Month: י׳ בניסן ה׳תשע״ט (April 2019)

Deuteronomio Lección 13 Capítulos 10 y 11

Deuteronomio

Lección 13, Capítulos 10 y 11

La semana pasada terminamos en medio de nuestro estudio de Deuteronomio capítulo 10 discutiendo esta pregunta retórica pero poderosa que Moisés le hizo mientras se encontraba en la cima de Moab dirigiéndose al pueblo escogido: “Y ahora, oh Israel, ¿qué exige YHWH tu Dios de ti?”

Y Moisés contesta su propia pregunta con esta instrucción: el redimido de Dios debe venerar a YHWH, andar en sus caminos, amarlo, servirle y obedecer (o guardar) sus leyes y mandamientos. Reverenciar, andar, amar, servir y obedecer. Y así yo les preguntó una pregunta retórica mía propia (y créeme, esta es una pregunta cargada): ¿acaso solo deseas que se te conceda tu salvación y luego tú continuas a través de tu vida, sin preocupaciones, hecho con las cosas de Dios y creyendo que tus pecados están cubiertos de todos modos, así que, por qué preocuparte por eso? Es decir, ¿realmente crees que una vez que confías en Yeshua nuestro Mesías no tienes absolutamente ninguna obligación hacia Él y no habrá consecuencias para tus decisiones y acciones (o inacciones)? ¿Has decidido que tú puedes separar completamente tu conocimiento de lo que Él ha hecho por ti de tu adoración a Él y de la forma en que vives el resto de tu vida? Permítanme decir sin vacilación o duda alguna: esa misma implicación precisa está abundantemente dentro de la iglesia moderna (especialmente moderna evangélica) e incluso pone en duda si cualquier forma de obediencia de los creyentes a la palabra escrita es realmente legalismo, y por lo tanto una cosa mala. Y yo hablo, hoy, en firme oposición a semejante doctrina impía, cuya base no es más que un deseo de distanciar la Torá hebrea de la iglesia de los gentiles y de hacer que la vida de un cristiano parezca como si desde el momento de nuestra salvación, nosotros hemos ganado el derecho de retirarnos del deber de hacer más que simplemente existir al esperar el cielo. Moisés dice, ‘ redimido de Israel, tienes cosas que hacer’. El cristianismo moderno dice, ‘ redimido de Cristo, renuncia ahora y guarda tu energía’.

Nosotros discutimos esto bastante a fondo la última vez, así que no lo repetiremos; pero puedes estar seguro de que no descansaré hasta que haya hecho todo lo posible para persuadirte de que SÍ tienes obligaciones con el Señor y que simplemente sentir amor hacia Él no será suficiente como respuesta adecuada a Su incomparable don de redención. Se ha convertido una doctrina bastante estándar en algunas denominaciones que Dios busca de nosotros sólo un sentimiento de amor en nuestro corazón y que hacer mucho de cualquier cosa que no sea disfrutar de nosotros mismos en compañía de otros cristianos, y tal vez asistir a un culto de adoración ocasionalmente , en realmente un negativo. Les recuerdo: aquí en Deuteronomio Dios está dando todas estas instrucciones a un pueblo que Él ya redimió. Y este es el patrón de Dios que fluye naturalmente a nuestra era como lo hacen todos sus patrones. PRIMERO somos redimidos, y sólo ENTONCES Él nos da Sus mandamientos e instrucciones. Sus mandamientos e instrucciones NO son para aquellos que no están ya redimidos (salvos en jerga cristiana). Una vez más: sus mandamientos e instrucciones (lo que la iglesia llama “la Ley”) no son para el propósito de la redención.

La redención es un regalo gratuito, dado para quien a Dios elija darlo; y SIEMPRE ha sido un regalo gratuito incluso en la época de Moisés. Las leyes de Dios son con el propósito de instruir a las personas redimidas en CÓMO vivir la vida redimida.

Además, el Señor demanda que hay una manera en la que se le muestre amor a Él. Una de las preguntas estándar que un consejero matrimonial le preguntará a un esposo y a una esposa es: ¿Cómo quieres que te muestren amor? La mayoría de los hombres luchan con esa pregunta (a menudo ni siquiera entienden lo que eso significa), pero la mayoría de las mujeres instantáneamente tienen una respuesta. Y los consejeros matrimoniales que conozco dicen que el centro de los problemas dentro del matrimonio es un cónyuge que no está dispuesto a mostrar amor a su pareja de maneras que el compañero pueda reconocer y aceptar como amor genuino.

La Biblia nos da una generalización sobre este tema del amor dentro del matrimonio humano: dice que las mujeres deben respetar a sus maridos, y los esposos deben mostrar amor a sus esposas. La palabra de Dios explica que una esposa que se somete a su esposo es como ella le muestra respeto a él, que es lo que equivale al amor para un hombre. Alternativamente, un esposo muestra a su esposa el amor que ella busca poniéndola por encima de sí mismo, demostrando que daría su propia vida para proteger la suya si fuera necesario, y siendo amable y gentil y consciente de sus necesidades y preocupaciones. Una vez más, esto es, por supuesto, una generalidad, pero creo que no he sabido de una pareja casada que no esté de acuerdo con esa premisa básica.

Por supuesto, como individuos cada uno tiene cosas específicas que nos indican “amor”. Para las mujeres a menudo es simplemente su marido diciendo, “te amo”, verbalmente, regularmente. Para otros podría ser un recuerdo sorpresa como un montón de flores y un regalo inesperado. Para un hombre puede ser su esposa arreglando las comidas para él que ella sabe que son sus favoritas; o haciendo un buen trabajo criando a sus hijos y cuidando su hogar; o buscando regularmente su consejo (o incluso permiso) en asuntos que ni siquiera él cree necesariamente que debe ser el que decide.

Pero aquí está la cosa: para la mujer que anhela escuchar “te amo”, pero tiene un marido que simplemente no puede o no lo dice, ella no está siendo amada de una manera que ella entiende como amor. Y aunque eso ciertamente no significa que el matrimonio va fracasar, la relación igualmente como ciertamente no será tan satisfactoria como podría ser o tiene como intención que sea. Así mismo sucede en nuestra relación con Dios. Él nos ha dicho inequívocamente en términos muy sencillos CÓMO quiere que se le muestre amor. Él dice que para Él el amor comienza con la obediencia a Sus leyes y mandamientos. Él dice que para reverenciarlo, y para andar en los caminos que Él ha ordenado, y para servirle fielmente, y para obedecerle a Él debemos mostrarlo que lo amamos en la manera en que Él quiere ser amado. ¿Acaso podemos NO reverenciarlo, andar en sus caminos, servirle, y NO ser obediente a Él y aún amarlo hasta cierto grado? Tal vez de nuestro lado de la ecuación, pero no de la Suya. ¿Qué tipo de relación es esa que tenemos con el Señor si insistimos en que lo amamos, pero Él dice que no?

Vamos a volver a leer los últimos versículos del capítulo 10 de Deuteronomio.

VOLVAMOS A LEER DEUTERONOMIO 10:12 – hasta el final

Después de explicar lo que Dios requiere de Su pueblo redimido, se hace una extraña declaración en el versículo 16 que encontraremos repetida en intervalos regulares en el resto del Antiguo Testamento y en varios lugares claves del Nuevo Testamento. La misma es que el Señor quiere corazones circuncidados más de lo que quiere los prepucios circuncidados. Recuerda: tachar la palabra “corazón” (debido a lo que significa “corazón” en nuestro lingo del siglo 21) y en su lugar inserta la palabra “mente” porque eso es lo que “corazón” significaba para las personas de la era bíblica. Por lo que esto está diciendo “circuncida nuestra voluntad, pensamientos y procesos mentales”.

La ilustración es que para circuncidar el prepucio de tu corazón significa eliminar la cubierta protectora (hasta impenetrable) sobre tu mente y decisiones que impide que Dios entre. Significa dejar de ser terco y por consiguiente bloquear la Palabra de Dios de que eche raíces en tus pensamientos. Pero esto también es un dualismo; que además de lo que acabo de explicar que ilustra, también está explicando que mientras que la circuncisión de la carne es el signo ordenado por Dios del Pacto de Abraham para ser usado por todos los varones hebreos, un corazón circuncidado (una mente circuncidada) debe ser el compañero espiritual interior de esa operación de la carne exterior. Pablo dice lo mismo unos 1400 años después de que Moisés lo dijo por primera vez. De hecho, Pablo dice que una circuncisión carnal SIN el cambio de mente que debe acompañarlo, y nos lleva hacia la armonía con Dios, es eternamente inútil. Además que desde el advenimiento del Mesías, uno no NECESITA una circuncisión de la carne para demostrar o lograr una circuncisión del corazón. Por lo tanto, en el estilo típico hebreo, un pareado literario se escribe porque las siguientes palabras son “así que no seas un pueblo con cuello rígido”. El cuello rígido simplemente significa obstinado e insensible. Eso es lo que Moisés le dice a Israel que al permitir que tu corazón sea circuncidado por el Espíritu Santo, ya no serás una persona de cabeza dura. Por lo tanto, pueblo de Dios, NO seas una nación de gente obstinada porque has rechazado la circuncisión de tu mente por el Señor.

Necesito que escuchen esto, por favor: tu fe en Cristo no necesariamente equivale a un corazón circuncidado. Tu redención (lo que significa que tienes fe en que Yeshua murió por tus pecados) no significa que tengas el cambio de mente que sólo puede venir por medio de un acto de Dios, por medio del Espíritu Santo, haciendo que tu mente responda a Él. Escuchen este pasaje del libro de Hechos:

CJB Hechos 8:14 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, 15 quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

Los israelitas eran un pueblo redimido en el instante de la Pascua en Egipto. PERO ellos no habían recibido las leyes y los mandamientos de Dios y aún no tenían corazones circuncidados que hicieran que sus mentes respondieran a Él. Por consiguiente ellos hicieron grandes pecados en el desierto con miles de ellos muriendo y Dios determinando más de una vez exterminarlos a todos (salvos solo por el arbitraje de Moisés en nombre de ellos con Dios). Como creyentes, de hecho somos redimidos en el momento en que tenemos la fe más sencilla de que Jesús es el Señor. Sin embargo, de la misma manera que los israelitas necesitaban mentes circuncidadas traídas por un acto de Dios (para que fueran capaces de ser obedientes a Él), también nosotros lo necesitamos.

Moisés continúa con su argumento en cuanto a por qué Israel debe ser obediente y prestar atención a Jehová y el argumento es que Dios es el más grande de todos los seres. Él usa palabras que fueron bien entendidas para esa época: Señor de los señores, Dios de los dioses. Este lenguaje suena como un reconocimiento de múltiples dioses (con un solo dios, YHWH, mayor que los otros dioses) a pesar de que en realidad es una declaración de monoteísmo. Pero el lenguaje común del día, dentro de la comprensión común del día, es lo que se necesita y se utiliza para probar un punto y ese es el sentido aquí. Pero Jehová es un Dios único que no toma sobornos (costumbre para esos tiempos), y Su justicia insiste en que las viudas y los huérfanos israelitas sean atendidos con ternura por la sociedad israelita. Aún más Dios ama a los que ni siquiera son parte de Israel; y por lo tanto el extranjero, el extranjero residente que vive en Israel (el GER en hebreo), también se le debe proporcionar comida y ropa si ellos no tienen medios para obtenerla debido a la pobreza o las circunstancias. Debido a que Dios no se deja influenciar (no está impresionado con los aristócratas) Él quiere justicia igualitaria para todos. Por lo tanto, como representantes terrenales del Señor, Israel debe amar al GER para así demostrarles a ellos que el Dios de Israel ama al ger.

