más tarde estos principios incrustados (muchos de los cuales eran más costumbres cotidianas que reglas bien pensadas) eventualmente se convirtieron en leyes bien definidas (con consecuencias por desobediencia a los mismos) en las laderas del Monte Sinaí. Aquí tengo la oportunidad de mostrarles otro ejemplo.

Encontramos el concepto de matrimonio levirato en uso entre los patriarcas mucho antes de que fuera una ley escrita entre los hebreos. Más tarde, DESPUÉS de que se diera la Ley sobre el matrimonio levirato, la encontraremos ampliada y llevada a otro nivel durante la época de los Jueces. Pero antes de Moisés, en Génesis 38 tenemos la historia de Judá y Tamar. Tamar era la nuera de Judá, pero enviudó cuando su esposo (el hijo de Judá) murió repentinamente y la dejó sin hijos. La costumbre exigía que Onán, el próximo hijo de Judá, se casara con Tamar y le diera un hijo. Él se casó a regañadientes con ella, pero se negó a impregnarla (eligiendo en su lugar, como dice la Torá, “derramar su semilla en el suelo”).

Debido a que Onán era malo ante los ojos de Dios por NO darle hijos a Tamar (y no se nos dice entonces por qué esto era malo) Dios lo mató y ahora el hijo menor de Judá tuvo el deber de casarse con Tamar. Fíjate que en realidad Onan SÍ se casó con Tamar, pero fue porque se negó a darle un hijo que Dios lo encontró culpable. Judá no quería que su hijo menor se casara con Tamar porque ya había perdido dos hijos, ambos que se habían casado con esta mujer y habían muerto; por lo que se negó a permitir el matrimonio. Tamar finalmente engañó a Judá para que pensara que era una prostituta; ella quedó embarazada de él y no produjo UN hijo sino gemelos (uno de los cuales se convirtió en el antepasado de Yeshua).

Ahora bien, la razón que Tamar hizo esto no fue egoísta como podría parecer (y a menudo se ha enseñado y predicado como un acto egoísta). Era sensato de esa época que la mujer sostenía la llave de la vida después de la muerte de su marido. Si no producía hijos, su vida después de la muerte había terminado. Por lo tanto, Tamar hizo todo lo posible para hacer algo que probablemente era repugnante para ella (actuando como prostituta para atraer a Judá) con el fin de cumplir con su deber de dar a luz a un hijo en nombre de su marido muerto, asegurando así la vida continua de su espíritu.

Esta es también la razón por la que Dios mató a Onán; Onán hizo una cosa malvada (como vemos) al negarse a impregnar a Tamar. Entiende: Onán comprendió plenamente que, al no cumplir con su deber, la esencia de la vida de su hermano cesaría.

Así, en un sentido espiritual Onán mató la parte vital de su hermano, su espíritu. Por lo tanto, Dios mató a Onán por negarse a hacer su deber de evitar algo tan terrible.

Adelantamos unos cuantos siglos mucho tiempo DESPUÉS del tiempo en que la ley del matrimonio levirato fue dado a Moisés, a la época de Rut. Un hombre (el esposo de Ruth) murió quien no tenía hermanos vivos, por lo que recae sobre parientes más distantes para casarse con Rut y darle un hijo. Ese hombre era Booz. Es cierto que la historia de Rut también involucra la ley del Redentor de Pariente, pero las reglas del matrimonio levirato también están presentes y son fundamentales para la historia. Así que vemos cómo a lo largo de los siglos las leyes del matrimonio levirato se practicaron en diferentes etapas de la historia de Israel.

Pero, ¿qué pasa si el hermano del hombre fallecido no quiere casarse con la viuda? Nosotros encontramos qué sucede en esa circunstancia comenzando en Deuteronomio 25:7. Y es que la viuda lleva al hermano recalcitrante a las puertas de la ciudad (donde los ancianos que suelen ser los jueces de la ciudad manejan los asuntos legales) y ella declara que el responsable se niega a cumplir su deber. Los ancianos de la ciudad le preguntan si ese es el caso y si él lo confirma, entonces ella camina hacia él, saca la sandalia de uno de sus pies, y luego lo escupe. Ella también hace lo que equivale a una maldición sobre el hermano de que lo que le ha hecho a su hermano debería sucederle, y que él será conocido para siempre como el “que tiene la sandalia quitada” …un epíteto muy extraño, ¿no crees?

Esto es lo suficientemente interesante como para pasar un momento explicando el ritual de eliminación de sandalias. Permítanme comenzar recordándoles que la sexualidad estaba al frente y en el centro de las culturas antiguas (incluida la cultura hebrea), pero está enterrada por traductores bíblicos bien intencionados de tal manera que apenas podemos verla en las representaciones actuales de las Escrituras. La sexualidad no era algo sucio, o tabú, sino simplemente una parte de la vida como respirar y comer. Naturalmente, había reglas sobre la sexualidad (leyes contra la homosexualidad, el incesto, el adulterio, y tal), pero fueron ESTOS actos prohibidos los que pervirtieron lo que el Señor creó como normal y vital. Además, las ilustraciones sexuales y las metáforas y las imágenes de palabras formaban parte del lenguaje cotidiano; de nuevo, no como astuto o sugerente, sino simplemente como una forma de comunicarse en términos bien entendidos y aceptables.

El punto es que el ritual de tirar de la sandalia del pie y escupir eran completamente sexuales en su significado. Recuerden cómo es que en hebreo el pensamiento cuando un hombre se casa con una mujer esencialmente se pone a su esposa como un artículo de ropa. Ella se convierte en una especie de cobertura para él al igual que él proporciona un tipo diferente de cobertura para ella. Por lo tanto, la Biblia a veces se refiere a una esposa como una “vestimenta” para su esposo (esta es una metáfora hermosa y significativa, no degradante). La sandalia de nuestra historia (del hermano que no se casa con la viuda) es representativa de este tipo de imágenes. Piensen en la historia de Judá y Tamar mientras les explico esto: la sandalia es el órgano reproductivo de la mujer; el pie del hombre representa su órgano reproductivo. El hombre de acuerdo con las reglas del matrimonio Levirato se supone que TIENE el órgano reproductivo de la mujer, pero él no lo hace; por lo tanto, en el ritual la mujer se quita públicamente la sandalia de su pie.

Luego ella escupe NO en su cara (como dicen la mayoría de las versiones) sino que delante de su PRESENCIA; el escupir saliva representa su semen. Los sabios antiguos dicen que el ritual era que la viuda rechazada escupía delante del hermano, en el suelo junto a su pie desnudo. Esto esencialmente recrea la narrativa de Onán y Tamar por la cual el malvado Onan no colocaría su semilla en Tamar, sino que optaría por “derramarla en el suelo”.

Como insulto final al hermano, la viuda declaró que sería conocido como el “de la sandalia quitada”; ese es el que se negó a hacer su deber de matrimonio levirato. NO es la parte de casarse, sino la parte de darle a la viuda un hijo varón.

Como un interesante aparte echemos un vistazo a un episodio en el Nuevo Testamento donde Jesús estaba discutiendo con algunos saduceos e implicaba el tema del matrimonio levirato. Busque en sus biblias Mateo 22.

LEER MATEO 22:23 – 32

Obviamente el matrimonio levirato era bien conocido en la época de Jesús y Él de ninguna manera cuestionó su validez. Sin embargo, el argumento en el que Él estaba involucrado era realmente sobre la resurrección. Los saduceos estaban citando su tradición a Yeshua sobre la resurrección y trataron de utilizar la ley del matrimonio levirato para probar que la resurrección era poco más que la ley judía llevada a cabo en un nuevo mundo físico gobernado por un nuevo reino judío físico. No vieron ningún elemento celestial y espiritual para la resurrección (o para el matrimonio levirato); sólo los aspectos terrenales, físicos y políticos.

Por lo tanto, utilizaron el matrimonio levirato para argumentar en contra de la posición de Jesús. Dijeron que, si un hombre moría sin hijos, y una sucesión de sus hermanos se casaba con su viuda y cada uno moría y cada uno fallaba en darle un hijo a la viuda, y entonces la viuda moría, ¿de quién era la esposa después de la resurrección? Con la implicación, por supuesto, de que todo el propósito del matrimonio levirato NO era que la viuda se convirtiera en ESPOSA, sino que se convirtiera en MADRE (la madre del hijo del hombre fallecido).

Jesús replica que argumentar esto no tiene sentido porque no será de importancia en el mundo venidero; un mundo que será más espiritual que físico en naturaleza y dimensión después de la resurrección (es decir, la resurrección general no SU resurrección). Engendrar niños y proporcionar a un hombre fallecido con un hijo no tendría más significado entonces. Las leyes que tratan de las viudas y las familias y las formas de evitar las injusticias sociales son asuntos pertinentes para el mundo físico actual, no para el cielo y el mundo futuro por venir. Más allá ni siquiera habrá matrimonio porque nuestra naturaleza se aproximará más a la de los ángeles que a los seres humanos. Por lo tanto, el ejemplo del matrimonio como unión de espíritus y de perfecta fidelidad ya no será necesario.