Todo esto debe sonar bastante familiar para nosotros, ya que estos son (por supuesto) exactamente los mismos principios que Jesús enseñó. Y también explica por qué el Señor hizo un camino para que los no hebreos (gentiles) fueran redimidos; Él ama a toda la humanidad no sólo a los nacidos de una cierta tribu o nación. Sin embargo, es de hecho sólo por medio de pactos divinos hechos con un cierto pueblo (el pueblo engendrado por Jacob) que los extranjeros pueden ser redimidos; ellos (nosotros) no tenemos un pacto gentil separado o un Mesías europeo propio, aparte de Israel.

Vamos a continuar con el capítulo 11.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 11 completo

Hasta ahora, en el sermón de Deuteronomio, Moisés ha estado cubriendo los principios generales y subyacentes (fundamentales) de la Ley, en vez de las ordenanzas específicas. Él ha revisado la historia de Israel, la elección de gracia de Dios para ellos como su pueblo de separado, lo que les sucedió en el desierto y cómo el Señor los cuidó, y cuál sería su actitud respecto a la proposición que se les ha dado. Es decir, Jehová le ha hecho a Israel una oferta que Israel sin duda puede rechazar. Él ha ofrecido ser su Dios, y a su vez ellos serán su pueblo. Él se ha ofrecido a establecer una relación especial y única y una unión con Israel sólo si ellos lo quieren.

Y la forma en que deben mostrar a Dios que ellos la quieren es ratificando este nuevo pacto que se ha hecho en el Monte Sinaí por medio de a) acuerdo corporativamente, y b) siguiendo diligentemente sus términos.

Mira; a veces nos hemos perdido un punto bastante significativo sobre la aceptación por parte de Israel de este pacto de Moisés; NO es que si Israel lo acepta ellos reciben las bendiciones de ese pacto, y si lo rechazan, reciben las maldiciones contenidas en el pacto. Es que SI eligen NO aceptar el pacto, si deciden rechazar la oferta de amistad con Dios, entonces que así sea; Israel es simplemente arrojado de nuevo al grupo genérico de naciones que forma todas las personas de la tierra (el grupo del que fueron tomados en primer lugar), y serán mirados como no mejor o peor o diferente que cualquiera de los demás. No serán elegibles para recibir las bendiciones especiales contenidas en la Ley, ni serán sometidas a maldiciones especiales de la Ley más que cualquier otro de los millones de personas en el planeta tierra. El acuerdo es que SI aceptan el pacto, SI entran en una relación especial de pacto con Jehová, ENTONCES ellos estarán sujetos a sus bendiciones y sus maldiciones. Las bendiciones provienen de seguir los términos del pacto (siguiendo las leyes) y las maldiciones provienen de violar los términos del pacto (quebrantar sus leyes). Sin embargo, estas bendiciones Y maldiciones sólo se aplican a aquellos con quienes Dios ha hecho el pacto; el mismo no es para otros. Por ejemplo, la aceptación de Israel del pacto en el Monte Sinaí no pone a la Mesopotamia pagana y gentil bajo las maldiciones de la Ley. Les digo esto por dos razones: 1) porque es un concepto erróneo común que aquellos que no están bajo el pacto, por lo tanto, sufren las maldiciones de la Ley y los que ESTÁN bajo ella reciben automáticamente las bendiciones de la Ley y 2) porque esto ayuda a consolidar aún más la razón que Pablo explicó (particularmente en su carta a la iglesia en Roma) profundamente que los gentiles son injertados EN Israel (lo que significa en Israel (es decir, en los pactos de Israel con Dios) cuando llegan a la fe en Yeshua. Si no nos injertan en los pactos de Israel, entonces no tenemos derecho a participar de sus términos. Pero los cristianos gentiles recuerden esto: el Pacto tiene términos. Y cuando tú y yo aceptamos a Jesús, aceptamos TODOS los términos del Pacto, no sólo los que preferimos.

Recuerdan la semana pasada que leímos ese capítulo fundamental en Jeremías 31, en el cual se explica que el Señor va a crear un Nuevo Pacto (este es uno que más tarde se llamará el Nuevo Pacto bajo Cristo); PERO recordemos con quién se estaba creando el pacto y entre quien:

LBLA Jeremías 31:31 “31 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto,

Entre el Señor y la casa de Judá y la casa de Israel tenía que haber un nuevo pacto; esencialmente entre exactamente la misma gente que se había establecido el Pacto de Moisés. Por lo tanto, la cuestión para los gentiles es cómo obtener acceso a las maravillosas provisiones de esa provisión que los cristianos llaman “el Nuevo Pacto” que pertenece exclusivamente a Israel y a todos los que se unan a Israel.

Y la respuesta a ese asunto es que la fe en el Mesías judío, Yeshua de Nazaret, nos trae al redil. Ese es el único billete de entrada permitido y necesario para unirse a la redención proporcionada por los pactos de Israel.

El versículo 1 del capítulo 11 se abre con la regla básica fundamental para Israel, que es TAMBIÉN la actitud con la que Israel ha de entrar en la relación de pacto con Dios: ¡amarlo! Observen que inmediatamente al decir “amarlo”, se establece lo que eso significa: obedecer siempre sus leyes, reglas y mandamientos.

Ahora hay un cambio sutil pero importante en el tema que se está lidiando en Deuteronomio 11 frente al capítulo 10. En el capítulo 10, el asunto es aceptación o el rechazo de la relación del pacto con Dios; ¿acaso Israel decide entrar en el Pacto que se le ofrece o no? En el capítulo 11 el asunto es que una vez que se acepta ese pacto, la próxima decisión para Israel (tanto corporativamente como individualmente) es la obediencia o desobediencia para los términos del pacto y cuáles son las consecuencias para ambos. Yo quiero que la diferencia esté bien marcada en sus mentes así que permítanme ilustrarla. Si quieres comprar una casa y encuentras una que te guste, se redacta un contrato. Usted mira ese contrato, ves cuáles son las provisiones y términos que el vendedor exige, y tomas una decisión en cuanto a si usted quiere entrar en ese contrato o no. Si usted decide “no”, entonces no hay nada ganado o perdido, excepto tal vez un poco de tiempo. Usted no tiene ninguna obligación y no hay sanciones en ese momento porque nunca hubo un acuerdo-para negociar. Esa es la situación con Israel hasta el capítulo 10 de Deuteronomio; el contrato (el Pacto Mosaico) con todos sus términos (las bendiciones y las maldiciones) ha sido presentado a Israel por Dios a través de Moisés, y ahora está de Israel el entrar o no entrar en el contrato que se le propuso. Si deciden “no” entrar, entonces tampoco no hay ningún castigo inherente del que nosotros estemos al tanto, pero tampoco hay una sanción inherente que estemos al tanto.

De vuelta a la analogía de la casa: Si decides aceptar los términos de ese contrato de casa y firmar los papeles (indicando una aceptación libre de sus términos), entonces todo cambia. Si usted cumple con los términos entonces tú obtienes el disfrute y la seguridad de esa casa que le proporcionará seguridad y refugio; pero si usted viola los términos del contrato entonces tú pierdes la casa y a menudo hay sanciones rígidas. Eso es lo que Israel está haciendo en el capítulo 11; ellos HAN aceptado los términos del Pacto Mosaico, ellos han entrado en el contrato con Dios, por lo que ahora lo que se está contemplando es lo que los resultados serán para seguir a través del acuerdo, al igual que los castigos por violar sus términos.

En los versículos 2 – 7, Moisés explica que él no está pidiéndole a Israel que tome la mera fe de las experiencias de otra generación, pero que muchos de ellos mismos han presenciado personalmente lo que él está trayendo a la mente de su historia. Ciertamente muchos hebreos que ahora están alrededor de lo 60 años han visto incluso lo que sucedió en Egipto porque habrían tenido alrededor de 20 años cuando salieron de Egipto; y esto es porque (en términos generales) aunque toda la 1ª generación del éxodo tuvo que morir antes de que Dios les permitiera entrar en la Tierra Prometida, los afectados tenían 20 años o más en el momento de la Pascua de Egipto;

era ese grupo de edad (20 años o más) el que se consideraba la edad de responsabilidad personal. Así que como se puede imaginar todo lo que sucedió en Egipto y luego en los 40 años de vagar en el desierto estaba bastante vívido y real en la mente de aquellos que estaban en los 50 años. No todos los que estaban de pie ante Moisés experimentaron personalmente todo lo que Moisés estaba hablando; la mayoría de los que estaban vivos en este momento nacieron durante esta jornada ardua. Sin embargo, un gran número de hebreos experimentaron al menos parte, por lo que no tenían ninguna razón para dudar de Moisés o para negar lo que habían visto personalmente.

Por lo tanto, Moisés dice en el versículo 8, si quieres experimentar las bendiciones de lo que el Señor tiene para ti en Canaán, entonces obedece los mandamientos de Dios. La conclusión: el que hayas nacido como hebreo no es lo suficiente para que seas bendecido por las cosas buenas de la tierra; más bien, tu también debes ser obediente al Pacto que acabas de aceptar. La obediencia era la clave de todo lo que estaba delante de Israel.

Los proximos versículos parecen directo, pero hay algunas ideas interesantes que usted podría apreciar que añaden a su impacto. La tierra de Egipto y la tierra de Canaán se comparan y contrastan, y Moisés dice que Canaán no es como Egipto, porque en Egipto tuvieron que trabajar para conseguir agua en sus campos. Pero en Canaán Dios roseará los campos con agua para ellos.

Egipto era una tierra relativamente llana, pero Canaán es generalmente montañoso con valles. Egipto era como cualquier otra tierra en el planeta tierra en la que se convirtió en lo que sus habitantes hicieron de ella; pero Canaán, dice el Señor en el versículo 12, Él cuida y atiende.

Permítanme compartir algo con ustedes que puede ser un poco difícil de entender; en el versículo 10 la CJB (la Biblia Judía Completa) dice que “allí (Egipto) tu sembrarás tu semilla y tendrás que usar tus pies para operar su sistema de riego…” Esta traducción en inglés (español para propósitos de esta traducción) es bastante estándar y la misma es lo que se llama una traducción dinámica y es probablemente una buena, porque lo que se describe aquí es el sistema de riego artificial que era tan vital para la agricultura de Egipto; un sistema de canales, embalses y cauces fue construido para regar los campos utilizando el agua del Nilo (esencialmente la única fuente sustancial de agua de Egipto).

Los pies humanos se utilizaron en varios tipos diferentes de operaciones para hacer que el sistema de riego funcionara. Ellos utilizaron en algunos casos una especie de rueda de agua, que era generalmente propulsado por humanos. También emplearon un Shaduf que era esencialmente un cubo en una cuerda con un extremo atado a una palanca. Una persona dejaba que el cubo se sumergiera en un depósito de agua y luego usando el apalancamiento levantaba el cubo lleno y lo volcaba en un canal de riego. Había un montón de trabajo involucrado aquí porque se estima que durante la temporada de crecimiento de aproximadamente 100 días en Egipto, 1000 toneladas de agua era necesaria POR ACRE para asegurar un cultivo adecuado.

El sistema que Egipto trazó fue asombroso; utilizaron decenas de miles de shadufs, y cientos de ruedas de agua, y también otros métodos ingeniosos para obtener agua en esos canales y para los campos afuera. Ahora no confunda este proceso con el desbordamiento natural del Nilo durante la temporada de inundación que no era tanto el agua para la tierra, sino que también proporcionaba los nutrientes necesarios contenidos en el limo para fertilizar los campos antes de que fuesen plantados.

También entiende que Egipto fue en su mayor parte un desierto; prácticamente no se produjeron lluvias en lo absoluto. Las aguas del Nilo provenían de las profundidades de otra zona de África, contracorriente, de la nieve acumulada en las montañas que se derretía. Egipto simplemente se beneficiaba del flujo del río. Por lo tanto, con todo esto como trasfondo es fácil imaginar lo orgulloso que se sintió Egipto de haber desarrollado esta elaborada infraestructura de riego y cómo se sentían dependientes sólo de sus propios esfuerzos para cultivar sus cultivos.