Pasemos a la siguiente ley en Deuteronomio 25; una muy extraña que encontramos en los versículos 11-12, y luego una 2nda muy interesante que sigue en los versículos 13-16.

Esta ley extraña es la que tiene que ver con la intervención inadecuada de una mujer (una esposa) en una pelea en la que se encuentra su marido.

El caso es que dos hombres se pelean entre sí y la esposa de uno de los combatientes decide ayudar a su marido agarrando los genitales de su enemigo. Y esta ley dice que NO debe hacer esto, y si lo hace debe tener la mano cortada como castigo. Al menos esto es lo que PARECE decir. Debo admitir que la imagen mental que obtengo de este evento es un poco difícil de creer como algo que incluso podría ocurrir; y los rabinos están de acuerdo conmigo en eso. Quiero decir que la mayoría de las leyes que hemos leído han sido promulgadas para prohibir algo que sucedía regularmente (pero no debía) y debía ser algo que tenían que resolver o establecer algo que tenía que suceder (pero no había sido). La probabilidad de que una mujer agarre las partes privadas de un hombre que estaba en una pelea con su marido es casi imposible de imaginar y no hay registro en la literatura judía de tal cosa. Entonces, ¿de qué se trata esto?

Primero, esto trata de una lucha civil común, no de una guerra. Esta lucha no es en el campo de batalla, se trata de dos hombres (2 israelitas) que no están de acuerdo y discuten vigorosamente sobre algo. En segundo lugar, la pena de la mujer infractora agarrando los genitales de un hombre parece completamente desproporcionada a la sentencia de tener la mano cortada. En tercer lugar, la Torá refleja un completo aborrecimiento ante cualquier tipo de mutilación corporal como sanción judicial, por lo que esto realmente tiene poco sentido en el contexto del panorama general. Por lo tanto, los grandes sabios hebreos sabían que tenían que mirar bajo la superficie para ver cuál era la intensión.

El consenso general es que esta ley es figurativa, no literal, y que el principio subyacente es la equidad fundamental porque la justicia es un ingrediente clave para la santidad fundamental. Una mujer agarrando los genitales de un hombre sería una experiencia horrible y humillante en esa época aún más de lo que fuera ahora. Además, no hay nada que indique que la lucha estaba causando un gran daño corporal a su marido. Por lo tanto, el que una tercera parte intervenga en nombre de un combatiente en este tipo de situaciones y tome las medidas enérgicas que esta mujer adopta en sentido figurado, es manifiestamente injusto; es tramposo e injustificado.

Pero es cuando nos preparamos a entrar a la ley que sigue esto, la ley sobre el uso de pesas y medidas correctas, que vemos algo realmente interesante. Yo no voy a entrar en los tecnicismos, pero si recuerdas tus días de escuela en cursos de gramática en español, así como la literatura en español, la misma tiene un ritmo y un medidor que varía con qué tipo de literatura es (prosa, poesía, narrativa, etc.) así mismo es con la Literatura hebrea. Y lo que encontramos es que el versículo 13 es realmente un puente interconectado entre la ley de la intervención inadecuada en una pelea y la ley de pesos y medidas honestas. Es lo que los escritores llaman un doble sentido; se superpone a dos pensamientos y las palabras tienen significados paralelos simultáneamente.

Observa que en el versículo 12 la cuestión son los genitales masculinos, por lo que lo que sigue inmediatamente es sobre las pesas en una bolsa; o más literalmente lo que se dice es “piedras” en una bolsa (la referencia es obvia por lo que no necesito ser demasiado gráfico). Luego, en el versículo 14, habla de no tener pesas más grandes y más pequeños (como normas de medición) en tu casa, que por supuesto también se conecta con el versículo 13 acerca de tener una piedra grande y pequeña en tu bolsa.

Y la amonestación en la 2nda ley es dar una cantidad justa al comprar y vender de acuerdo con UN conjunto de pesas y medidas.

Así que ambas leyes se reducen a la cuestión de la equidad fundamental y el uso de las palabras “piedras” y “bolsa” se utilizan para mostrar la conexión subyacente entre la ley de la intervención inadecuada en una pelea por parte de la mujer, y el uso deshonesto de pesas y medidas para engañar a alguien.

Continuaremos la próxima semana y discutiremos la ley para “recordar a los amalecitas”.

 

Deuteronomio Lección 36 Capítulos 26 y 27

Deuteronomio

Lección 36 – Capítulos 26 y 27

 

Nosotros comenzamos el capítulo 26 de Deuteronomio la semana pasada y lo terminaremos esta semana y entraremos de lleno en el capítulo 27.

El capítulo 26 comenzó una sección de 4 capítulos que marca el final de una especie de larga revisión y recordatorio de la Ley dada en el Monte Sinaí y comienza la parte del sermón de Moisés, que trata de los aspectos más místicos y espirituales de lo que se espera de Israel en su nueva formada relación con Jehová. Digo místico y espiritual en un par de sentidos; primero es que el espíritu de la ley (lo que los apóstoles Santiago y Pablo llamaron “verdadera religión”) es vital para llevar a cabo las reglas y reglamentos individuales previamente establecidos; y segundo es que hay aspectos de la naturaleza de Dios y de Su Palabra que están más allá de la capacidad del hombre para comprender por completo y al mismo tiempo Él ha dado a Israel instrucciones directas (leyes y mandamientos) que son plenamente comprensibles para los hombres.

La naturaleza de la Palabra de Dios es que consiste en varios niveles de profundidad. La noción de que la Palabra de Dios abarca un rango de lo más claro y directo a lo más profundo y místico ha sido capturada en un interesante principio rabínico del estudio de las Escrituras. Ese principio dice que hay esencialmente 4 niveles o dimensiones definibles de aprendizaje y examinación bíblica: Pshat, Remez, Drash y Sod. Pshat significa el significado más directo, Remez es lo que lees entre las líneas, Drash es un significado interpretativo que puede incluir lo alegórico, y Sod es el más místico y esotérico.

Para ser claro: no es que la Escritura dividió algunos pasajes para que sean Pshat, mientras que otra Escritura es Remez, y así sucesivamente; más bien es que todos los pasajes de las Escrituras se pueden examinar en cada uno de estos 4 niveles. También se acuerda generalmente que toda la Escritura no es igual; alguna Escritura es inherentemente más directa y algunas son inherentemente más místicas. Algunos están destinados a ser tomados más al pie de la letra y otros están destinado a ser visto mucho más profundamente. Por lo tanto, lo que se puede ganar examinando la Palabra usando cada uno de estos 4 niveles variará un poco de acuerdo con el pertinente pasaje.

Así que la sección de 4 capítulos que comienza con el capítulo 26, se trata de pasajes que son más místicos y por lo tanto más propicios para dar su significado cuando se estudian utilizando el nivel de examinación Sod.

Una de estas instrucciones es que al entrar a la Tierra Prometida deben comenzar una serie de ceremonias de primicia, que van acompañadas con declaraciones de que cada israelita tiene su propia identidad personal envuelta en la historia de la redención de Israel. Por lo tanto, la declaración que cada israelita afirma (cuando trae sus primicias como ofrenda) es que este pueblo separado fue creado por un acto de Dios, y que el fundador era un vagabundo de Aram (Abraham), y eventualmente a través de Abraham, esto llevó a Jacob quien (con sólo unas pocas personas que formaron su clan) fue a Egipto, donde su familia se esclavizó y sin embargo creció enormemente. Después de eso, Dios los rescató y los redimió, y los llevó a la Tierra de Canaán, que Él dio a los israelitas como tierra para poseerla.

Como resultado de esta realidad, Israel debe devolver al Señor (por gratitud) lo primero de cada nueva cosecha y debe compartir su generosidad con viudas, huérfanos y extranjeros que viven en su tierra.

Vamos a comenzar volviendo a leer una porción de Deuteronomio 26.

VOLVAMOS A LEER DEUTERONOMIO 26:12 – HASTA EL FINAL

Se ha vuelto común en la Iglesia pensar que nuestra obligación monetaria total es dar un diezmo de 1/10 de nuestros ingresos a la Iglesia local. Al hacerlo, esto cumple con cualquier deber bíblico que podamos tener para dar de nuestras propias posesiones o prosperidad. A pesar de que todo el concepto de diezmo se introduce, se explica y se define en el Antiguo Testamento, porque somos una iglesia del Nuevo Testamento, entonces no tenemos ninguna obligación adicional de dar nada más allá de ese 10%. Otra doctrina alterna de la iglesia es que, si sentimos algún tipo de unción espiritual dentro de nosotros para dar, entonces damos de acuerdo con la dirección de esa unción; pero si no tenemos un Espíritu llevado a dar en lo absoluto, entonces no tenemos el deber de dar nada en absoluto.

Puedo decirles con plena confianza que NINGUNA de estas 3 doctrinas comunes concernientes a dar, son Bíblicas. Como hemos visto en los libros anteriores de la Torá, había varios tipos de donación y diezmo que todos operaban simultáneamente. En otras palabras, tu no seleccionabas uno o dos tipos (sus favoritos) de una lista de posibilidades; cada tipo debía ocurrir en el momento prescrito para su propósito prescrito. Uno era ofrecer sacrificios de animales y granos a Dios en el altar por varias razones, y luego hubo ceremonias de primicia que ocurrieron varias veces durante el año. Además de eso, hubo apoyo para los obreros del Tabernáculo/Templo y la infraestructura, la entrega de dinero para los votos, y además debía haber apoyo para los pobres y necesitados. Y esto no es una lista exhaustiva de los diversos tipos y propósitos de dar obligaciones que se requerían.

Más tarde, cuando los Apóstoles salieron a enseñar y predicar el Evangelio, Pablo argumentó que era el deber de la Comunidad Mesiánica apoyar a estos evangelistas tal como apoyaban el Templo.

Tenga en cuenta que esto no era que debían DEJAR de apoyar al Templo con el fin de apoyar a los portadores de la Buenas Nuevas; ellos no debían simplemente trasladar su donación de un propósito designado a otro. El mismo debía ser en adición de todas las otras formas de dar prescritas por la Torá. El dar a Pablo, Pedro y a los demás no negaba los requisitos de la Torá de dar (naturalmente, una vez que el Templo fue destruido y el sacerdocio se disolvió, ciertos tipos de donación se volvieron imposibles).

Así que nuestros diezmos y ofrendas y donaciones generales no son tan sencillos, ordenados y limpios (y relativamente baratas) como se ha convertido en el modelo de la Iglesia Occidental.

Lo que se describe a partir del versículo 12 es lo que llegó a conocerse como el “diezmo pobre”. Cada 3er año el diezmo de un individuo hebreo debía ser puesto a un lado en su aldea local como un medio de apoyo a los pobres. Este diezmo en particular era sólo uno de varios tipos diferentes de donaciones y el propósito de este específico, era reabastecer almacenes para que los pobres, necesitados y extranjeros podían sacar.

Por lo tanto, en lugar de la forma habitual en que las primicias fueron llevadas al Templo y allí el adorador se deleitaba con algunas de esas primicias, cada 3er año esas primicias eran donadas como un diezmo- pobre.

Curiosamente, sin embargo, la realidad es que debido a que Israel operó en el sistema del Año Sabático (un sistema de ciclos escalonados de 7 años), el calendario para este diezmo para los pobres era de 3 años, 3 años y 4 años. En otras palabras, en un ciclo de 7 años el año 3 era el primer año del diezmo para los pobres, el año 6 era el segundo año para el diezmo de los pobres, PERO como el séptimo año era un año en el que no se cultivaban cultivos, en este no se daban diezmos de primicia en lo absoluto (ni al templo ni a nadie). Así que después de dar el diezmo del pobre en el año 6 del ciclo de 7 años, otro diezmo pobre no vence hasta el año 3 del próximo ciclo de 7 años; un lapso de 4 años después de haber pasado el anterior.

Créanme, los israelitas eventualmente se cansaron de obedecer a Dios en sus asuntos financieros, por lo que modificaron (a su favor) las reglas del diezmo y las primicias. Al Templo en particular no le gustaba la pérdida de algunos de sus ingresos cada 3er año, ni les gustaba no tener control sobre la donación a los pobres; así que, alrededor de un siglo antes de que Yeshua naciera, el Sumo Sacerdote John Hircano (un Sumo Sacerdote ilegítimo instalado por la familia de los Amoneos) declaró la abolición del diezmo al pobre. La iglesia moderna ha cogido esta y muchas de las denominaciones más grandes requieren que TODOS los diezmos y ofrendas de sus miembros sean a su iglesia local y que el liderazgo de la iglesia entonces decida qué hacer con el mismo.

Al dar el diezmo para los pobres, el agricultor debe hacer una declaración al Señor, más o menos en forma de voto. El agricultor primero afirma que ha ofrecido esa porción de sus productos que han sido puestos a un lado para Dios y no ha retenido nada. Esto puede sonar como inofensivo o una formalidad, pero la realidad es que se trata de la situación inherentemente peligrosa de tratar con la Santa Propiedad de Dios. Lo que es separado para Dios es Suyo, incluso antes de que se le dé físicamente en algún tipo de ceremonia o ritual. Vemos que ese principio se desarrolló temprano en la Torá; en el momento en que un adorador incluso mentalmente selecciona un animal en particular que pretende ser su sacrificio, la propiedad de ese animal esencialmente se transfiere a Jehová. La Propiedad Santa de Dios es un asunto sensible para Él, y aquellos que tratan de apropiarse indebidamente de Su Santa Propiedad a menudo sufren la sentencia de muerte. Esto no ha terminado; recientemente analizamos la historia en el Nuevo Testamento de Ananías y Safira, un esposo y esposa creyentes que INTERIORMENTE decidieron vender una propiedad suya y dar los ingresos a la Comunidad Mesiánica. Sin embargo, en secreto, mantuvieron algunos de esos ingresos para sí mismos. Cuando los líderes de la iglesia les preguntaron si habían dado TODAS las ganancias, ellos respondieron que sí (una mentira), y Dios los mató instantáneamente.

Así que ustedes ven en esta declaración que el agricultor hace en Deuteronomio 26:13 (que de hecho no ha retenido nada de la parte santa que ha sido separada para Dios) es precisamente la misma forma utilizada en el libro de Hechos para cuestionar a Ananías y a Safira. Retener lo que se le ha prometido a Jehová es apropiarse indebidamente de la Propiedad Santa; es robarle a Dios.

La siguiente parte de la declaración es que el adorador ha donado las primicias como un diezmo para el pobre para cumplir todos los mandamientos de Dios concernientes a la entrega de primicias, por lo tanto, cumpliendo adecuadamente sus obligaciones según lo prescrito en la Ley.

El versículo 14 comienza una serie de declaraciones como parte de esta declaración de voto a Jehová, en la que el adorador dice que ha manejado esta porción sagrada correctamente mientras ha estado en su casa. Hay más en el manejo de la Santa Propiedad de Dios que simplemente renunciar a ella como se requiere; la misma puede ser profanada por mal uso en el intermedio. Parte de la razón de esta declaración de voto y algunas de las otras es que debido a que este diezmo fue llevado al almacén local en lugar de darselo a los Sacerdotes, hubo menos cheques y balances. Cuando se les dio al Templo en años normales, los sacerdotes inspeccionaron el producto para estar seguros de la cantidad y la calidad. Si la calidad no era lo esperado o la cantidad fuera sospechosa, el Sacerdote no la aceptaba y alejaba al adorador. Pero aquí con los pobres, mucho se podría hacer en secreto. Pueden imaginar lo fácil que sería para un dador dar menos de lo mejor de su producto cuando sabía que iba a las personas menos valoradas en su sociedad y no al Templo (y probablemente nadie sería más sabio).

La primera de esas declaraciones que hace es que no ha profanado el diezmo para los pobres comiendo una porción del mismo mientras está de luto. En otras palabras, un doliente que ha estado en la misma tienda o casa que un cadáver, se vuelve inmundo. Si un doliente (mientras estaba en un estado inmundo) come una porción de la ofrenda que había sido apartada para Dios (incluso si de buena fe reemplazó lo que se había comido en un momento posterior), entonces toda la porción santa fue ahora profanada y ya no era adecuada para el diezmo. Recuerde que el contacto de algo impuro infecta lo que antes estaba limpio. Además, esta declaración indica que aparte de ser impuro (tamei) debido a la cercanía a (o contacto con) un cadáver, la segunda declaración es que el adorador no ha manejado la propiedad santa de Dios mientras estaba impuro por cualquier razón.

La siguiente declaración del dador es extraña: declara que no ha dado ninguna de las porciones sagradas a los muertos. ¿Qué significa eso? He compartido con ustedes en muchas ocasiones que los hebreos mantuvieron muchas supersticiones sobre la muerte y la vida después de la muerte que eran comunes entre los diversos pueblos y culturas de Oriente Medio. También he comentado que la evidencia de la misma se esparce por todo el Nuevo y Antiguo Testamento y se conmemora en refranes arcaicos y en prácticas que son difíciles de entender para nuestras cabezas modernas cuando las leemos en pasajes de las Escrituras.