Esa situación sería invertida en Canaán. En Canaán el Señor dice que no necesitarán sistemas de riego impulsados por humanos. En cambio, él traería lluvia del cielo sobre sus cosechas. Y por esto todo lo que tenían que hacer era esperar y ser obedientes y mantener sus corazones (sus mentes) firmemente fijados sobre Él. Las lluvias serían suficientes para proporcionar grano a la gente, uvas de las vides, frutas de los árboles y pasto para los rebaños. Y no tendrían que trabajar para tenerlo.

Sin embargo, Moisés les advierte, no caer presa de sus propias inclinaciones humanas dando los elogios por las lluvias y los buenos cultivos y la facilidad con la que le ocurren a uno de los dioses cananitas. Y, por supuesto, eso es exactamente lo que los israelitas eventualmente harían. Pero la tentación de dirigir erróneamente su gratitud habría sido grande porque ellos iban a vivir entre un pueblo que hace mucho tiempo atrás había limpiado la tierra y añadido fertilizantes y hecho vallas de piedra para cercar a los animales y mantenerlos fuera de los cultivos. Era una tarea difícil NO ofrecer sacrificios a los dioses de estos pueblos, aunque sólo intentaban ser tolerantes para mantener la paz. Y Dios dice que SI sucumbe a este mal ENTONCES Él apagará la lluvia y el suelo se volverá duro e Israel sufrirá y tal vez no sobrevivirá.

Por lo tanto, le aconseja a Moisés en los versículos 18-21, emplear los varios recordatorios visuales ordenados por Dios para permanecer fiel a Jehová. Y entre estos recordatorios se encuentran la Tefilina, la mezuzá, la presencia del Sacerdocio y el Tabernáculo, y la constante enseñanza de las leyes de Dios a los niños. Y si Israel hace esto, entonces poseerán la tierra para siempre.

El paso uno para que Israel posea la tierra es que Canaán sea vaciado de sus residentes actuales; y el Señor dice que si Israel demuestra amor hacia Dios en forma de obediencia, entonces el Señor mismo expulsará a esos cananeos y permitirá que Israel tenga éxito. Por lo tanto, la promesa de victoria sobre Canaán está totalmente condicionada a que Israel cumpla con los términos del Pacto Mosaico (esos términos contenidos es lo que generalmente llamamos La Ley).

El alcance de las posesiones que Israel recibiría ahora se esboza en el versículo 24 y sólo durante el tiempo del rey David, Israel poseyó alguna vez algo cercano a esta amplia gama de territorios. En esencia, este es el ideal celestial para la masa de tierra reservada para posesión de Israel; pero como el acuerdo era condicional y los hebreos empezaron a romper los términos del Pacto casi inmediatamente después de cruzar el río Jordán, el castigo (la maldición) fue que Dios no expulsó a todos los pueblos que ocuparon Canaán y por lo tanto Israel nunca obtuvo todo lo que se les había reservado a ellos.

Así que antes de entrar al capítulo 12 (que comienza a enumerar las leyes y reglas individuales y lo que significan) del versículo 26 al final de este capítulo habla del momento de la decisión para Israel. Ahora la decisión de ACEPTAR el Pacto es inevitable; lo que se entiende aquí por maldición y bendición es que el pacto que han aceptado contiene tanto y así Israel debe decidir cumplir con lo que han acordado o experimentar la severidad de Dios. Y lo primero que Dios le ordena a Israel es que no se inclinen hacia los dioses de los cananeos.

Sin embargo, en los versículos 29-30 se discute una agenda diferente. La misma es que una vez que entren a la tierra (con Josué en la delantera) van a tener una ceremonia que reafirma el Pacto Mosaico al que ellos habían acordado alrededor de un año después de salir de Egipto. Ahora en Deuteronomio capítulo 27 este tema es tomado con más detalle y de hecho en el libro de Josué 8:35 encontramos que la ceremonia de reafirmación realmente ocurre.

¿Por qué era necesaria esta renovación (o reafirmación)? Es interesante que esta será la 3ª vez que el Pacto de Moisés ha sido ratificado. La primera vez fue en el Monte Sinaí, la segunda es lo que acabamos de hacer en el último par de capítulos de Deuteronomio en la tierra de Moab, y la 3ª vez será después de que Israel haya entrado a la Tierra Prometida. Al menos una teoría sobre esta serie de reafirmaciones es que la misma era costumbre en la mayoría de los pactos y tratados de esa época. Cuando el líder con el que se hizo el pacto muere, el nuevo líder tiene que volver a validar el Pacto y esto se logra con una ceremonia. Moisés murió después del 2º acuerdo para afirmar el Pacto y así con Josué como el nuevo líder de Israel se requería la 3ª afirmación (al menos a los ojos de estos pueblos de Oriente Medio de esa época).

Pero (nuevamente, ante los ojos del pueblo) probablemente también tenía que ver con dejar atrás la autoridad espiritual de un territorio y entrar en la esfera espiritual de la influencia de otro. Es decir, cuando Israel abandonó el Monte Sinaí (la morada de Jehová) y entró en Moab (donde se pensaba que otro Dios gobernaba), era costumbre reafirmar un tratado con la autoridad espiritual sobre esa tierra. Recordemos como hemos discutido en numerosas ocasiones que los antiguos pensaban que varios dioses controlaban varias parcelas de tierra. Así que como era una necesidad básica de todos los tratados en los que se hacía un voto, y un voto por definición significaba invocar el nombre de un dios, y el nombre del dios invocado tenía que ser aquel que estaba a cargo del territorio donde se hizo el tratado.

Si uno estaba en Egipto, entonces se invocaba al dios de Egipto; pero si uno estaba en Moab, un dios diferente tenía que ser invocado. Al reafirmar el Pacto Mosaico en la tierra de Moab, el nombre de la autoridad de Jehová estaba siendo pegado a ese territorio. Al reafirmar el Pacto una vez más en Canaán, la autoridad de Jehová se extendía a ese territorio.

También es interesante que el lugar donde esta ceremonia de reafirmación del pacto iba a eventualmente llevarse acabo estaba definida; Monte Gerizim y Monte Ebal. El camino a Siquem corta entre ellos con Gerizim al sur de la carretera y Ebal al norte. Ahora lo interesante es que en el Monte Gerizim es donde se proclaman las bendiciones de la Torá; pero en el monte Ebal se proclaman las maldiciones de la Torá. Lo creas o no, hay lógica y patrón detrás de esta elección.

Recordemos nuestro estudio del significado espiritual de la dirección Este. También recordemos en nuestro estudio de la manera tal en la que se ordenó el campamento de Israel y ciertos grupos que se les asigno ubicaciones permanentes de acampada de acuerdo con las 4 direcciones principales de la brújula. El este siempre es preeminente. Así que cuando uno se enfrenta al este, ¿qué dirección es a su derecha? Sur. Cuando miras al este Monte Gerizim estaba a la derecha, el sur. Dado que el lado derecho es el más poderoso y el más majestuoso, entonces el Monte Gerizim recibió el privilegio de tener las bendiciones del Pacto leídas de ella. Cuando uno mira al este, entonces a la izquierda está el norte; y al norte estaba el monte Ebal. La izquierda no es necesariamente una dirección maldita, no es tan buena o poderosa como la derecha. Así que las maldiciones de la ley fueron pronunciadas desde el monte Ebal que estaba al lado izquierdo, el norte.

Por cierto: estas dos montañas, el mismo lugar donde se reafirmó el Pacto de Moisés, ahora radica en lo que el mundo llama “territorio disputado”: la llamada Cisjordania.

La próxima semana comenzaremos el capítulo 12 de Deuteronomio.

Deuteronomio Lección 12 Capítulos 9 y 10

Deuteronomio

Lección 12, Capítulos 9 y 10

 

Nosotros continuaremos hoy con Deuteronomio capítulo 9. Permítanme recordarles que Deuteronomio es esencialmente un sermón de Moisés, y así he estado (y continuaré) presentándoles a Deuteronomio de una manera similar.

Es una realidad de la condición humana que a medida que pasa el tiempo la historia se vuelve a escribir, se reinterpreta, y a veces se pierde por completo. Y realmente no toma un período particularmente largo de tiempo para que esto suceda; una década suele ser más que suficiente para que la historia se distorsione o se descarte.

La Constitución de los Estados Unidos es un buen ejemplo. Y utilizo esto como una ilustración porque demuestra quizás la razón principal por la que Moisés está gastando una cantidad significativa de tiempo en volver a visitar la historia de Israel y su relación de pacto con Jehová.

Nuestra Corte Suprema cuyo trabajo es (al menos en teoría) interpretar y aplicar la Constitución a nuestro sistema de justicia que debe operar en una sociedad en constante evolución, consiste de hombres y mujeres quienes pueden ser divididos en dos filosofías diferentes. La primera filosofía es de aquellos que creen que la Constitución es un documento vivo que está destinado a cambiar con los tiempos, y por lo tanto es el propósito de la corte reinterpretar e incluso ajustar la Constitución en relación con las necesidades cambiantes de la sociedad según lo vean necesario. Alternativamente, están los jueces que ven la Constitución como escrito en piedra y piensan que es el propósito de la corte determinar lo que estaba en la mente de los creadores de la Constitución y aplicar fielmente la pregunta reciente versus aplicar sus propios pensamientos. Es decir, deben buscar la intención de los creadores y aplicar eso a cada caso que se les presente a ellos.

Aquí en Deuteronomio Moisés está revisitando la Ley y la historia de Israel para que la generación subsiguientes (estos, los hijos de la 1ª generación del Éxodo) reciban una instrucción más detallada sobre la mente de Dios y los propósitos de Dios para la ley, y para que ni el significado de la ley ni los acontecimientos que construyeron y definieron a Israel pudieran ser malinterpretados. Ten en cuenta que han pasado menos de 40 años desde que se dio la ley por primera vez; y además otro aviso de que Moisés NO estaba dando a Israel una Ley nueva o una en evolución; simplemente él estaba exponiendo la Ley existente, y cómo su principio subyacente operaría una vez que Israel dejara sus tiendas beduinas y empezara a vivir una vida establecida en Canaán.

Escondidos en lo profundo de los libros de los Salmos y de los profetas, encontraremos lo mismo: ellos están constantemente recordándole a Israel su historia, su relación con Dios, y a pesar de las altas y los altibajos y las tecnologías que progresan constantemente, justo lo que el Señor sigue esperándo de Su pueblo escogido.

Cuando lleguemos al Nuevo Testamento encontraremos a Yeshua haciendo lo que Moisés está haciendo cuando el Mesías revisita la Ley y los principios de Dios a la luz de la realidad de la época y sus circunstancias. Cristo les está recordando a sus seguidores que no ha cambiado ni el rasgo más pequeño de la Ley o la sustancia divina sobre la cual descansa, no ha cambiado o no ha sido abolida. Ya yo he delineado (en una lección anterior) el patrón directo y el paralelismo entre el Sermón del Monte de Moisés (el cual actualmente estamos estudiando) y el Sermón del Monte de Jesús que ocurrió 1300 años más tarde. Para los días de Yeshua, como cualquiera que me escuche ahora debe entender, una enorme cantidad de tiempo había pasado desde el día de Abraham y la sociedad hebrea no se parecía nada de cómo se veía durante el Éxodo. Pero, como era de esperar, desde que se dio la ley en el Monte Sinaí, hubo muchos intentos de varios sabios Hebreos y autoridades religiosas de reescribir y reinterpretar la Ley y de remodelarla a su propia satisfacción. Los líderes religiosos judíos determinaron que tenían la autoridad y la inteligencia de élite para ajustar el significado detrás de la Ley e incluso para desviar los principios fundamentales de Dios de la Torá para reflejar sus agendas personales. Y gran parte de la sociedad judía había aceptado estas formas relativamente nuevas de pensar (algunas de las cuales iban completamente en contra de la intención del Creador) porque la historia de Israel había sido re-escrita un número de veces FUERA de las Sagradas Escrituras.

Ahora ellos tenían en su posesión los registros antiguos de su historia y de la Palabra de Dios real como se dio originalmente: el Tanach, el Antiguo Testamento. Pero ellos prefirieron, en cambio, dejarse llevar por las reglas de los intelectuales de su época llamados sabios y rabinos; y estas sentencias fueron eventualmente recogidas en una obra de tradiciones prescritas llamadas el Talmud.

Pocos estadounidenses (al menos los americanos menores de 50 años) han leído alguna vez ese documento bastante corto que es el fundamento de toda nuestra sociedad (la Constitución). Cuando estaba en la escuela primaria (hace mucho tiempo atrás) el leer la Constitución e incluso tomar un examen era algo obligatorio. Con el tiempo, la Constitución ha sido relegada a algo ininteligible y que se aproxima a la obsolescencia, por lo que preferimos que nuestros representantes electos (y a menudo los hombres no elegidos llamados jueces) decidan y nos cuenten lo que dicho documento dice y quiere decir. Eso es, en general, la forma en que fue y permanece con el pueblo judío en cuanto a la Torá y la Ley de Moisés. Ellos prefieren leer los registros de la Tradición, y practicar fielmente los dictámenes de los sabios y los rabinos, que referirse directamente a la Palabra de Dios y ser obedientes a la misma. No es sorprendente que el cristianismo haya seguido el mismo camino y prefiera mucho las doctrinas establecidas por los fundadores de nuestra denominación en vez de lo que la Biblia actualmente dice, porque aun cuando nosotros podemos ser redimidos, nosotros todavía somos humanos.

Así que al continuar hoy en Deuteronomio capítulo 9 vamos a encontrar a Moisés recordándole a la gente de cosas que ocurrieron sólo un puñado de años atrás; no sólo porque esta era una nueva generación que necesitaba escucharlo, sino porque (como veremos rápidamente) estos israelitas ya habían comenzado a reescribir la historia y adoptar ideas extrañas sobre cuál era su relación con Jehová. Y veremos POR QUÉ esta distorsión ocurrió en primer lugar.

Vamos a volver a leer en Deuteronomio 9:6 hasta el final del capítulo.

VOLVAMOS A LEER DEUTERONOMIO 9:6 hasta el final

Moisés acaba de explicarle a Israel que lo único que los separa de todos los demás es que Dios los eligió. Y que Él no los eligió porque tenían algún tipo de rectitud inherente que otros no lo tenían o porque hacían mejores obras o habían logrado algún plano espiritual superior debido a su propio mérito. Más bien ellos fueron los afortunados beneficiarios del amor y la atención especiales del Creador por el bien de la promesa que Él hizo siglos antes a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.

Comenzando en el versículo 7, Moisés ahora relata pruebas históricas indiscutibles como prueba para el pueblo de que no habían merecido nada, no ganaron nada y no merecían nada más que la ira de Dios; pero en cambio recibieron su mayor misericordia y bendición.

Moisés dice que apenas habían puesto el pie fuera de Egipto cuando se rebelaron en contra del Señor. Luego lo volvieron a hacer en Horeb (un nombre alterno para el Monte Sinaí). Al llegar al Sinaí Moisés fue llamado por Jehová a subir a la cumbre para recibir la Ley; ¡pero mientras él estaba allí en el medio de cortar un pacto con Dios y recibir los términos de ese pacto (la Ley), la gente estaba en el valle rompiendo esos mismos términos!

Mientras Moisés estaba recibiendo la Ley, el pueblo construyó un Becerro de Oro, un símbolo de un dios, una prohibición a imágenes. Esto fue sin duda el Toro de Isis, una imagen de deidad egipcia mayor que era común en la vida cotidiana de ellos cuando estaban en Egipto y algo con lo que ellos estaban muy familiarizados. Permítanme utilizar este momento para recordarles algo que es bastante pertinente a la iglesia moderna y al mismo tiempo terriblemente mal entendido: un animal era utilizado a menudo como un símbolo de la deidad en el mundo antiguo. NO era (en general) que ellos pensaban que algún animal en particular realmente ERA una deidad. Más bien ciertos animales eran elegidos porque estaban asociados con atributos particulares que eran admirados. Los toros eran grandes y fuertes y poderosos, por lo que fueron los atributos de la fuerza y el poder del dios Isis simbolizados por las estatuas del Toro. Los conejos solían ser utilizados para simbolizar la fertilidad y muy a menudo las diosas de la fertilidad se fotografiaban con rasgos de conejo; pero en realidad no se pensaba que los conejos fueran diosas. Así que en el mundo antiguo la mayoría de los ídolos y símbolos de animales eran exactamente eso…. símbolos…… representaciones…… no dioses reales.

Y aunque esto variaba un poco de una cultura a otra, no es nada diferente a hoy en día dentro de algunas de las iglesias ortodoxas orientales y en la iglesia católica, donde las estatuas representan a Jesús, o María, o algunos de los grandes santos de antaño, pero NO piensan (generalmente hablando) que las estatuas en realidad SON Jesús, o María, o algunos de esos Santos.

Así que cuando el Señor ordena en el 2do mandamiento NO hacer una imagen de Él, y luego pasa a describir todas las cosas que NO deben ser utilizadas para hacer tal cosa, NO es tanto que la gente pensará que esa imagen realmente ES Él, sino que una cosa creada se está utilizando para definir o ilustrar o simbolizar un atributo divino o una característica DE Él. Ese es el peligro directo que nosotros los cristianos modernos debemos tener siempre en cuenta cuando consideramos crear nuestros íconos y símbolos religiosos y racionalizarlo todo pensando, “bueno, no adoro ese símbolo o realmente pienso que es Dios”. Tampoco la gente de la antigüedad, pero el Señor todavía los llamaba idólatras.

La semana pasada mencioné la escena en la que Moisés llega al fondo de la montaña, ve a la gente bailando alrededor del becerro de oro, y rompe las tablas de piedra del Pacto que acababa de recibir de YHWH. Entiendan: en ese momento, el Pacto, antiguo, se deshizo. El Pacto NO se había simplemente violado y ahora era nulo; ese es el significado estándar del Medio Oriente de romper las tabletas sobre el cual los términos de un pacto fueron escritos. Permítanme decirlo de nuevo: el Pacto de la Ley que Dios acababa de dar a Moisés fue terminado en ese momento.

¡Entonces Moisés continúa diciendo que como resultado de la anulación del Pacto, realmente ya no había necesidad de que Israel existiera! Se suponía que Israel era el agente terrenal de Dios para llevar a cabo el Pacto que llevaría a la redención de la humanidad; pero ahora no había un pacto que se llevara a cabo. ¡Por lo tanto, Dios le dice a Moisés que Él va a destruir a Israel y formar un nuevo pueblo con un pacto, todos ellos provenientes de Moisés mismo!

Presta atención de algo más: Aarón, el hermano de Moisés, que era el sumo sacerdote, también iba a ser destruido. Así que hasta la línea sacerdotal no continuaría. En Éxodo nosotros no vemos a Aarón ser señalado para destrucción debido a su papel en la idolatría del Becerro de Oro; pero aquí si lo vemos.

Sobre esa amenaza, Moisés comienza a suplicarle a Dios que no haga tal cosa, que perdone a Su pueblo y que los restaure, y entonces Dios cede. Aquí vemos quizás el momento más grandioso de intercesión por parte de Moisés hacía Israel en toda la Torá; aún más grande que ser el instrumento de Dios para milagros e ira en Egipto. Ya que la ÚNICA cosa que salvó incluso al sumo sacerdote de Israel, y mucho menos al propio Israel, fue que Moisés era el Mediador designado por Israel. Sólo Moisés podía interceder entre Dios y el hombre. Moisés oró al Señor y le pidió a Él que recordara que esas personas ya habían sido redimidas y que estaban marcadas para ser el pueblo especial del Señor.

Moisés le pidió a YHWH que recordaría Su promesa para los Patriarcas y que perdonara la iniquidad del pueblo; que fue el Señor mismo quien hizo todas esas grandes cosas PARA ese pueblo, y por lo tanto Él simplemente volvería a su Santa promesa y mostraría al resto del mundo que Él no pudo seguir adelante con Su plan.

Justo aquí tenemos el patrón exacto que eventualmente se demostraría a través de Yeshua nuestro Mesías. Lo único que puede salvar a CUALQUIER hombre es la mediación de un hombre especialmente designado. Y esto se debe a que la Ley dice que el pecado intencional contra Dios es un pecado mayor, y un pecado mayor no tiene ninguna posibilidad de expiación. ¿Quién podría pararse entre Dios y el hombre en una disputa? Sólo un mediador nombrado por Dios y en toda la historia, Dios ha nombrado exactamente dos: Moisés y Yeshua. Sin embargo, no están en pie de igualdad. Porque Moisés fue 100% hombre, pero Cristo fue 100% hombre y 100% Dios.

Moisés no apeló basado en los fundamentos de la propia justicia de Israel para que fueran salvos de la justa ira de Dios; más bien él apeló basado en los fundamentos de la justicia de Dios. Yeshua apeló exactamente de la misma manera. Lo he dicho antes y sin disculpas lo repito: tu maldad y la mía NO cesaron con nuestra redención al igual que con Israel. Sin embargo, esa redención trae consigo una provisión especial ante el Señor; que los pecados resultantes de nuestra maldad pueden ser perdonados. Permítanme decir otra vez: SÓLO la redención trae consigo la capacidad para que esos pecados sean perdonados. Cualquiera fuera de la nación de Israel en días de antiguedad NO tenía absolutamente ningún MEDIO para que su iniquidad fuera perdonada. Nadie. Desde la venida de Cristo, nadie fuera de Sus seguidores tiene NINGÚN MEDIO para que sus obras de maldad sean perdonadas. Nadie. Pero no se vuelvan arrogantes o autocomplacientes, porque el pecado directo en contra de Dios que se denomina “pecado mayor” se llama “blasfemia del Espíritu Santo” en el Nuevo Testamento; y por este ni siquiera la sangre de Jesús es suficiente.

Por mucho que ame y apoye y defienda al pueblo judío, no hay ningún medio fuera de Yeshua para que sus ofensas sean perdonadas. No hay un plan de salvación para los judíos, y un plan de salvación separado para todos los demás. El plan de salvación siempre fue destinado al pueblo judío PRIMERO; es sólo que el Señor proporcionó una manera para que el extranjero, el gentil, se incluyera en ese plan. Hablaremos de esto un poco más en unos minutos.

Vamos a continuar con Deuteronomio capítulo 10; a medida que leamos este capítulo, recordemos una cosa importante: el pacto que el Señor había modelado en la cima del Monte Sinaí acaba de ser simbólicamente cancelado sobre el acto de Moisés de romper en pedazos esas dos tablas de piedra estampadas con los 10 mandamientos.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 10

Debido a que el plan de salvación está diseñado para los seres humanos, todo lo que el Señor realmente tiene que trabajar con los seres humanos es producirlo. Por lo tanto, nosotros en toda la historia humana vemos al Padre obrando Su justicia a través de las instituciones y sociedades humanas.

Por lo que no debería sorprendernos que como los pactos se crearon y se cancelaron de cierta manera acostumbrada en tiempos de antigüedad, así mismo vemos esas formas antiguas ser usadas por el Señor para crear Su pacto con Israel. Se dice que si un orador no puede transmitir su mensaje a su audiencia entonces no se comunica, sólo está hablando. El Señor no tenía más remedio que lidiar con seres humanos terriblemente inferiores, en maneras que solo podemos entender (de lo contrario no tendríamos idea de qué hacer con lo que Él estaba comunicando).