Alguien me dijo hace unas semanas que parece como si en la época de la Biblia Dios condonara e incluso permitiera estas costumbres casi universales de adoración de antepasados y creencias de vida tras muerte entre Su propia gente apartada. Y que parecía hacer eso al mismo tiempo que le daba a Israel leyes e información muy específicas contra esas prácticas. Tendría que estar de acuerdo con esa evaluación. El asunto de lo que sucede después de que uno muere sólo se aborda brevemente en el Nuevo Testamento y casi no en absoluto en el Antiguo. Hay vagas referencias bíblicas a Seol, los muertos van a estar con sus padres, las cámaras subterráneas del Seno de Abraham, el Paraíso, Hades, y tal. Pero la razón por la que hay literalmente decenas de doctrinas variables dentro de la Iglesia sobre el Infierno, el Cielo, el Purgatorio, la resurrección, y así sucesivamente es porque simplemente no se nos da mucha información en las Escrituras sobre la muerte y lo que viene después. Considero este uno de esos misterios que Dios ha determinado que Él sostendrá para Su propia gloria, y compartirá sólo lo que considera que el hombre necesita saber (y aparentemente lo que el hombre necesitaba saber era prácticamente nada en los días de los Patriarcas , sólo un poco más en los días de los Reyes y los Profetas, y finalmente se añadieron algunas piezas más del rompecabezas en la era del Nuevo Testamento).

Los arqueólogos han descubierto tumbas hebreas de antigüedad que tenían agujeros extraños (pequeños tubos de diámetro o pasadizos) que iban desde el nivel del suelo hasta donde el cuerpo ya estaba en reposo. Se utilizaban para dejar bocados de comida y bebida al cadáver. La adoración de los antepasados se practicaba de manera diferente entre las diferentes culturas; de hecho, algunos realmente adoraban a sus antepasados muertos e incluso les oraban. Otras culturas no les ofrecieron adoración, sino que simplemente decidieron que alguna esencia de esa persona muerta vivía y, por lo tanto, ciertamente debían comer. O que tenían necesidades continuas de cosas como perfume, incienso y, sobre todo, anhelaban comunicación con los vivos. Así que era fundamental que una persona tuviera hijos que cuidaran de sus necesidades después de la vida. Durante casi toda la era bíblica, una sección significativa de la sociedad hebrea practicó esta costumbre de una manera u otra.

Con esa poca información, ahora puedes ver por qué el adorador en Deuteronomio 26:14 jura que NO ha dado nada de esta comida a los muertos. No es que la práctica normal de dar comida a los muertos estuviera necesariamente prohibida por Dios; es que cualquier tipo de contacto con un sitio de tumbas automáticamente profana al adorador, y por lo tanto si la comida que cayó por ese agujero al cuerpo vino de la Porción Santa de Dios entonces la poderosa inmundicia que viene de la muerte haría que cualquier cosa que el adorador hubiese puesto a un lado como su diezmo, fuese indigno para ser dado al Señor.

En el versículo 15, el enfoque de la declaración cambia del individuo a la nación. He mencionado en numerosas ocasiones que mientras que en el hebreo bíblico el enfoque está más en la comunidad de Israel en su conjunto, y el papel del individuo es principalmente como un miembro de esa comunidad, en el cristianismo tendemos a centrarnos casi en su totalidad en el individuo (la comunidad de Dios tiende a desempeñar un papel menor). En este segmento místico de 4 capítulos de Deuteronomio veremos más atención prestada al adorador individual que en cualquier otro lugar de la Torá. No es de extrañar que al final de esta serie de declaraciones por y para el adorador individual que está dando su ofrenda, el versículo 15 vuelve al formato más típico de la Torá de colocar el papel de toda la congregación como por encima del de un individuo. Así que el adorador termina pidiéndole a Dios que bendiga a TODO Israel como resultado de que cada individuo muestre obediencia apropiada a los mandamientos de Dios.

Luego Moisés afirma que la clave para complacer a Dios es adherirse fielmente a sus reglas y regulaciones con “todo tu corazón y alma”. Esto, por supuesto, nos recuerda el Gran Mandamiento que apoya todos los demás mandamientos: amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.

Recuerda: el corazón en la era de la Biblia SIGNIFICA “mente”. La idea es que cada aspecto de nuestro ser debe someterse a la dirección del Señor en todo momento. Esto ciertamente perfora la noción occidental moderna de separación de la iglesia y el estado, o la compartimentación de nuestras actividades humanas en lo religioso y lo secular (que ahora se acepta como políticamente correcto). Una persona que busca un cargo electo hoy tiene una prueba de fuego que debe estar dispuesta a separar su fe de sus deberes públicos. Incluso mencionar a Dios es motivo de sospecha si no de descalificación. Pero incluso la sinagoga promedio o la iglesia hoy en día, encuentra que la vida es mucho más fácil si sólo vivimos nuestra fe durante el Shabbat, o de aproximadamente 9 de la mañana a mediodía los domingos, pero poner esa fe nuevamente en el estante en todas las otras ocasiones.

Los versículos 17, 18 y 19 son muy poderosos en mi opinión. En primer lugar, demuestran plenamente la naturaleza mutua de la relación de pacto que se ha establecido entre Israel y Jehová por medio del Pacto Mosaico. Segundo, estos versículos finalizan la aceptación de los términos de la Alianza tanto por Dios como por Israel. En tercer lugar, se presenta un resumen de lo que, precisamente, cada parte ha aceptado.

Y el Señor dice que Israel ya ha aceptado el pacto, individuo por individuo, y eso significa que Israel andará en Sus caminos, observará Sus leyes y mandamientos, y obedecerá a Dios. La clave para entender esto es que Israel ha aceptado algo más que un consentimiento intelectual a las reglas de Dios; han accedido a tenerlo en sus corazones de una manera que produce acción.

A cambio del consentimiento intelectual y la acción de Israel para demostrar su fidelidad, Jehová hace convenios de que a partir de este momento Israel es Su pueblo preciado por encima de cualquier otra persona y nación en la tierra. Además, ante los ojos de Dios, Israel es santo; no porque sean intrínsecamente mejores que nadie, sino porque se han sometido a Su oferta de convenio, ahora Él es libre de DECLARARLOS santos (lo cual acaba de hacer). Además, Dios ha dado preeminencia a Israel por encima de todas las otras naciones de la tierra. No es que el resto de la humanidad no le importe al Señor; más bien es que Él ha dado un estatus de prioridad a Israel. Es como el patrón demostrado entre las tribus de Israel; todo Israel es santo, pero los levitas han sido apartados y han dado un paso por encima y por lo tanto un paso más santo que el Israel común. Además, de la tribu de los levitas el clan de los sacerdotes ha sido apartado y declarado un paso más santo que los levitas comunes. Y de entre el clan de los sacerdotes levíticos, la familia del Sumo Sacerdote ha sido apartada y hecha la más santa de todos los israelitas.

Yo tengo un sentimiento encontrado sobre esta declaración de Jehová. Yo sé que Él cumple Sus promesas y que, aunque pasen miles de años, el regreso del pueblo judío a su patria demuestra que Él nunca cambia, y nunca olvida. Pero también tengo tanta inquietud y dolor en mi corazón por mis hermanos y hermanas en la fe que son peores que un ciego a esta promesa interminable de Dios de que Israel es, y permanecerá, Su preciado tesoro. Demasiados insisten firmemente en que Dios ha abandonado Su tesoro Israel en favor de la iglesia; una iglesia gentil. Amigos si Dios pudiera hacer eso, ¿por qué nosotros pensaríamos que Él en algún momento, en otra revelación más reciente, abandonaría la iglesia por otra alguien más?

¿Qué dices? ¿Pero Jesús promete que Él nunca nos abandonará? Bueno, esa es esencialmente la misma promesa que el Padre hizo a Israel y la registró en numerosos lugares a lo largo del Antiguo Testamento. Así que si nosotros podemos encontrar una excusa para que el Padre abandone permanentemente a Israel, entonces ciertamente nosotros podemos contemplar una situación por la que Jesús pueda abandonar permanentemente a Sus seguidores. La MUY buena noticia es que NI el Padre ha renunciado a Israel ni Yeshua se rendirá así ante nosotros. Vamos a compartir este mensaje tanto al pueblo judío de esta tierra como a la iglesia.

Quiero terminar este capítulo con este comentario: todo el tono y el contexto de lo que acabamos de concluir deja claro que lo que Dios está buscando es una relación personal con los hombres. La obediencia a los preceptos y principios de Sus mandamientos es Su medio prescrito de demostrar nuestro amor por Él. Pero al mismo tiempo guardar esos mandamientos NO es el MEDIO para nuestra propia justificación o el establecimiento de nuestra propia justicia, más de lo que era para los hebreos. Sólo cuando uno sigue a Dios de una manera sincera; sólo cuando uno hace de nuestra relación con Él, el foco de nuestra vida en amor y sumisión; y sólo cuando uno es redimido por el único Redentor, será que los mandamientos tendrán algún valor.

Permítanme recordarles que ANTES de que se diera la Ley (la Torá), Israel fue redimido. Dios no le dijo a Israel: déjame darte la ley, y después veo cómo te va. Y si cumples con mi estándar, te redimiré. El modelo es: redención primero, y luego obediencia a los mandamientos. Fue así en el Antiguo Testamento y sigue siendo así en el Nuevo.