Ahora un hombre me dijo recientemente que una cierta frase que usé la semana pasada (diciendo que Dios estaba trabajando Su justicia” a través de nosotros), le molestó. Le expliqué que esta no era la doctrina de Tom Bradford; más bien esto era la fraseología teológica cristiana estándar. La misma no debía ser tomada de la misma manera en que podríamos pensar de ella si estuvieramos hablando de un humano “trabajando su justicia”. Cuando se dice que un hombre está trabajando, generalmente significa que está tratando activamente (está intentando hacer algo). Pero la misma inherentemente lleva consigo la idea que para lo que un hombre está trabajando puede o no puede venir en la forma en que estaba esperando; o puede que no suceda en absoluto. Eso no es lo que significa cuando se refiere a Dios “trabajando Su justicia”.

El Señor trabajando Su justicia, significa que todo lo que define Su justicia Él lo está usando para moldear y dar forma y cumplir Sus planes (usualmente por medio de dirigir la historia humana). Cuando yo digo que como eres un discípulo de Jesús que el Señor está trabajando Su justicia en ti, quiero decir que como que Su plan para la humanidad implica perdonarte de tus pecados PARA QUE Él pueda tener una relación íntima contigo, que al Dios presentarse Él Mismo a ti, poniendo fe para creer en ti, y comunicarse contigo, ÉS el proceso de Él trabajar Su justicia. La idea es que no es una justicia humana siendo creada de nuestra maldad humana natural; más bien es literalmente la justicia de Dios de lo alto ensombreciendo y anulando nuestras naturalezas pecaminosas naturales. Por lo tanto, podemos ser HERRAMIENTAS al Él emprender SU trabajo de justicia, pero nosotros nunca podemos mirar nuestra propia justicia (la cual ninguno de nosotros tenemos) para ayudar a Dios.

Yo confieso fácilmente que la frase “Dios trabajando Su justicia” es inadecuada para expresar plenamente o bien lo que es la justicia de Dios o CÓMO es que (misteriosamente) Él utiliza las voluntades libres de los hombres y las naturalezas malignas inherentes que por lo general se oponen a Él, para realmente terminar llevando a cabo Sus planes. Pero hasta tanto yo pueda encontrar mejores palabras estas son las que voy a usar.

Así que, debido a que Dios se comunica con nosotros en formas más sencillas en la que los humanos sean capaces de comprender, y como el Pacto que acabamos de hacer en el Monte Sinaí estaba cancelado ahora, ¿qué debemos hacer? Bueno, debido a la intercesión de Moisés, el señor decidió seguir hacia adelante y MANTENER a Israel como Su pueblo; sin embargo, eso significaba que el Pacto (ahora terminado) tendría que ser cortado nuevamente; el pacto tendría que ser restablecido.

Lo que presenciamos comenzando con el versículo 1 del capítulo 10 es el restablecimiento de ese pacto; y esta acción es expresada por el Señor instruyendo a Moisés que corte dos tablas nuevas de piedra para reemplazar las rotas, y que traiga las dos tablas en blanco de vuelta a la cumbre del Monte Sinaí con el fin de que el Señor restaure el pacto y todos sus términos.

Quiero que noten algo aquí: el pacto que el Señor había hecho con Abraham, y luego transmitido a Isaac y luego a Jacob, NUNCA estuvo en peligro. NO fue ese pacto el que tuvo parte del debate aquí en Deuteronomio. Una cosa es que ese pacto era sólo una promesa de Dios; no había ninguna toma y daca. No había nada que la humanidad, o Israel, pudiera hacer para quebrantar ese pacto y por lo tanto traer su cancelación. El Pacto de Moisés creado en el Monte Sinaí no fue creado para reemplazar el Pacto de Abraham; el mismo fue creado para traer el Pacto de Abraham a fruición. Recuerden que el Señor dice que Él va a desplazar a los cananeos para así establecer a Israel en Canaán A FIN DE completar Su promesa (su pacto) con Abraham.

Observa en el versículo 1 que el Señor dice “Hazme dos tablas de piedra COMO la primera”; Esto es un lenguaje que demuestra que el pacto renovado debía ser exactamente el mismo que el que fue terminado. Una de las series de los comentarios más estándar en la Biblia (y uno de los más buenos) es la serie Tyndale. J.A. Thompson, quien contribuía a este comentario exhaustivo, tenía esto que decir acerca de la terminación y luego la restauración del Pacto del Monte Sinaí, y luego lo comparó con el llamado Nuevo Pacto en Cristo que comúnmente llamamos el Nuevo Testamento. Ya que se refiere a Jeremías 31:31-34, permítame que le lea esto antes de que le dé su comentario:

LBLA Jeremías 31:31 “  He aquí, vienen días —declara el Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, 32 no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos —declara el Señor; 33 porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el Señor—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande —declara el Señor— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado”.

J.A. Thompson es profesor del Seminario Bautista en Melbourne, Australia, y aquí está su comentario:

“Incluso en el gran día de renovación previsto por Jeremías (Je. 31:31-34) es la MISMA Ley que debe ser escrita en el corazón, la ley eterna de Dios. El SENTIDO en el que la ley sería nueva en ese día, sería que se administraría de manera diferente, la misma tendría un mediador diferente, pero la misma sería fundamentalmente el MISMO PACTO… “

Por lo que hasta el comentarista evangélico conservador Tyndale puede ver fácilmente que cualquier pensamiento que la Ley Antigua (el Antiguo Testamento) se esté descartando y que algo completamente nuevo (es decir, por definición, diferente) sea creado, simplemente no tiene base Bíblica ni en el AT ni en el NT.

Fíjate en Jeremías 31 versículo 33 donde el Señor dice: “pondré mi ley dentro de ellos…..” ¿Qué ley? La única ley que hay o que jamás hubiese existido. ¿Cómo puede Dios poner en un hombre algo que ya no existe? ¿Cómo puede la Ley estar muerta y descartada, pero Dios va a poner esa cosa muerta y descartada dentro de nosotros? ¿Acaso nosotros los que reclamamos que Dios nunca cambia vamos a continuar diciendo que Él sí cambió pero que este cambio en particular no cuenta como cambiando? ¿Que Él creó una Ley, y luego la tiró, y creó una nueva totalmente diferente de la primera? ¿Una nueva Ley que dice que no hay necesidad de obedecer? ¿Qué significado hay en una Ley si no hay ningún requisito para seguirla (entonces no hay ninguna ley en absoluto)? ¿Acaso el Señor ha creado una nueva Ley que dice que quiero que tengas tu seguro de incendio en la forma de creer en Jesús, y entonces puedes simplemente ir por tu camino alegre y no esperar nada más de ti? ¿Recuerdan que les mostré en el Shema de Deuteronomio 6 que la Ley original del Monte Sinaí estaba también específicamente “escrita en el corazón”? Así que el decir que la MANERA en que la ley es diferente es que la manera vieja no estaba escrita en el corazón, pero la nueva está, es simplemente Bíblicamente incorrecto. Por lo tanto, ¿debemos responder SÓLO a lo que Dios podría decidir mostrarnos “en nuestros corazones”, como individuos (esencialmente cada uno de nosotros teniendo nuestro propio conjunto personalizado de leyes) lo que es correcto y malo? Una vez más eso no es Bíblico (y lo has leído tú mismo); más bien es simplemente una filosofía que los hombres prefieren mucho.

También date cuenta de un punto bastante crítico; ¿Por QUIÉN este nuevo pacto va ser hecho y entre quién? Entre Dios y la casa de Israel y la casa de Judá. ¿Dijo algo sobre extranjeros o gentiles? No. Vamos a volver a tocar ese tema nuevamente.

En cualquier caso, los versículos 3-5 tienen a Moisés diciendo que él obedeció las instrucciones que Dios le dio a él, haciendo el arca del Pacto como se le dijo, y luego colocó esas nuevas tablas dentro del mismo. Luego, en el versículo 6, Israel abandona el Monte Sinaí y se mueven por sitios cuyos nombres hasta este momento no se mencionan en la Torá: Beerot-Bene-jaacan y Mosera. Y dice que Aarón murió en Mosera y Eleazar su hijo asumió el cargo de Sumo Sacerdote.

Date cuenta algo que los estudiosos bíblicos siempre han visto: los versículos 6 – 9 no fueron escritos por Moisés. Estos versículos fueron insertados después de la muerte de Moisés (cuándo, no estamos seguros). Todo desde hace bastante tiempo se ha hablado en primera persona (yo). De repente, en el versículo 6, la narración cambia a 3ª persona, “ellos” (es decir, los israelitas). Y tan abruptamente en el versículo 10, se reanuda Moisés hablando en primera persona.

Siempre se ha sabido que no toda la Torá fue escrita por Moisés, aunque a veces se la conoce como la Ley de Moisés, o los 5 libros de Moisés, o se dice de una manera general que Moisés escribió la Torá.

Nosotros tendremos varios lugares donde Moisés obviamente no podría haberlo escrito porque discute su muerte y lo que sucedió después. Y aquí, en estos pasajes en particular, tenemos algo donde un editor pensó que se debía insertar una explicación de por qué los levitas no habían recibido ninguna herencia de tierra. Esto no es de ninguna manera un problema; esto está precisamente de acuerdo con lo que leemos tanto en Éxodo como en Números sobre el tema.

Sin embargo, a modo de revisión rápida (debido a que el tema de los levitas y la herencia terrestre es un tema importante que da forma al resto de la Biblia justo hasta Apocalipsis), así como Dios separó a Israel del resto del mundo para hacerlos un pueblo separado para Él , así mismo Él separó a la tribu de Leví del resto de Israel para ser un sacerdocio separado para Él. En ambos casos, la elección de Israel y luego la tribu de Leví para ser apartada fue lograda por medio de una declaración de Dios y no tenía absolutamente nada que ver con el mérito o algún nivel único de justicia. A pesar de que los hebreos fueron apartados, no pararon de ser seres humanos que vivían en el planeta tierra y lo compartían con todos los demás; pero se les dio un propósito diferente y un estado diferente e incluso una tierra aparte. Así que, aunque los levitas fueron separados de Israel, ellos pararon de ser hebreos; sino que se les dio un propósito diferente y un estatus diferente de las otras 12 tribus. Como creyentes en Yeshua no hemos dejado de ser humanos ni debemos dejar de vivir en el mundo; pero se nos ha dado un propósito y un estatus diferentes de los que no creen. Y este propósito y estado especial se logra por medio de una declaración del Señor y nada más.

Como resultado de esta condición especial dada a los levitas para ser asistentes de Jehová, a ellos no se les permitía compartir la herencia terrestre que el resto de Israel recibía; en cambio, este estatus especial era en sí mismo su herencia. Y contenido dentro de estos versículos insertados (6-9) también tenemos una pieza muy importante de información: es que los levitas tienen 3 funciones principales para realizar. Primero, deben llevar el Arca del Pacto. Segundo, deben estar delante del Señor en asistencia a Él. Tercero, deben bendecir Su santo nombre.

Los levitas son los ÚNICOS que pueden llevar el Arca; alguna otra persona que lo haga será asesinado. Pero incluso los levitas sólo se les permite tocar los postes de transporte que se deslizan a través de los anillos moldeados en el Arca con el propósito de transporte.

“EL estar delante del Señor” es un modismo hebreo que significa servir en una capacidad oficial. Y bendecir Su santo nombre significa que los sacerdotes levitas son los únicos permitidos para llevar a cabo los rituales de sacrificio a Jehová.

Desde este punto en adelante (comenzando con el versículo 12) Moisés hace un llamado para que el pueblo de Israel se comprometa en obedecer todo lo que Dios ha exigido; porque el versículo 12 comienza con esta pregunta retórica: “y ahora, oh Israel, ¿qué es lo que tu Elohim exige de ti?” Una pregunta corta, con enormes implicaciones porque a las personas se le está a punto de pedir que hagan una decisión personal sobre el tema.

La magnitud de la decisión era esta: estar de acuerdo sería capturar las bendiciones que se establecen en la Torá; declinar sería la de experimentar las maldiciones.

He aquí uno de los principios olvidados que se encuentran en la Biblia; aquí hemos declarado en lenguaje directo el requisito NO de cómo ser redimidos, sino más bien de cómo vivir la vida redimida en armonía con el Redentor DESPUÉS de que hayamos sido redimidos. Permítanme hacerle una pregunta retórica: ¿quieren vivir en armonía y paz con Dios durante la duración de su vida? ¿O SÓLO quiere usted estar seguro de la salvación y nada más? Si sólo quieres estar seguro de la salvación, este versículo definitivamente no está dirigido a ti. Si usted está interesado en saber lo que el Señor espera de usted como persona salva, entonces por favor presten atención:

Moisés dice como respuesta a lo que el Señor exige de Su pueblo: a) reverenciarlo, b) andar en Sus sendas, c) amarlo, d) servirle, y e) guardar (obedecer) los mandamientos y las leyes del Señor. Hermanos esto no es para personas que no son Suyas. Esto no es para paganos. El Señor no ha pedido a los no creyentes que le reverencien o le obedezcan. Pero para aquellos que confían en Yeshua él tiene estas 5 demandas básicas de nosotros. Digamoslas de nuevo: venerar, caminar, amar, servir, obedecer (mantener).

Me voy a meter en problemas con algunos de ustedes por esto, pero date cuenta que “el amor” no es la única demanda. Curiosamente, aunque antes en Deuteronomio y más tarde en el NT se nos dice que la Torá puede resumirse por “Amar a Jehová tú Dios con toda tu mente, alma y fuerza… “, en otros versículos se nos dice repetidamente lo que significa la definición de amar a Dios. Y aquí es donde nos metemos en problemas; Insistimos en decidir por nosotros mismos cómo amarlo a Él. En primer lugar, el Señor dice que la expresión de amor que Él busca de todos y cada uno de nosotros es la obediencia a Sus mandamientos. Sin embargo, por otra parte, estas 5 exigencias que Él pone en nosotros…..reverenciar, caminar, amar, servir y obedecer…..están todos interrelacionados y entretejidos. Esto no es un acuerdo donde podemos elegir los mejores 3 de los 5 y olvidar el resto. El hombre que ama a Dios lo venera, camina en sus caminos, le sirve y guarda Sus mandamientos. El hombre que guarda Sus mandamientos ama a Dios, venera a Dios, camina en Sus caminos y le sirve…… y así sucesivamente. Todas estas actitudes son orgánicamente interdependientes. El principio subyacente aquí es muy claro: nuestra adoración a Dios, y la forma en que vivimos nuestras vidas, no puede ser separado y compartamentalizado (aunque parece como que nosotros tratamos y tratamos, ¿verdad?)

Terminaremos el capítulo 10 y continuaremos con el capítulo 11 la próxima vez que nos reunamos.

Deuteronomio Lección 11 Capítulos 8 y 9

Deuteronomio

Lección 11, Capítulos 8 y 9

En la Sociedad de Publicaciones Judías de Comentarios de la Torá, el eminente erudito bíblico Jeffry Tigay hace esta observación sobresaliente con respecto a las palabras de apertura del capítulo 8 de Deuteronomio. Él dice: “dado que su mensaje es que Israel siempre debe recordar su dependencia de Dios, es digno de mención que Moisés comienza con un llamado para observar los mandamientos. Esto refleja la visión Bíblica de que el conocimiento de Dios y la obediencia no son fenómenos separados…… los mandamientos son la expresión práctica del conocimiento de Dios y sirven para promoverlo… “

En Deuteronomio capítulo 8 y luego el 9, Moisés continúa con su sermón para el pueblo de Israel apelando, exhortando, suplicándoles fervientemente que recuerden quiénes son, quién es Dios, y que la observancia de Sus mandamientos ES la expresión apropiada de lealtad y amor a Jehová.

Hoy, además de mostrarles algunos de los principios teológicos trascendentales contenidos en estos capítulos, quiero exhortarles de una manera similar a amar a Dios por medio de la obediencia a Sus mandamientos. Aun cuando la iglesia cristiana ha hecho un trabajo sobresaliente a lo largo de los siglos en la difusión de las Buenas Nuevas de Jesús en todos los rincones del mundo, este principio fundamental de Dios de la obediencia a los mandamientos del Señor como la expresión esperada de amor hacia Él (la expresión que Él busca de nosotros) curiosamente ha sido puesta a un lado y se ha hecho menos importante de lo que debería ser; a menudo la misma se ha etiquetado como que la obediencia a Sus mandamientos escritos es legalismo, y por lo tanto es una “obra”, y el legalismo y las obras deben evitarse. Me doy cuenta de que muchos de los que escuchan esta enseñanza todavía tienen cierta renuencia en aceptar este principio fundamental de Dios de obediencia activa a las leyes y mandatos del Señor, como la expresión práctica esperada y demandada de nuestro amor por Dios. Muchos creyentes todavía se aferran (consciente o inconscientemente) a la noción de que aceptar a Yeshua como Señor y Salvador es la última obra o acto de obediencia que se espera de nosotros. Si bien eso es cierto para el logro de nuestra salvación, esto no es cierto cuando se trata de cómo vamos a vivir nuestras vidas como personas salvadas. Quizás Deuteronomio 8 y 9 nos dará algo en lo que debemos meditar; Yo oro que lo haga porque la gente está observando cómo representamos nuestra fe como nunca antes. Y debido a la época en la que hemos llegado, los judíos en particular nos están observando (generalmente a distancia); viendo cómo los gentiles y los creyentes judíos en Yeshua realmente operan.

Mi esposa y yo en años recientes tuvimos como invitado para la cena de Acción de Gracias un judío observador de la Torá, y debido a que habíamos desarrollado una relación de amistad él se sintió lo suficientemente libre para hablar un poco sobre el cristianismo y hacernos un par de preguntas sobre el Nuevo Testamento. Al final, afirmó que su principal problema con el Nuevo Testamento y la iglesia es que todo se trata de emociones; que no hay sustancia.

Le dije que aun cuando de hecho lo que ha observado sobre algunos cristianos puede ser preciso pero el NT de ningún modo alguno contempla o define una nueva religión basada en el emocionalismo. Pero, por supuesto, para él lo único por lo que él se dejar llevar es observando la manera en la que las personas que afirman estar viviendo una vida según el Nuevo Testamento se comportan. Y lo que él me dijo, que él ve es que la vida del Nuevo Testamento aparentemente representa una desconexión completa de la fe en Dios de cualquier deseo de ser activamente obediente a los mandamientos de Dios. Si bien esto no es de ninguna manera universal, por supuesto, me veo obligado a admitir que es una actitud bastante común en la iglesia occidental.

Si usted piensa que esto no es cierto, entonces tenga en cuenta esto: hace 25 años atrás un estudio demostró que los funcionarios de la Iglesia sabían instintivamente: el 80% de todos los que ofrendaban a la iglesia fue logrado por sólo el 20% de las personas que asistían. ¿Entendiste? A principios de los años 1980 sólo 2 de cada 10 personas que iban a la iglesia terminaron proporcionando casi todo el apoyo. Hoy la empresa de recolección de información cristiano Barna, informa que el número se está reduciendo rápidamente hacia sólo 1 de cada 10 que proporciona la mayor parte del apoyo.

Bueno, usted podría decir, seguro, pero eso es porque algunas personas tienen mucho más dinero que otras personas; que esto se debe a una amplia diferencia en los ingresos. Hay algo de verdad en eso, por supuesto, pero permítanme darles otro hecho que debería moderar esa noción; hace unos años atrás yo era el administrador de negocios de una mega-iglesia, así que como parte de mis deberes yo tenía que recopilar todos los informes financieros. Un informe en particular me llamó la atención. Para mi sorpresa un 40% de las personas que asistieron a nuestra iglesia durante un año no dieron absolutamente nada. Eso es correcto; de cada 10 personas que asistieron regularmente a esta iglesia 6 contribuyeron exactamente nada. Y resulta que, en realidad, es bastante típico según los estudios realizados por el cristianismo hoy en cooperación con el grupo Barna.

Aun cuando esa noticia no es bienvenida, el darse como voluntario también sigue disminuyendo; el número general de hoy en día de las personas que ofrecen voluntariamente su tiempo de cualquier manera es 5% de la población de la iglesia: 1 en 20. ¿Qué es lo que dijo Yeshua? “La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos”. Ahora hay mucho más en la demostración del creyente de la obediencia a los mandamientos de Dios que simplemente dar dinero a su iglesia o sinagoga, o dedicar su tiempo al Ministerio. Pero esta es una medida cuantificable reunida durante décadas y ciertamente es un reflejo válido y real de lo que nuestros pensamientos son acerca de cuán seriamente (o no) manifestamos nuestra fe en Dios cuando se trata de ser activamente obediente (o no) a sus Leyes y Mandamientos.

Aquí, en Deuteronomio, cuando Moisés miró fijamente a los rostros de todos aquellos israelitas a quienes él había dirigido, cuidado, luchado, intercedido y sacrificado todo (en los últimos 40 años) era un poco diferente entonces de lo que es hoy en día dentro del cristianismo. Algunos de sus oyentes escucharían el mensaje de amar al Señor en la MANERA en que el Señor exigió: la obediencia a Sus mandamientos.

Desafortunadamente, la gran mayoría de la gente asentirán con su cabeza en un gesto de acuerdo silencioso y luego decidir que tenían una mejor manera, su propia manera, de ir supuestamente viviendo una vida redimida; y la misma llevándole a unas terribles consecuencias, incluyendo la pérdida de su valiosa herencia de tierra por cientos de años a la vez.

Como discípulos del Mesías, nuestra herencia mayor es el Señor. Y nosotros también estamos obligados a HACER los mandamientos de Dios o nosotros también estamos obligados a perder nuestra herencia. Nuestro Señor y Salvador tuvo esto que decir al respecto:

LBLA Mateo 7:21 “ No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad.”

¿De qué iniquidad Jesús está hablando? ¿Romper la ley romana? ¿Romper la ley civil Americana? Claro que no. Él está hablando sobre la única ley que concierne al judío. Él está hablando sobre la Ley que es Bíblica, universal y eterna; las leyes de Jehová.  

Vamos a leer Deuteronomio capítulo 8.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 8

Si esto suena como si Moisés se repite más o menos a sí mismo, eso es porque lo es. Él está diciendo cosas similares de diferentes maneras para tratar de hacer algunos puntos importantes. Nosotros no nos vamos a detener en cada punto, pero vamos a estudiar algunos de ellos más cuidadosamente.

El versículo 1 hace una declaración fuerte: hay una razón real y tangible para que Israel obedezca la instrucción (en hebreo, Torá) que están oyendo; la misma es para que ellos prosperen en la Tierra de Canaán que está a punto de convertirse en su posesión. Esta es una de esas afirmaciones que se dicen tan a menudo y tan concisamente, que puede pasar desapercibida (como estoy seguro que pasó con estos hebreos de antigüedad). Hay una toma y daca presente aquí: SÍ haces esto, Israel, ENTONCES yo (el Señor) haré esto por ti. En otras palabras, la capacidad de Israel para permanecer enraizado en la Tierra Prometida, así como para prosperar en la tierra, está totalmente condicionado a la obediencia de Israel a los mandamientos del Señor.