Vamos a continuar con el capítulo 27.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 27 completo

Este es uno de esos lugares en la Biblia que es una molestia importante para los eruditos de la Torá. Es un capítulo muy curioso que algunos dicen DEBE estar fuera de lugar. Algunos afirman que, en el proceso de entregar la Biblia, y las diversas redacciones que ocurrieron a lo largo de los siglos, en algún lugar a lo largo de la línea algunas cosas se salieron de orden. Yo supongo que eso es posible; pero también entiende que incluso si este capítulo está fuera de lugar, todo lo que dice sigue siendo cierto, no hay principios cambiados, y no hay motivo para estar preocupado. Y, por cierto, de ninguna manera es universalmente acordado que el problema percibido del orden de los capítulos realmente existe.

El problema principal está en la forma. Observa que desde el comienzo de Deuteronomio tenemos a Moisés hablando un sermón, principalmente usando el tiempo presente. La narrativa utiliza mucho “yo” y “nosotros”. Luego date cuenta cómo esto cambia repentinamente y habla en 3ra persona; no es Moisés hablando, es alguien hablando sobre lo que Moisés dijo e hizo. Esto está hablando en pasado. Más tarde habla de múltiples ceremonias de renovación del pacto que están ocurriendo en diferentes lugares; pero la redacción hace que parezca que suceden simultáneamente.

No tengo intención de profundizar en la disciplina académica relativamente nueva llamada crítica literaria, a pesar de que estos escepticismos surgen de esa disciplina académica. Es decir, los críticos literarios dicen que la gramática y la forma no es lo que esperan, por lo tanto, el contenido es sospechoso.

Más bien yo veo un poco de problema con el contenido en un par de asuntos muy pequeños que tiene poca relevancia, excepto como curiosidad. Yo los señalaré en su debido momento.

El capítulo 27 documenta ceremonias que marcan la llegada de Israel a la Tierra Prometida, Canaán. Las ceremonias se llevarán a cabo específicamente en el Monte Ebal y el Monte Gerizim. Allí se pronunciarán las maldiciones y las bendiciones del Pacto de Moisés.

En el versículo 1 se descubre una anomalía: aquí es en el único lugar en la Torá donde los ancianos se unen a Moisés para mandar al pueblo. Algunos eruditos piensan que esto también es una especie de redacción tardía, pero para mí es natural y tiene todo el sentido del mundo. Moisés está a punto de morir; ÉL NO va a entrar a la Tierra Prometida (ya el Señor se lo ha dicho). Cuando uno está a punto de entregar la autoridad a otra persona, siempre ha sido típico mostrar públicamente la legitimidad de esa transición incluyendo a la figura de autoridad entrante en los momentos apropiados cuando el líder actual está haciendo discursos y declaraciones. Moisés simplemente está mostrando a los ancianos y a la gente cómo se va ver cuando él no esté cerca. No quiere sospechas de juego sucio, ni motivo de rebelión y duda. Le corresponde a Josué, a los sacerdotes y a los ancianos gobernar Israel en cuestión de días desde el momento de este sermón. Moisés ya no estará presente.

Aquí es donde nos encontramos con otra dificultad: el versículo 2 dice que tan pronto como Israel cruce el río Jordán en Canaán, ellos deben levantar grandes piedras como marcadores conmemorativos. El problema es que dice que deben levantarlos en el Monte Ebal a pesar de que cruzaron el Jordán cerca de Jericó. El monte Ebal está sólidamente 30 millas al norte de Jericó, pero debido a la robustez de la zona es probablemente un viaje de 5 días entre los dos puntos. Así que donde dice, “el día que has cruzado el Jordán” deben poner las piedras en Ebal, parece algo imposible de lograr. Sin embargo, a la luz de lo que leemos en otros lugares sobre este acontecimiento histórico, es probable que tomemos esta frase como “una vez que haya cruzado el Jordán”. En otras palabras, es sólo una forma común de hablar que significa hacerlo oportunamente después de cruzar el Jordán; esto NO significa hacerlo antes de que se ponga el sol, terminando así ese día.

Los israelitas deben recubrir estas grandes piedras planas con yeso y luego inscribir en el yeso húmedo las palabras de la Torá. Primero, recordemos que, si bien tendemos a usar la palabra “Torá” como un título técnico para los primeros cinco libros de la Biblia, de hecho, la misma también es una palabra genérica que significa enseñanza o instrucción. La orden entonces NO es escribir todo el contenido de los 5 libros de Moisés sobre estas piedras enlucidas; más bien es escribir los puntos más importantes del SERMÓN de Moisés de Deuteronomio (principalmente la lista general de bendiciones y maldiciones).

Escribir en rocas enyesadas no era algo empleado por todas las culturas, y ciertamente no por los nómadas. Pero escribir sobre yeso era una forma habitual y una costumbre de conmemorar importantes edictos y eventos en Egipto. Este procedimiento era totalmente familiar para los israelitas. Además, la gran cantidad de escritura que se pedía se podía lograr en una fracción del tiempo copiando caracteres sobre yeso húmedo con un lápiz en lugar de cincelar letras sobre la dura roca.

Además de establecer estas enormes piedras grabadas con las palabras de Moisés sobre ellas en el Monte Ebal, también debían construir un altar para sacrificarle a Jehová. Las piedras debían ser cuidadosamente apiladas para crear un altar utilizable, pero no debían ser formadas y cinceladas en formas perfectas usando herramientas de hierro. El material de construcción para el altar iba a ser sólo de piedras naturales, como se encuentra acostado en el suelo.

El monte Ebal y su doble montaña Gerizim se encontraban en los antiguos terrenos del Patriarca Abraham; sin duda alguna que esto tenía algo que ver con la razón por la que fueron elegidos para esta ceremonia histórica de renovación de pacto. El monte Ebal está a unas 3 millas al norte del monte Gerizim, y la ciudad y llanura de Siquem (hoy llamada Nablus) está entre los dos. El monte Ebal se elevó a una altura de unos 1200 pies por encima de la ciudad de Siquem para que lo que ocurriría allí se pudiera ver por kilómetros en todas direcciones.

El versículo 8 da la instrucción de que las enseñanzas de Jehová a través de Moisés que debían ser inscritas en el yeso debían ser escritas ba’er heitev (literalmente “estableciéndolas bien”). En otras palabras, debía ser prominente y fácil de leer. Los rabinos han hecho un excelente trabajo sobre este tema y señalan que la intención de esta instrucción es que el hombre común pueda leer y entender el significado. Ya que estas eran las palabras de Dios, y puesto que Israel tenía un sacerdocio, se habría esperado más bien en la mentalidad religiosa de esa época que las palabras serían de una forma “mística” que SOLAMENTE los siervos directos de Dios, los sacerdotes, podrían entender correctamente. Esta era la norma de la mayoría de las culturas del Medio Oriente; que los sacerdotes eran los únicos con derecho a las palabras divinas y los únicos que podían comprenderlas. El objetivo, por supuesto, era el control de la gente. Después de todo, si SOLO los sacerdotes poseían la palabra divina, e incluso donde se escribía públicamente sólo los sacerdotes podían descifrarla, entonces todo lo que los sacerdotes decían era verdad y no podía haber disidencia. Estas piedras, claramente escritas, eran monumentos para demostrar que la Palabra de Dios debía ser poseída por todo Israel, no sólo una clase privilegiada.

Todos hemos estudiado la Inquisición Europea en la escuela; y el corazón del asunto de la Inquisición antigua fue que ciertas personas fuera de la autoridad de la Iglesia Institucional comenzaron a adquirir copias de la Escritura. Los laicos querían leer la Palabra por sí mismos; en algunos casos fue porque ya no confiaban en la Iglesia. Esas personas eran consideradas criminales ya que SOLAMENTE a la autoridad de la Iglesia se le permitía tener la Escritura porque eran los únicos con el conocimiento divino y la autorización para interpretar la palabra divina. Si la gente en general realmente poseía la Sagrada Escritura, entonces el control de la Iglesia sobre el pueblo sería mucho más difícil. Miles y miles de creyentes fueron quemados en la estaca por simplemente poseer un fragmento de una página de la Biblia.

Mientras que con el tiempo esas leyes en contra de poseer la Escritura fueron abandonadas, otra transición comenzó en los tiempos más modernos por la cual a pesar de que las Biblias son baratas y abundantes, la gente perdió interés en la Escritura y se les ha animado a aceptar los artículos de una denominación de fe o pilares doctrinales en lugar de dedicarle tiempo para estudiar la Palabra de Dios. Con esta línea de pensamiento, me gustaría terminar con una cita de D.L. Christensen, un aclamado erudito de la Biblia cristiana:

“Una de las características curiosas de la adoración moderna dentro de las iglesias evangélicas hoy en día es la ausencia de recitación pública de las Escrituras como un fin en sí mismo. Se da mucho tiempo a cantar canciones de alabanza, muchas de las cuales son simplemente textos bíblicos puestos en la música. Pero se da muy poco tiempo para escuchar la Biblia leída, aparte de tal vez el texto típicamente usado y muy limitado en el que se basa el sermón del Pastor. Necesitamos encontrar maneras de exponer a nuestro pueblo a TODA la Biblia en la adoración pública de la misma forma que el antiguo Israel experimentó en Deuteronomio en el Monte Ebal”.