Tenga en cuenta algo: cuando la Biblia habla de la obediencia a Dios la mayoría de las veces lo que se dice realmente es, “la obediencia a los MANDAMIENTOS o las leyes de Dios”. Cuando la Biblia dice “obediencia a Dios” SIGNIFICA “obediencia a sus mandamientos escritos”. ¿Qué otra cosa más habría que obedecer? Nosotros hemos desarrollado esta doctrina a lo largo de los siglos, que todo lo que nosotros (como creyentes) debemos obedecer es de algún modo directamente transmitido por Dios a nosotros (como individuos) de alguna manera sobrenatural o sino no es para nosotros.

Es decir que la Palabra escrita de Dios es subordinada, o en desacuerdo con, algún pensamiento o instrucción que el Señor pone en nuestras mentes por medio del Espíritu Santo. ¿Acaso el Señor pone esos pensamientos místicos en nuestras mentes de esa manera? Absolutamente. ¿Es ese el medio cotidiano común de entender el propósito y los límites de Dios y las reglas de conducta para nuestra vida? ¡Absolutamente no! La forma principal en que descubrimos las características del Señor y el sistema de Justicia (el cual se explica por medio de Sus leyes y mandamientos) es por medio de Su palabra escrita. De hecho, cuando tenemos una idea de algo que hacer o no hacer que creemos que es del Señor, debemos comprobarlo junto con Su Palabra escrita para ver si va con la Palabra. Si NO va con la Palabra, o si está en contra de Sus leyes y mandamientos escritos, entonces debemos descartar ese pensamiento como tentación del maligno, o tal vez algo derivado de nuestras propias inclinaciones malignas, o incluso una imaginación activa. La palabra escrita es el estándar por el cual todos los demás deben ser comparados. La Palabra escrita de Dios es la Constitución espiritual de los creyentes. Escuche este pasaje del NT bien conocido y a menudo citado:

LBLA 2 Timoteo 3:16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.

Unas cuantas cosas sobre este pasaje: recuerden, la Única escritura a la que Pablo se refería era el AT porque no había otras palabras de Dios escritas y aceptadas como un Canon bíblico inspirado hasta alrededor de un siglo después de su muerte. Es decir, cuando la palabra “Escritura” se utiliza en la Biblia (incluyendo al Nuevo Testamento) la misma se refiere sólo al Antiguo Testamento porque eso es todo lo que existía. Pablo, Pedro, incluso el último escritor del Nuevo Testamento, Juan el revelador, no tenía idea de que alrededor de 100 años después del martirio de Pablo que algunas de sus cartas serían vistas por una porción de la iglesia como adiciones a la Sagrada Escritura.

Observen también lo que Pablo dijo que es la fuente de la enseñanza, la reprensión, la corrección y el aprendizaje, y lo que ES la rectitud; es la palabra escrita de Dios (Escrituras), el Antiguo Testamento. Entonces se nos dice, ¿POR QUÉ necesitamos este aprendizaje, y la razón? ¿La misma es para que estemos bien equipados para hacer qué? Para hacer buenas obras. UH-oh. Pablo dice que debemos aprender los mandamientos del Señor con el propósito de hacer buenas obras. ¿Supongo que Pablo, según la doctrina moderna, nos está diciendo que somos legalistas y que pongamos toda nuestra esperanza en obras? Obviamente yo estoy diciendo esto sarcásticamente porque la Biblia nunca, nunca hace que las buenas obras sean legalistas, ni dice a los creyentes que debemos abandonar la obediencia a los mandamientos de Dios y a las obras.

Mis amados hermanos y hermanas en el Señor, por favor consideren esto: el refrán más común entre los creyentes de hoy en día que decimos los unos a los otros es “sigue tu corazón”. Que dentro de nuestros corazones esta la verdad. Recordemos que cuando la Biblia dice “corazón”, en esa época el pensamiento era del corazón como el órgano donde el pensamiento consciente, el intelecto, la mente residía. Por lo tanto, se nos advierte esto en la palabra de Dios:

LBLA Jeremías 17:9 Más engañoso que todo, es el corazón (mente), y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?

¿Acaso nuestro corazón (mente) cuando aceptamos a Yeshua como nuestro Salvador YA NO nos engaña? Escucha a Pablo nuevamente:

LBLA Romanos 7:15 Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.

Este es el dilema que todos enfrentamos como cristianos. La inclinación malvada en nuestra mente NO fue destruida sobre nuestra salvación; seguiremos luchando con la misma, cederemos a veces, e incluso ocasionalmente lo creeremos y lo obedeceremos antes que a la Palabra de Dios y Su dirección para nosotros a través del Ruach HaKodesh. Tantos evangelistas grandes y valiosos, predicadores y maestros han tomado grandes caídas porque escucharon una supuesta “palabra del Señor” que fue completamente contraria a la palabra escrita de Dios, (ya fuera la sabiduría general o los mandamientos directos). Ellos creyeron que de alguna manera lo que estaba “en sus corazones” era mayor y más importante que lo que estaba en las órdenes escritas del Señor. Es por eso que siempre debemos buscar en la palabra de Dios; siempre debemos ser obedientes a Sus mandamientos y ser un poco sospechoso de nuestros propios pensamientos.

Luego Moisés le dice al pueblo que recuerde los actos de Dios de liberación y el severo juicio contra ellos en su viaje de 40 años por el desierto. Estas lecciones van a ser muy importantes cuando lleguen a la tierra prometida. Necesitan recordar su dependencia en Dios, y Su misericordia en suplir todas sus necesidades. Necesitan ser bien humildes en recordar su rescate de Egipto por Dios cuando ningún otro medio era posible; y cómo ellos fueron sacados de la esclavitud por Dios hacia una tierra de abundancia cuando todos los caminos parecían bloqueados. Así que todo fue por Divina Providencia dada por el Gran Proveedor; el mismo no fue el resultado de su mérito o capacidad humana.

Siempre ha sido reconocido por los grandes maestros de la Biblia que la historia registrada de la época de Israel en el desierto era tanto real como literal, así como una sombra y una ilustración profética, y completamente análoga al proceso de nuestro movimiento de nuestra esclavitud personal al pecado hacia la redención (salvación) en Cristo, y luego eventualmente hacia la Tierra Prometida de la eternidad con Dios. Estoy de acuerdo con esta premisa, especialmente en el patrón que se demuestra. Tenga en cuenta que parte de lo que Moisés está comunicando aquí es que las leyes que el pueblo está aprendiendo son realmente MÁS para su uso DENTRO de la Tierra Prometida que fuera de ella. De hecho, hay muchas leyes y mandamientos de la Torá del Señor que no tienen aplicación sin poseer esa tierra y vivir en ella (por ejemplo, las leyes de traer las primicias de una cosecha, peregrinaje a 3 de las Fiestas Bíblicas, y las leyes del Jubileo y la herencia familiar). Lo que estoy diciendo es que los hebreos no fueron redimidos, luego se le dieron los Mandamientos de Dios, y entonces justo cuando estaban a punto de entrar en la tierra prometida, se les dijo que ignoraran todas esas Leyes y Mandamientos y siguieran sus propias mentes y corazones.

Y así mismo es para nosotros. Nosotros no hemos sido redimidos por Yeshua, pasamos tiempo aprendiendo los Mandamientos de Dios y aprendiendo a obedecerlos, sólo para que cuando estemos al borde de la eternidad y se nos diga, “una vez que llegamos allí, no habrá más leyes y mandamientos”. Nosotros debemos aprender y vivir bajo esas órdenes ahora, durante nuestra vida física terrenal, porque vamos a vivir POR esas mismas leyes y órdenes a lo largo de toda la eternidad. ¿Podrían las mismas tener una expresión y aplicación algo diferente en la eternidad, en contraposición a ahora? Probablemente hasta cierto punto porque la forma en que se practicó la ley en épocas antiguas se expresa un poco diferente hoy en día. De hecho, parte de la misión de Pablo fue explicar algunas de las maneras en que la expresión y aplicación de la Ley se transformó con el advenimiento de Yeshua HaMashiach.

Una gran preocupación es puesta sobre Israel que eviten volverse soberbios y orgullosos al conquistar Canaán. Comenzando en el versículo 11, Moisés continúa repitiendo una advertencia acerca de cómo todo lo que experimentaron en el desierto era para un propósito divino; era para enseñarles a confiar en Dios, y a tener miedo y temor y asombro de Él al mismo tiempo. El clímax es el versículo 17, donde dice: “…… y ustedes se dicen a sí mismos ‘ mi propio poder y la fuerza de mi propia mano han ganado esta riqueza para mí ‘ “. Para este error de juicio retórico, Moisés argumenta que la riqueza que tendrán es del Señor, y es a causa de una promesa que Jehová hizo a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y no por ninguna otra razón por la que Israel haya ganado ese favor con Dios. Pero si Israel se olvida, y se enorgullece, la destrucción vendrá en forma similar a la que está a punto de sucederle a las naciones paganas y a las tribus de los cananeos que serán desposeídos de sus hogares y tierras.

Yo creo que para que una persona tenga éxito en este mundo, y luego dé la vuelta y dé a Dios la alabanza y la gloria por ese éxito, sólo puede ser posible si Dios interviene en su vida para mostrarle la verdad. El acto de ser salvo no es, por sí mismo, automáticamente suficiente para hacernos agradecidos o llenos de humildad. Yo he experimentado esto y lo sé de primera mano. Incluso como cristiano, estaba confiado y lleno de confianza en mí mismo en mi vida corporativa, y me veía a mí mismo como invencible y merecedor de mi éxito. Bueno, tomó una severa intervención de Dios para mostrarme lo contrario. La lección fue uno de las más valiosas en mi vida, pero el dolor de ese momento también es inolvidable. Realmente no es nuestra reacción natural el darle a Dios el mérito de las cosas buenas en nuestra vida; sino que más bien nos vemos a nosotros mismos como llenos de mérito.

Vamos a continuar con el capítulo 9.

LEER DEUTERONOMIO CAPÍTULO 9: 1 – 17

Yo les dije cuando empezamos Deuteronomio que el mismo era principalmente un sermón de Moisés, y como tal, el mismo iba a repetir muchas de las leyes y mandatos de Jehová, pero igualmente iba a exponer su significado e intención y cómo debían aplicarse en la Tierra Prometida. Por lo tanto, la forma en que les estoy enseñando en nuestro estudio de Deuteronomio es como un sermón; y es realmente inevitable. He mencionado antes que el NT está compuesto por más de 50% de las citas del AT; Deuteronomio es el libro más citado por Jesús y los apóstoles.

Y yo creo que esto se debe a su naturaleza de ser como sermón y al énfasis en explicar las leyes en lugar de simplemente enumerarlas. Es la misma razón por la que el sermón del Monte es quizás la parte más estudiada del Nuevo Testamento por los cristianos; porque es exactamente eso, un sermón; un sermón que expone la Ley.

Es interesante que la PRIMERA PALABRA del capítulo 9 es una que estudiamos cuidadosamente hace unos cuantos capítulos atrás: Shema. Las dos primeras palabras del capítulo 9 son el Shemá Israel… Escucha O Israel. Recuerda que el Shemá no significa escuchar pasivamente. Es un término que significa prestar atención y hacer lo que se dice. A menudo he definido el Shemá como el significado de “escuchar y obedecer”. Es una afirmación muy contundente…… realmente una demanda.