La próxima vez retomaremos esa ceremonia crucial en la cumbre del Monte Ebal sobre encima de la Antigua.

 

Deuteronomio Lección 35 Capítulos 25 y 26

Deuteronomio

Lección 35 – Capítulos 25 y 26

La semana pasada terminamos nuestra discusión sobre Deuteronomio capítulo 25 con algunas leyes que giran en torno al principio de la justicia fundamental de Dios entre los unos y los otros. Esas leyes se dieron en el contexto de una esposa que intervino en una pelea que su marido estaba teniendo con otro hombre, y con el fin de ayudarle a ganar, ella agarró los genitales del oponente de su marido. Esto entró en una ley sobre no tener dos conjuntos diferentes de pesas y medidas, utilizados con la obvia intención de engañar a la gente.

Inmediatamente después de esas dos, está la ley que comenzaremos hoy discutiendo: la ley de Deuteronomio 25:17. Esta ley le dice a Israel que siempre recuerde que su archienemigo son los amalecitas y que cuando sea el momento correcto Israel debe acabar con esa nación inicua.

Vamos a volver a leer la pequeña sección de Deuteronomio 25 que habla de esta amonestación.

Volvamos a Leer DEUTERONOMIO 25:17 – hasta el final.

¿Quiénes son los amalecitas que Jehová quiere que Israel nunca olvide y que eventualmente destruya? Bueno, si no fuera por el Señor eligiendo ponerlos al frente y en el centro como el enemigo arquetípico de Israel, en realidad ellos eran un pueblo bastante poco notable del que poco se sabe. Génesis nos dice que la persona de Amalec era un nieto de Esaú (Esaú era el hermano gemelo del patriarca Jacob), que fue acosado por el hijo de Esaú, Elifaz. Por lo tanto, Amalec estaba relacionado con Israel y era un semita, pero debido a que no era hebreo esto quiere decir que automáticamente Amalec (y los amelecitas) eran gentiles. Aunque, el pueblo que Amalec engendró, se convirtió en una nación la cual era especialmente inicua ante los ojos de Dios. Si de hecho sostengo que se presentan en la Biblia como un tipo, un patrón, probablemente incluso como el epítome de un enemigo de Israel.

Observa en estos versículos que Dios dice que Israel nunca debe olvidar lo que Amalec les hizo; que Amalec atacó a Israel mientras luchaban por escapar de las garras de Faraón y viajar a la Tierra Prometida. Amalec no parecía tener ninguna razón racional para odiar y atacar a Israel, ya que Israel no les había hecho nada que esté registrado en la Biblia o en cualquier otra narrativa histórica conocida. Amalec los odiaba (hasta donde sabemos) simplemente porque existía. Ellos se comportaron como unos cobardes y sin honor ya que su método era atacar en la parte trasera de la columna de kilómetros de largo de los israelitas, donde los débiles y los ancianos luchaban por mantenerse con el paso.

En otras palabras, lo que hicieron fue fundamentalmente injusto; y como recordarán, la justicia fundamental fue el tema de los versos anteriores de este capítulo.

Pasaría mucho tiempo antes de que Dios finalmente ordene a Israel que llevase a cabo la aniquilación de la nación de Amalec.

Fue el rey Saúl, unos 250 años después de la época de Moisés, a quien Dios le dio la orden directa de atacar a Amalec y comenzar el proceso de deshacerlos del mundo.

Tomemos el tiempo para leer la historia del rey Saúl y su batalla con Amalec porque une un par de principios importantes que hemos discutido en el pasado.

LEER 1 SAM. 15

En pocas palabras, Dios le ordena al rey Saúl que mate a todos y todo lo relacionado con Amalec. Saúl convoca inmediatamente a varios miles de tropas; establecen una emboscada y en gran medida tienen éxito en sus esfuerzos.

Antes de que Israel ataque, sin embargo, tienen un pároli con algunas personas identificadas como los Ceneos y les advierten que abandonen la zona de lo contrario se convertirán en daños colaterales. Como era costumbre en las batallas de esa época, el rey de Amalec, Agag, fue capturado por Saúl y su vida no fue tomada. Los animales sanos que pertenecían a los amalecitas fueron tomados como botín de guerra por los israelitas. Este acto enfureció a Dios hasta tal punto que declaró abiertamente cuánto se arrepintió de haber hecho rey a Saúl sobre Israel.

El Profeta y ex juez Samuel (Sh’mu’el en hebreo) intervino y le dijo a Saúl que había desobedecido a Dios y que ahora pagaría el precio de perder la legitimidad de su trono por eso. Saúl argumentó que Samuel estaba equivocado; que había hecho lo que Jehová le pidió (aniquilar a los amalecitas), pero al final admite que ha pecado contra Dios (aunque en su mente era más un tecnicismo que algo significativo).

Samuel ordena que el rey Agag sea llevado a él, con lo cual ejecuta a Agag y lo corta en pedazos. Esta sería la última vez que Samuel vio a Saúl, el hombre que había ungido personalmente para ser el primer rey de Israel.

En el versículo 23 de este capítulo (15 de 1 Samuel), el Señor compara el pecado del rey Saúl con los pecados de la hechicería y la idolatría y dice que debido a que Saúl ha hecho este mal, Dios ahora rechaza a Saúl. Es importante recordar que de los pocos pecados y crímenes que automáticamente requieren la sentencia de muerte (lo que significa que no hay medios de expiación previstos en la Ley de Moisés) dos de ellos son la hechicería y la idolatría. Dios ha terminado con el rey Saúl y ahora se separará Él Mismo de Él; esta es la última sentencia de muerte.

Esto es lo que pasa: ¿qué hizo exactamente Saúl que fue tan atroz, para merecer un juicio tan duro? Esencialmente, la razón de la severidad de Jehová está envuelta en la respuesta a esta pregunta: ¿quién ordenó la guerra contra Amalec? Respuesta: Jehová. Por lo tanto, esto constituye la Guerra Santa formal ordenada por Dios. Sólo lo divino puede ordenar la Guerra Santa. Los hombres que participan en la batalla en el nombre de Dios (como en las Cruzadas) NO están involucrados en la Guerra Santa a pesar de sus afirmaciones. Cuando luchamos en una guerra que Dios no ha ordenado directa e inequívocamente, bien puede ser lo necesario y lo correcto y que Dios puede incluso estar de nuestro lado (por así decirlo); pero esa NO es la definición de La Guerra Santa.

NO ha habido Guerras Sagradas desde el cierre de las Escrituras (al menos hasta donde sabemos). No habrá Guerras Sagradas hasta que el Mesías vuelva a dirigir la próxima Guerra Santa que normalmente apodamos como la Batalla de Armagedón. El hecho de que el Señor haya ayudado a Israel a veces en sus varias guerras desde que regresó a la Tierra Santa no significa necesariamente que Israel estuviera peleando una Guerra Santa. Nuestra lucha actual para defendernos del islam, al igual que la lucha de Israel para defender a su nación, mientras que completamente justificada NO es la verdadera Guerra Santa. Espero que puedas ver esto y lo puedas aceptar.

En la Guerra Santa entra en juego la Ley de Herem por la que el botín de la guerra pertenece exclusivamente al Señor, no a los hombres que participaron en la batalla. Puesto que Dios es Espíritu no necesita ni el ganado capturado ni los esclavos humanos ni el oro y la plata ni las ciudades del enemigo. Por lo tanto, de acuerdo con las reglas de la Guerra Santa (que estudiamos en profundidad algún tiempo atrás) todos los botines de la Guerra Santa deben ser entregados a Dios a menos que Él especifique lo contrario, algunas excepciones caso por caso. Estos despojos son por su propia naturaleza propiedad santa de Dios.

Bajo circunstancias normales (como la ofrenda de sacrificios levíticos regulares), los objetos designados como propiedad sagrada de Dios se pasan al sacerdocio para su disposición y la mayoría de las cosas (granos, frutas, vino, carne) se dividen entre los sacerdotes y los obreros levitas como sus medios de sustento autorizados por Dios (una porción sustancialmente más pequeña de las plantas y los animales se queman en el Altar del Holocausto). Pero en la Guerra Santa los objetos generalmente no son entregados a los sacerdotes para su distribución y uso. Más bien el botín de la Guerra Santa debe ser destruido y / o quemado; son devueltos a sus elementos como una forma simbólica de dárselos a Jehová. Esto también (tan difícil como es de tomar) va para las personas capturadas. Dios ordena lo que se debe hacer con ellos. En algunos casos los hombres deben ser ejecutados y las mujeres y los niños se salvan y se añaden a Israel como siervos (e invariablemente después de unas pocas generaciones finalmente asimilados como ciudadanos). En otras ocasiones (como con Amalec) TODAS las personas deben ser ejecutadas: hombres, mujeres, niños, bebés.

El rey Saúl siendo el rey débil y egoísta que era, no prestó atención a las leyes de la Guerra Santa. Decidió que haría las cosas un poco a la manera de Dios y un poco a su manera. Así que, aunque siguió las órdenes de Dios de atacar a Amalec (y parece que a partir de ese momento Amalec no era un problema particularmente amenazante para Israel y Saúl), y Saúl si ejecutó a todo el pueblo, él NO mató al rey de Amalec. Además, también tomó por sí mismo (y permitió que algunos de los israelitas tomaran por sí mismos) parte del botín de la guerra. Esto fue una afrenta directa sobre la santidad de Dios como el rey Saúl y los israelitas habían tomado para sí mismos la Santa Propiedad de Dios.

La afrenta era tan seria que el profeta de Dios, Samuel, se separó total y permanentemente del rey Saúl. Esto era completamente apropiado ya que, que uso tenía un Profeta de Dios en dar la Palabra de Dios a un hombre que ahora está separado (karet, cortado) de Dios?

Antes de volver a Deuteronomio me gustaría mencionar un par de cosas más. A menudo en la Biblia veremos declaraciones que usan la palabra “todos”. O veremos declaraciones que parecen indicar el final o la inclusión completa (o la exclusión completa para el caso).

Casi siempre son declaraciones generales. Sería como si nos estafaran en una esquema financiera y nos lamentamos que hayamos perdido “todo nuestro dinero”. Si bien podemos estar terriblemente lastimados y, de hecho, nuestra riqueza haya disminuido considerablemente, no hemos perdido el 100% de nuestro dinero para no volver jamas a tener dinero. Así que en nuestra historia de los amalecitas donde Saúl dice que “destruyó completamente al pueblo (los amalecitas)”, eso no significa de ninguna manera que hasta el último amalecita fue asesinado.

De hecho, cayó ante el rey David el volver a tratar con los amalecitas y él los destruyó hasta que no quedaba casi nada. Siglos más tarde, el rey Ezequías ordenaría 500 hombres de la tribu de Simeón que fueran al monte Seir (en el territorio de Edom) para erradicar final y permanentemente el remanente de Amalec.

La razón por la que hice todo lo posible para hablar de Amalec es por lo que te dije al principio: Amalec era ciertamente real, y las historias de ellos verdaderas, pero también representan un tipo. Y el tipo que Amalec representa no sólo pertenece a los tiempos bíblicos.

Cuando desempolvamos los libros de historia y miramos más de cerca, vemos que Amalec también es simbólico del espíritu del Anticristo y de Satanás. Satanás, el gran Maligno, el enemigo supremo de Israel y de la humanidad y de Dios. Si quieres entender cuál es la actitud de Dios hacia Satanás, y cuál es nuestra actitud hacia Satanás y sus seguidores, entonces estudia las historias de Amalec. Dios está en el proceso de erradicación total de Satanás, sus seguidores y todo lo que Satanás posee. Y lo hará en el modelo de Su genocidio sobre Amalec.

Recordemos algo que discutimos hace unas semanas. Existe esta noción (una falsa noción) entre la Iglesia moderna de que Jesús ha revisado el rostro y el carácter de Dios, lejos de este Dios del AT que juzgará y destruirá a Sus enemigos para el Dios del NT que ignora el pecado y no le haría daño ni a una mosca (tan grande es Su misericordia y tanto que ama a todos y a todo). El concepto es que Jehová ha abandonado Sus atributos de ira y justicia, y ahora es 100% todo amor que olvida. Él es la deidad pacifista definitiva que existe sólo para nuestro beneficio. Su nuevo lema es: no hay daño, no hay falta.

Y uno de los principales dichos de Yeshua que se utiliza para defender esta posición moderna es que debemos amar a nuestros enemigos y no odiarlos. Acepto esta instrucción completamente, pero entiendan: hay una diferencia entre el día y la noche entre amar a NUESTROS enemigos, y el amar los enemigos de DIOS. Así como existe una guerra humana justificable y racional contra la Guerra Santa ordenada por Dios, no necesariamente hay una conexión entre nuestros enemigos personales (personas que nos han hecho daño o nos han ofendido como nuestros prójimos) frente a aquellos a quienes Dios ha declarado como Su eterno enemigo (enemigos del Reino de Dios).

De hecho, debemos amar y no odiar a esa persona que tal vez nos ha defraudado, o calumniado, o tal vez incluso tratado de matarnos; cristiano o no. Pero no debemos amar y aceptar a aquellos a quienes Dios ha identificado explícitamente como marcados para la destrucción porque son Sus enemigos eternos que se oponen a Su Reino. Amalec era uno de los enemigos de Dios; Satanás y sus seguidores son otro.

Observen cómo la instrucción de Deuteronomio 25:17 es “recordar” en todo momento lo que Amalec le hizo a Israel, y cómo Dios los odia (lo que significa que Dios los rechaza), y cómo Su plan es usar a Israel como Su instrumento divino de destrucción final sobre Amalec. Los creyentes modernos del Dios de Israel igualmente deben “recordar a Amalec” …la nación y el pueblo de Satanás…… y estar preparados para la Guerra Santa en contra de ellos. La Guerra Santa no está lejos y será mejor que estemos bien preparados para la misma; la misma comenzará cuando Dios envíe al Mesías Yeshua de vuelta para ser el líder guerrero divino contra Satanás y sus seguidores. Pero hace tiempo atrás la preparación para Israel fue lanzas, arcos y espadas, para nosotros es la confianza en Yeshua como nuestro Salvador y en la Palabra de Dios como la voluntad de Dios para los hombres.

Observen también que, si bien Israel debía estar lo más separado posible de Amalec, y no debía tener nada que ver con Amalec, y debía defenderse en todo momento de Amalec, que una Guerra Santa en contra de Amalec no debía ser llevada a cabo en cualquier momento en que Israel quisiera. Si Israel de repente tenía algún fervor religioso, los líderes debían reunirse y decidir que AHORA eran lo suficientemente fuertes como para atacar a Amalec, esto no era la Guerra Santa.

Vamos a continuar con Deuteronomio capítulo 26.

Antes de leer el capítulo 26, me gustaría presentarlo diciendo que comienza una sección de 4 capítulos que gira en torno a las bendiciones y maldiciones contenidas en la Ley de Moisés. Terminamos el capítulo 25, donde el tema era esencialmente la justicia fundamental, y en esta sección de 4 capítulos de Deuteronomio que comienza con el capítulo 26, el tema de la “verdadera religión” se resumirá brevemente y se darán ejemplos. Al final de la sección se habla la amonestación a menudo olvidada de Dios que “este mandamiento que hoy os mando no es demasiado difícil para ustedes”. Y todos debemos grabar esta declaración divina en nuestra memoria porque con demasiada frecuencia la razón incorrecta dada para la entrega del Nuevo Pacto es que la Ley era demasiada difícil de seguir.

También hay una advertencia de futuros desastres para Israel si no siguen los términos del convenio de Moisés, y veremos algunas ceremonias de renovación del convenio para asegurar que la gente entienda que el Pacto Mosaico permanece para siempre; el mismo no terminó con su entrada en la Tierra Prometida.

Pero hay un aspecto más de esta sección que también es verdaderamente fascinante, y se afirma en las palabras del capítulo al que llegaremos en unas semanas: el capítulo 29 versículo 28. Ese aspecto está en forma de acertijo, un misterio, sobre el deber de Israel de observar la Torá: “Las cosas secretas pertenecen a YHWH nuestro Dios y las cosas reveladas a nosotros y a todos nuestros hijos para siempre; nosotros debemos CUMPLIR todas las palabras de esta Torá”.

No puedo hacer nada mejor que citar al eminente erudito C.J. Labuschagne en este respecto: “El significado claro del texto de Deuteronomio se refiere a su contexto inmediato, que habla de un desastre nacional para Israel como consecuencia de la desobediencia a las órdenes de YHWH. Pero, al mismo tiempo, esas palabras tienen otro mensaje.

Las cosas ocultas, el conocimiento esotérico con respecto al texto escrito de la Ley, las estructuras numéricas sagradas, todas estas son para el beneficio sagrado de Dios, para Su gloria. Pero… el texto de la Ley en su lenguaje directo y claro es en beneficio de la gente. Lo que tenemos es un mensaje codificado para la gente común, los no iniciados, que no conocen las complejidades ocultas del texto, para que así obedezcan la ley en su sentido claro”.

Como pueden ver, el contenido de la verdad revelada (esa parte de la Torá que todos los hombres pueden entender sin ser eruditos) es lo que está escrito como parte del Sermón de Moisés y contenido dentro de ese núcleo central de la Ley; son esas leyes y órdenes que se nos presentan en lenguaje sencillo en los capítulos 12-26 de Deuteronomio. Pero lo que encontramos en los capítulos 26–30 comienza a adentrarse en el reino de los misterios más profundos que sólo aquellos que conocen y aman y buscan diligentemente al Dios de Israel pueden incluso comenzar a comprender.