El punto entero del capítulo 9 es este: el Señor Dios, Jehová, será el vencedor de la Guerra Santa contra los cananeos; Israel es sólo el agente de Dios (su representante humano) en esta victoria. El Señor dice que Israel va a luchar y desposeer naciones que son más fuertes de lo que son y que están bien arraigadas; naciones que han tenido mucho tiempo para preparar sus defensas contra el ataque de Israel. Recuerde que el destino de Israel no era un secreto para la gente de Oriente Medio. Su ruta estaba un poco en el aire, pero el destino declarado de Israel (Canaán) siempre fue conocido. Así que pueden estar seguros de que los grandes reyes de los diversos pueblos cananitas se prepararon en serio para la próxima invasión. Entre los que Israel tomará son los Anaceos; Ellos son una nación feroz, alta y grande de guerreros. El versículo 2 dice que era un dicho común entre los orientales, “¿quién puede hacer frente a los hijos de Anac?” Pero Israel no debe preocuparse porque el Señor Dios es fuego consumidor y nadie (ni tan siquiera los temerosos descendientes de Anac) puede pararse en contra de Jehová.

Nosotros llegamos ahora a una parte vital de la lección de hoy, capítulo 9 versículo 4. Porque el Señor dice que cuando Israel haya dominado a los cananeos (en realidad cuando Dios los haya dominado), los hebreos no deben de pensar: “el Señor nos ha permitido poseer esta tierra a causa de nuestras virtudes”. Eso es que no deben pensar que porque son un pueblo especialmente meritorio su Dios les ha permitido ganar. Como la última parte del versículo 4 dice, “es más bien debido a la iniquidad de esas naciones que el Señor los está desposeyendo”, y luego continúa repitiendo lo que ahora se ha dicho varias veces “… y con el fin de cumplir el juramento que el Señor hizo a vuestros padres, Abraham, Isaac y Jacob”.

Wow. Si esto no pone a los hebreos en su sitio ante el Señor, ¿qué les pondrá? Dios dice que Israel nunca ha tenido ninguna virtud especial o inherente que hiciera que Él quisiera hacer todas estas cosas maravillosas para ellos. Israel no ha nacido con, ni sus buenas obras les ha otorgado a ellos, justificación delante del Señor; que, de hecho, no son inherentemente mejores o peores que cualquier otro que vive en el planeta tierra. Más bien como en épocas posteriores en las que el Señor utilizará a los asirios, más tarde los babilonios, y finalmente a los romanos como sus instrumentos para sembrar el juicio Santo sobre su propio pueblo Israel a causa de su rebelión, así es que Dios está a punto de usar a Israel como una herramienta para sembrar Su santo juicio sobre las tribus cananitas por su iniquidad.

En realidad sólo Dios posee verdadera justificación. Probablemente una de las palabras más difíciles y contenciosos en toda la Biblia es la palabra “justificación” (en hebreo, Tzedek o en esta forma tzedekah). Como la palabra Shalom en el AT o salvación en el NT, la justificación no es una palabra que se puede explicar en un Diccionario; varias de estas palabras bíblicas llevan consigo elementos profundos y a menudo inescrutables.

Debido al tiempo permítanme ofrecer un aspecto particular de este término que quizás no hayan oído; el mismo es que en adición a los aspectos más familiares de la justificación que significa bueno, o estándar, o normal, el mismo también indica una posición legal judicial. La postura legal lo es todo en la Biblia, porque la justicia de Dios se basa en Su sistema de justicia y viceversa. Así que desde un punto de vista legal/judicial, la justicia de Dios significa que Él siempre está ” en lo cierto”. En un tribunal de justicia el conocimiento básico es que cuando dos personas luchan entre sí como en un caso civil, o el gobierno va en contra de un individuo por violar una ley, un lado es esencialmente juzgado como “en lo cierto” y el otro lado como “culpable”. Un principio bíblico es que una persona que ha sido juzgada en un tribunal de justicia y encontrada inocente es vista como “en lo cierto” o como justa. La guerra Santa que el Señor ordenaba a Canaán era establecer lo que era correcto para reemplazar lo que estaba mal. Es decir que Israel (quién Dios dice que está siendo utilizado como su representante terrenal de lo que es correcto) es su apoderado para derrocar a los que están equivocados (los cananeos y sus caminos de maldad).

Ahora, esto puede molestar a algunos de ustedes un poco (particularmente en un mundo relativamente de bien o mal) el llamar a un grupo de personas enteras “bien” y agrupar a un grupo entero de personas en la categoría de “mal”. Pero en cierto sentido eso es lo que está sucediendo aquí. Este uso particular de la palabra “justos” (que significa lo que es correcto) también se extiende al concepto de que la Tierra Prometida está actualmente habitada por cananeos que en el plan de Dios no pertenecen allí; más bien, Israel pertenece allí. Así que no se necesita ninguna disculpa para que el Señor haga bien lo que actualmente está mal al expulsar a los cananeos e instalar a Su pueblo.

Ahora, yo no quiero enfatizar esto (pero lo haré) para hacer un punto que ciertamente se aplica a la situación en el Medio Oriente hoy: lo que Dios estaba haciendo en la toma de Canaán por parte de Israel no era establecer a Israel como un pueblo que de alguna manera inherentemente estaba con el derecho de desposeer a otra gente que tuvo la mala suerte de nacer como un pueblo inherentemente en el mal. ¿Entiendes? Israel no eran “las personas correctas” y los cananeos eran ” las personas equivocadas” por su propia naturaleza o mérito. Israel no era “correcto” en sí mismo, y por lo tanto merecedor de tener esa tierra que estaba actualmente en manos de un pueblo que estaba “equivocado” en y por sí mismo. Esto ni siquiera era un problema de si Israel era justo o no; Este fue el Señor que obró su propia justicia para sus propios propósitos. En esencia, Israel no era más que el agente de la justicia divina de Dios para ser utilizado contra un grupo de personas que eligieron comportarse con maldad… el pueblo de Canaán. Israel fue imputado con la justicia de Dios; nada de eso era suyo propio.

Permítanme llevar esto un paso más allá; no existe ningún ser humano que nazca inherentemente justo. No hay una nación o una tribu o una familia en la que pueda nacer alguien que este inherentemente “en lo cierto”, versus otra persona o familia que haya nacido inherentemente “en el mal”. Los accidentes de nacimiento no son de interés para el Señor; uno no gana la lotería Celestial al nacer judío o al nacer como un estadounidense; pero perder al nacer un iraquí o un árabe. Usted ve, Israel no tenía rectitud inherente y tampoco los cristianos nacidos de nuevo. Como parte del Israel redimido, un hebreo fue simplemente elegido como el agente de Dios en el trabajo de su Tzedek, su justicia; no fue porque ese hebreo en particular tenía algún tipo especial de justicia que otros no la tenían. Como parte del cuerpo de los discípulos de Yeshua, tú y yo simplemente fuimos elegidos misteriosamente como agentes de Dios en el llevar a cabo su Tzedek, su justicia en la tierra.

Este es el dilema: ¿POR QUÉ Israel y POR QUÉ yo? ¿POR QUÉ Dios no eligió a los egipcios o a Osama Bin Laden? ¿POR QUÉ Dios eligió a Israel para ser Su pueblo redimido, y por qué Dios te eligió para ser parte de Sus redimidos de acuerdo con la fe en Yeshua y no con otros? No sé. La Biblia utiliza el término “elección” (y a menudo “llamado”) en ambos casos y eso mismo en sí mismo es un tema largo. Si la elección o el llamado es el término correcto (y probablemente lo es), el mismo indica la elección o la selección en contraposición al azar. No es por casualidad cósmica, o por el autonombramiento de Israel, que Israel se convirtió en el pueblo de Dios; por eso se les llama “el escogido de Dios” en la Sagrada Escritura. No es por casualidad cósmica, ni la auto designación, que cualquier ser humano, desde aproximadamente el 30 D.C., que puso su fe en Yeshua fue redimido; fue por decisión de Dios. ¿Cómo hace Él estas decisiones?; ¿Cuáles son sus criterios? No lo sabemos, pero esto es lo que sabemos: la selección no tiene NADA que ver con quiénes somos, dónde nacimos, si somos hombres o mujeres, el color de la piel, nuestro estatus social, ni tiene que ver con algún tipo de “rectitud” que nosotros poseemos naturalmente (algo genéticamente nacido) que otros no la obtuvieron.

Por lo tanto, según Pablo dice, así es como debemos mirar el misterio de nuestra elección a la salvación: 1 Corintios 1:26 Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; 28 y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; 29 para que nadie se jacte delante de Dios.

Él escoge gente débil, y gente que no lo es. Él escoge personas que son despreciadas y personas que no lo son. Él escoge gente sabia, y gente que no lo es. La elección es un misterio. No hay mérito involucrado, aparentemente ningún prerrequisito del que estemos conscientes, y como resultado debemos aceptar nuestra salvación con la más profunda humildad y tal vez con una buena ayuda de temor. Pablo no tenía idea de por qué Israel fue escogido (aparte de por el bien de los patriarcas, el cual es confuso incluso para los rabinos), o por qué Pablo mismo fue escogido, o quién será escogido. Pero elegidos somos y elegidos, permanecemos.

Dios escogió a Israel y sigue siendo escogido, y así será para siempre. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con las decisiones de Dios, pero esto no cambia nada.

Ahora, en cuanto al Oriente Medio: tal como lo fue para Moisés, Josué y los israelitas hace 3300 años atrás, no hay nada inherentemente “en lo cierto” sobre los judíos de hoy e inherentemente “en el mal” sobre los árabes de hoy. Son sólo gente. Sin embargo, hace mucho tiempo atrás el Señor hizo una elección; Israel fue escogido para ser apartado como siervos de Dios, e Israel debía poseer un territorio especial de tierra en el Medio Oriente para cumplir con los propósitos de Dios, y nadie más está autorizado a tener esa tierra. Israel (tan insensato y rígido como ellos son) sigue siendo una herramienta para castigar a las naciones inicuas que rodean a Israel. Y al mismo tiempo, esas naciones son la herramienta de Dios para apalear a Su pueblo, Israel, al arrepentimiento. Tres veces los hebreos fueron exiliados por imperios malvados que el Señor autorizó a ser sus agentes para disciplinar a su pueblo. Pero ese tiempo ha pasado y está muy claro en las escrituras que la ÚLTIMA vez que el exilio será usado como castigo para Israel ocurrió hace 2000 años, a manos de los romanos.

En cambio, en nuestra era, los israelíes volverán a su propia tierra (la cual tienen) y ALLÍ serán atacados, ensangrentados, odiados y asesinados no sólo por sus vecinos inmediatos, sino también por cada nación en la tierra. No serán expulsados, pero serán diezmados. Sin embargo, antes de que sean aniquilados completamente el Mesías de Israel regresará, el remanente sobreviviente de Israel será salvado, y el Mesías Yeshua conducirá una guerra de aniquilación completa contra todas las naciones inicuas de la tierra y esta vez los elegidos de Dios serán los agentes para sembrar el caos sobre los malvados. Yeshua nuestro Mesías guiará esta Guerra Santa y pondrá fin a todas las guerras en Armagedón.

Por lo tanto, hay una cosa y una sola cosa en la que Israel puede afirmarse como su pretensión de ser el pueblo especialmente escogido de Dios y de la tierra; el mismo fue la decisión soberana de Dios. Ellos nunca se lo ganaron, pero también nunca se les requirió ganarlo. Ciertamente ellos no lo merecen más ahora de lo que hicieron hace 3000 años atrás; pero ellos no estaban obligados a merecerlo. Todo lo que ellos están obligados a hacer es ser obedientes. No importa, Dios está “en lo cierto” para tomar la decisión divina de que Él quiere a Israel allí y que para que los árabes (o cualquier otra persona en lo que respecta) ocupen hasta un pie cuadrado de tierra designado para Israel es visto como “malo”. Dios está en el mismo proceso de hoy al igual que Moisés estuvo hace tanto tiempo atrás cuando Moisés le dijo a Israel que el Señor estaba a punto de reemplazar a las personas equivocadas con las personas correctas.

Nosotros vamos a detenernos aquí y volveremos a nuestro estudio de Deuteronomio capítulo 9 la próxima semana.

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