Vamos a leer Deuteronomio capítulo 26.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 26

Una de las revelaciones más interesantes de este capítulo es que aquí y solo aquí en toda la Torá, encontramos algunas declaraciones prescritas con precisión que cada adorador laico debe recitar mientras hacen los rituales de llevar sus primicias al Tabernáculo. En esencia, estas declaraciones están diseñadas por Dios “forma de orar” para los israelitas comunes y corrientes. En ese sentido, esta oración es muy similar en naturaleza a la oración del Señor del Nuevo Testamento. Mientras que los sacerdotes a menudo tienen “forma de oraciones” como parte de su liturgia ritual, nosotros realmente no encontramos mucho en la manera de “formas de oraciones” en la Biblia que están diseñadas para que la persona promedio hable.

Esta ley sobre llevar las primicias al Tabernáculo (y más tarde al Templo) no se pudo llevar a cabo en el desierto. Era una cuestión práctica; sólo después de que los israelitas habían conquistado y establecido en la Tierra de Canaán se podía observar cuando las tribus tuvieran campos y huertos para cosechar.

Es interesante para mí que una de las instrucciones para el agricultor hebreo es que debe colocar la porción de su cosecha que traerá para presentar a Dios en una cesta. Eso parece un detalle muy trivial hasta que nos damos cuenta de que, hasta este punto en la historia de Israel, donde ahora estamos en Deuteronomio, Israel sabe poco de la agricultura. Eran históricamente un pueblo de pastores; criaban animales. En Egipto, algunos probablemente se dedicaban a la agricultura, pero la mayor parte eran pastores y obreros de la construcción. Por lo tanto, mientras que las ceremonias de las primicias eran conocidas por algunas culturas de Oriente Medio, probablemente no eran conocidas por los israelitas. Se le tuvieron que dar detalles a estos futuros agricultores.

Hasta ahora nuestros estudios ya nos han presentado las 2 llamadas ceremonias Primeros Frutos; que en hebreo se llama Bikkurim (en asociación con las fiestas de primavera de Pascua y Pan Sin levadura), y luego otra fiesta de verano de Primeros Frutos que se llama Shavuot (los cristianos lo llaman Pentecostés). En realidad, hay una 3ra celebración de “primicias” que se lleva a cabo en conjunto con el festival de la temporada de otoño llamado Sukkot, o la fiesta de los tabernáculos.

Este último es más conocido técnicamente como el “encuentro final”, lo que significa que es el final de la temporada de la cosecha y la cercanía del invierno.

Cada uno de estos 3 festivales que trataban con las primicias estaba relacionado con las fiestas de peregrinación. De las 7 Fiestas Bíblicas, 3 de ellas requerían que cada adorador (generalmente significaba los varones) viajara a la ubicación del Tabernáculo con su ofrenda de primicias. Ese es el significado de la declaración del versículo 2 que termina con las palabras “…..y ve al lugar donde el Señor tu Dios elegirá para establecer Su nombre.” Ese lugar se movería un par de veces después de que Israel conquistara por primera vez a Canaán (con Shiloh siendo el lugar más permanente para la tienda), y con el tiempo Israel establecería varios sitios de competencia, y eventualmente para el tiempo de David (y luego Salomón) se convertiría en Jerusalén donde finalmente se construyó el Templo.

En cada uno de estos viajes 3 veces al año al Tabernáculo, el adorador debe entregar su cesta de productos al sacerdote que oficiará y llevará a cabo la ceremonia. Al entregar su sacrificio de primicias al sacerdote, el laico debe declarar lo siguiente: “Reconozco que este día, ante el Señor vuestro Dios, que yo he entrado en la tierra que el Señor juró a nuestros padres para asignarnos a nosotros.”

El significado de esa declaración es sencillo, pero también monumental: es el cumplimiento del Pacto Abrahámico. Se ha dado la tierra que Dios prometió a Abraham, Isaac y Jacob hace tanto tiempo; se ha terminado. No era otra tierra, era ESTA tierra. No sucedería en otro momento, fue AHORA. La conexión con la entrega de las primicias del campo es que sin la tierra que ahora poseen no habría primicias que dar. Iglesia, escúchame: me apena el corazón oír a tantos líderes de denominaciones preguntarse por qué es que los judíos necesariamente tienen que estar de vuelta en Israel; y esto es un problema porque la presencia judía allí supuestamente ha desplazado a los palestinos. Si bien este no es el único lugar en la Biblia que afirma inequívocamente que Dios TENÍA LA INTENCIÓN de dar a Canaán exclusivamente a Israel, este acontecimiento realmente ocurrió e incluso Dios exigió a los israelitas que reconocieran ese hecho en esta declaración de oración.

Cabe destacar que la declaración es que “yo” he entrado en la tierra de Canaán. Eso podría haber parecido más apropiado de una declaración para la primera generación de israelitas, aquellos que lucharon al lado de Josué. Pero el Señor tiene la intención de que CADA generación de hebreo se identifique con la tierra como si fuera el primero allí. La Mishnah afirma con respecto a las celebraciones de la Pascua que, “en cada generación uno debe verse a sí mismo como si él personalmente saliera de Egipto”. Esta es la base de este principio.

Con esto concluye la primera parte de la ceremonia de Primicia. A continuación, después de que el sacerdote haya tomado la canasta y la ponga delante del Altar, el agricultor hebreo hará otra declaración al Señor. Y lo que lo hace interesante es que esencialmente es un breve repaso de la historia de Israel. El adorador reconoce una serie de cosas en esta segunda declaración de oración:

  1. Israel comenzó como nada especial (“mi padre era un nómada de Aram”). El significado preciso de esto se ha regateado a lo largo de un poco, pero el concepto subyacente es bastante simple.
  2. Abraham, Isaac y Jacob se identificaron más con la patria de su antepasado Taré (el padre de Abraham) que el lugar donde vagaban (Canaán) antes de trasladarse a Egipto. Uno de los nombres de la región de donde Abraham vino es “Aram junto al río”. Así que esto es bastante correcto para identificar que los Patriarcas son Aram-eos. Algunas versiones bíblicas traducirán esto como “un fugitivo de Siria” porque Damasco, Siria finalmente se convirtió en el bastión para los arameos…pero no fue hasta mucho después de la época de los patriarcas. Dicho esto, la cosa es que cada israelita declara su asociación con los patriarcas que eran originarios de Aram. 2. Luego se reconoce que, al ser muy pequeño en número, el clan de Jacob (de ninguna manera lo suficientemente grande como para ser visto como un “pueblo” o como una “nación”) fue en Egipto donde se convirtieron en una gran nación. 3. Ahora se indica la condición de su estancia en Egipto; la misma fue bajo una dura opresión que existían. 4. Fue a partir de esta condición de trabajo duro y esclavitud que el Señor rescató a Israel y lo hizo de una manera milagrosa y sobrenatural. 5. Dios movió a Israel de un lugar donde no tenían tierra y sin esperanza a la tierra que había reservado para Su pueblo, como se lo prometió a los patriarcas, donde poseerían tierras, y la tierra produciría abundantemente para ellos 6. Y como es Dios quien posee todas las cosas, ya que creó todas las cosas, es lógico que las cosas que crecen en la tierra de la Tierra Prometida sean vistas como propiedad de Dios. Así que una porción de lo que crece…lo primero y lo mejor…… se ofrece a Jehová en acción de gracias.

Oculto en todo esto es que Israel niega la afirmación de los cananeos de que Ba’al es el dios gobernante sobre la tierra. Es Jehová el supremo; él está detrás de todas las maravillas que le han sucedido a Israel.

Otra nota interesante es que bíblicamente e históricamente (hasta el día de hoy), los judíos ven las cosas en el contexto de la nación y el pueblo de los judíos, colectivamente, en lugar de como individuos. Las Escrituras muestran esta visión de la identificación colectiva como más importante que la individualidad. Por lo tanto, los sacerdotes realizan los rituales en nombre de Israel, y las Fiestas son para Israel corporativamente. Sólo hay unos pocos lugares en la Torá donde se resalta al individuo, y es este particular el que me llama la atención, porque se trata de la redención. Cada israelita debe reconocer su propia identificación con el Dios de Israel, y la redención que Jehová le ha dado como individuo. Las ceremonias de las primicias son bastante personales en tono y propósito.

La ceremonia concluye con una fiesta alegre. Se requiere una comida festiva que se coma cerca de la entrada al santuario al adorador. Y como los levitas estaban ocupados atendiendo asuntos del Tabernáculo, generalmente no eran capaces de cultivar; así, los levitas debían ser invitados a compartir la comida festiva proporcionada por los cientos de miles de fieles que venían a celebrar. Incluso los extranjeros deben ser invitados a participar porque ayuda a Israel a recordar la incómoda circunstancia de ser extranjero en una tierra que no es la suya. Por lo tanto, deben tener misericordia y compasión por los extranjeros, porque el Señor lo hace.

Terminaremos aquí hoy y comenzaremos de nuevo en el versículo 12 de la próxima semana.

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